8 SPARTACIST capacidad de iucna combativa fue demostrada en forma dramática en la huelga de los mineros de mediados de 1989, no se ha hecho escuchar. La oposición en las fábricas contra os estragos del asalto capitalista podría entorpecer e impedir la rápida consolidación de la contrarrevolución.
El estalinismo soviético dio su último suspiro lastimoso.
Hasta el moment golpe, muchos de los obreros más avanzados ante se oponían a los planes de privatización a gran escala de Yeltsin y a las reformas de mercado de Gorbachov, tenían esperanzas en la llamada ala patriótica de línea dura de la burocracia. Ya no hay lugar para tales ilusiones.
El colapso del golpe y el ascenso de la contrarrevolución en la Unión Soviética apuntala, por el momento, el Nuevo Orden Mundial dominado militarmente por EE. UU. que Bush proclama. Tras su aniquilamiento de Irak, la triunfalista y vengativa clase dominante norteamericana amenaza con dirigir su furia, ya sin las trabas de la fuerza disuasiva de una poderosa URSS, contra infinidad de pueblos en todo el mundo. Cuba, en particular, está en la mira de Bush, y de 1917. Tanto durante las sangrientas purgas de los años 30 como en la infinidad de reformas de Jruschov y otros, este sistema basado en las mentiras y la represión contra la clase obrera no sólo estorbó el progreso ulterior hacia el socialismo sino que tapó todos los poros de la sociedad soviética. Después de décadas de autosacrificio extraído del proletariado en nombre de la construcción del socialismo en un solo país. la perestroika de Gorbachov fue el último intento desesperado de la burocracia estalinista por conservar su posición mediante la adopción de medidas capitalistas. Pero, igual que las exhortaciones de Nikolai Bujarin a los campesinos ricos (kulaks) a finales de los años 20, de enriquecéos. la perestroika azuzó las fuerzas de la restauración capitalista que ahora han dado fruto con el contragolpe de Yeltsin.
Boris Yeltsin no es un occidentalizador es un ultrachauvinista ruso que se propone vender la Unión Soviética al Occidente. Tiene conexiones con una organización racista de extrema derecha en EE. UU. llamada Free Congress Foundation (Fundación por un Congreso Libre cuyos operativos en Europa Oriental incluyen a notorios colaboradores de los Nazis) que se adjudica el mérito de haber entrenado a él y a su personal sobre cómo adueñarse del poder. Las leyes que impone están siendo diseñadas por asesores enviados por el gobierno estadounidense. Una de las primeras acciones de Yeltsin como jefe del partido en Moscú a mediados de los años 80 fue legitimar a los fascistas antisemitas de Pamyat cuando éstos salieron de sus guaridas. Yeltsin promete a los trabajadores que el mercado libre les traerá prosperidad, pero en realidad éste resultará en la eliminación de lo que todo obrero soviético hasta hace poco consideraba un derecho: trabajo estable, atención médica gratuita, educación para sus hijos todas conquistas hasadas en la cconomía colectivizada.
La disyuntiva que siempre ha confrontado el estado obrero burocráticamente degenerada de la URSS ha sido: o contrarrevolución o trotskismo. Ahora el estalinismo está muerto. La clave para frustrar los sangrientos planes de Bush, Yeltsin y sus compinches contrarrevolucionarios es el forjarniento temprano de un núcleo trotskista en la Unión Soviética mediante el reagrupamiento de aquellos elementos en el movimiento obrero, el ejército y en todos los niveles de la sociedad que quieren luchar por el programa de Octubre.
El fiasco del golpe pro perestroika Cuando la muchedumbre de yuppies (profesionales jóvenes. estudiantes y nacionalistas rusos de varios tintes, incluyendo a fascistas y curas, se congregó en las afueras del parlamento ruso la Casa Blanca de Yeltsin al inicio del golpe, un llamado a los obreros de Moscú para que barrieran esta chusma contrarrevolucionaria estaba al orden del día. Pero los golpistas no solamente no movilizaron a los obreros, sino que ordenaron a todo el mundo que permanecieran en sus casas y en sus trabajos. La clase obrera así lo hizo, y la convocatoria de Yeltsin a una huelga de protesta no dio resultado. Pero los cooperativistas (comerciantes avariciosos) partidarios de la libre empresa y los autoproclamados demócratas pequeñoburgueses iņtoxicados por el olor de los dólares y los marcos alemanes salieron en tropel a las calles. el impotente Comité de Estado de Emergencia (GKCHP) no hizo nada. Todo obrero soviético con conciencia de clase que comprendía la necesidad Der Spiegel ¿El retorno dei zar? Los reaccionarios rusos apoyan al pretendiente Romanov (izquierda) aquí recibido por el patriarca ortodoxo Aleksy II.
su defensa es hoy más que nunca un deber de todos aquellos que se oponen al imperialismo yanqui.
Desde que Stalin usurpó burocráticamente el poder en 1924, León Trotsky y la Oposición de Izquierda emprendieron una lucha sin cuartel por el programa internacionalista de la Revolución Bolchevique. Bajo los golpes mortales del terror y la calumnia estalinistas, los trotskistas perseveraron como los mejores y únicos defensores consecuentes de las conquistas revolucionarias aún vigentes. Hoy la Liga Comunista Internacional (Cuartainternacionalista) continúa esta lucha.
El estalinismo fue el dominio político de una casta burocrática parasitariamente encaramada sobre las formas de propiedad proletarias creadas por la Revolución de Octubre