MARZO DE 1992 17 parlantes de ninguna manera carecen de fuerza contra el intento de los nuevos regímenes por despojarlos de su ciudadanía y echarlos de sus hogares. La formación de verdaderos soviets obreros en Riza y Tallinn podría dar a los nacionalistas pequeñoburgueses bálticos una lección muy necesaria sobre democracia.
Planeta Planeta Líderes de la Revolución Bolchevique. Arriba: Yakov Sverdlov, primer presidente de la república soviética; Feliks Dzerzhinsky, fundador de la Cheka. Abajo: Stepan Shaumyan, jefe del soviet de Bakú, 1918; Christian Rakovsky, primer presidente de la Ucrania soviética.
Colaboradores de los Nazis y títeres de los imperiaiistas El pasado de independencia y democracia burguesas que los diversos nacionalistas de la Unión Soviética veneran hoy es un pasado de subyugación imperialista, fascismo y dictadura bonapartista. La noticia de que la democrática Lituania está rehabilitando a miles de colaboradores de los Nazis sentenciados en tribunales soviéticos por crímenes de guerra, provocó un escándalo internacional.
El sionista anticomunista Elie Weisel declara, Que ésta sea una de las primeras medidas de una Lituania independiente es algo que ninguna persona digna puede entender o aceptar. Qué esperaba? La Lituania de la entreguerra estaba bajo el dominio de un régimen de Terror Blanco que perseguía a comunistas y oprimía a judíos, polacos, rusos y otras minorías. Los nacionalistas lituanos procapitalistas del Sajudis se enorgullecen de este pasado, y no sorprende que entre ellos abunden los fascistas declarados.
En la ciudad ucraniana occidental de Lvov hubo recientemente una marcha de partisanos antisoviéticos de la Segunda Guerra Mundial ataviados con uniformes e insignias de batalla. Ser un partisano antisoviético en la Segunda Guerra Mundial era ser, en pocas palabras, un Nazi o un colaborador de los Nazis. La más importante de estas agrupaciones, la Unión de Nacionalistas Ucranianos (OUN) de Stepan Bandera, fue nctoria por sus masacres de judios, polacos y comunistas en Ucrania occidental.
Mucho antes de que Hitler lanzara su Operación Barbarossa, la OUN preparaba afanosamente para los Nazis listas de intelectuales judícs y polacos para que fueran asesinados tan pronto como Lvov cayera en sus manos (Reuben Ainsztein, Jewish Resistance in Nazi Occupied Eastern Europe (1974. Paralelamente y subordinada a la guerra entre el Ejército Rojo y la Alemania nazi, en Ucrania se desarrolló una guerra civil entre nacionalistas ucranianos anticomunistas por un lado y judíos y partisanos rojos por el otro.
Los colaboradores ucranianos y bálticos del III Reich no eran sino la continuación de las fuerzas nacionalistas respaldadas por los imperialistas que pelearon contra los bolcheviques en la Guerra Civil de 1918 21. El imperialismo alemán presidió el nacimiento de una Ucrania indepen. diente. y se unió al imperialismo británico para autodeterminar los estados bálticos y Georgia. Mientras las masas campesinas de Estonia y Latvia acudían a la bandera roja del bolchevismo en 1917 siendo los rifleros letones uno de los baluartes del joven régimen soviético la burguesía y los terratenientes, que habían sido previamente fuerte base de apoyo de los Romanov, tomaron el camino del separatismo como medio de combatir la revolución.
La situación en Transcaucasia era todavía más impresionante. En Bakú en 1918, el bolchevique armenio Stepan Shaumyan formó un gobierno soviético basado primordialmente en los trabajadores petroleros azeris y rúsos.
Shaumyan y sus camaradas fueron subsecuentemente asesinados por las fuerzas nacionalistas siguiendo órdenes de Novosti Novosti la tercera parte de la población de Moldavia que es rusa, ucraniana o gaugaz (de habla túrquica. ni a muchos de etnia rumana.
Como respuesta, las minorías no rumanas han declarado una República Socialista del Dniéster independiente, donde las estatuas de Lenin aún siguen de pie, y han realizado combativas protestas incluso paralizando trenespara: exigir la liberación de su presidente arrestado por las autoridades de Moldavia. Deseamos permanecer en la Unión Soviética, dijo una anciana ucraniana que participaba en una manifestación (New York Times, de septiembre de 1991. El gobierno letón está debatiendo si siquiera debe otorgar derechos de ciudadanía, ni qué decir de igualdad linguística, al 48 por ciento de la población de Latvia compuesta de rusos, ucranianos, bielorrusos y otras nacionalidades no bálticas. Esto no es solamente una cuestión de opresión nacional sino de clase, porque los obreros rusoparlantes constituyen la abrumadora mayoría del proletariado industrial en Latvia y también en Estonia. Estos obreros ruso