MAYO DE 1990 que nunca que Trotsky tuvo razón: o la clase obrera soviética barre a la burocracia parásita mediante una revolución política proletaria, abriendo con ello el camino al socialismo a escala mundial, o las conquistas de la Revolución de Octubre de 1917 serán destruidas por una contrarrevolución sangrienta y la URSS desmembrada por el imperialismo occidental y japonés.
Reforjar el partido leninista destruido por Stalin Leyendo la prensa burguesa occidental sobre el reciente pleno del PCUS, se pensaría que Lenin personalmente hubiera introducido el Artículo 6, especificando la fuerza dirigente del Partido Comunista, en la constitución soviética. Deshaciendo el legado de Lenin, declara Time. La vida sin Lenin afirma Newsweek. Abandono de Lenin, dice Süddeutsche Zeitung. En realidad el notorio Artículo burocracia estalinista. El primer ministro Nikolai Ryzhkov declaró lo obvio diciendo que ya es tarde para preguntar si necesitamos un sistema multipartidista o no. En realidad ya existe (Washington Post, de febrero. Los Frentes Populares en las repúblicas bálticas y en Caucasia originalmente formados por iniciativa de Gorbachov han caído bajo la dirección de nacionalistas anticomunistas endurecidos. Los aparatos estalinistas en esas regiones (así como en la república rumanoparlante de Moldavia) se han pasado al campo nacionalista, desafiando públicamente a Moscú para acumular un vulgar apoyo popular. El núcleo central ruso de la oligarquía del Kremlin se ha quebrado en fracciones encarnizadamente hostiles.
Un editorial en Moscow News, el órgano principal de la intelectualidad gorbachovista, afirmó que Ligachov defiende los elementos más malsanos en el socialismo. Acompañando el editorial había una fotografía de Ligachov ejecutando un saludo tipo Nazi. Moscow News jamás representaría a George Bush o a Helmut Kohl de esa manera. En el mitin organizado por Plataforma Democrática antes del pleno, un cartel declaraba: Ligachov es las esposas en las manos de Gorbachov, la soga en torno al cuello de la democracia.
Sin embargo, los conservadores no fueron en absoluto intimidados. Por el contrario, atacaron más resueltamente que nunca a Gorbachov. Especialmente mordaces fueron los comentarios del embajador de Moscú en Polonia, Vladimir Brovikov, quien atacó al presidente soviético por ser más popular en las capitales de la OTAN que entre su propio pueblo: Es por esta razón, aparentemente, que para nuestra dirigencia es más agradable encontrarse con muchedumbres sonrientes en las capitales del Occidente que con sus propios compatriotas desalentados que podrían, de acuerdo con las leyes de la glasnost, expresar algo desagradable (New York Times, de febrero. El mismo Ligachov sacó provecho del profundo temor entre las masas y funcionarios soviéticos ante un reunificado imperialismo alemán. Se ganó fuertes aplausos cuando advirtió: Sería increíblemente miope y un error si no vieramos a una Alemania con un enorme potencial económico y político perfilarse amenazadoramente en el horizonte internacional. Yo creo que es hora de reconocer este nuevo peligro.
Gorbachov está acostumbrado a los mordaces comentarios de Ligachov y sus amigos. Sin embargo, hay claros indicios de que el alto mando militar está como mínimo descontento, por la descomposición de la disciplina social, la erosión del patriotismo soviético y la claudicación aparentemente ilimitada ante las potencias de la OTAN. Inmediatamente después del pleno, el jefe del estado mayor de las fuerzas armadas, el general Mijail Moiseyev, dijo al periódico de las FF. AA.
Estrella Roja que el nuevo programa del partido daba poca importancia al ejército y hace caso omiso de los problemas de la evasión del servicio militar, la deserción por soldados de las minorías étnicas y el recorte del cuerpo de oficiales profesionales debido a la reducción de tropas en Europa Oriental.
Por el momento Gorbachov se las ha arreglado para realzar su autoridad equilibrándose entre los reformadores radicales y los apparatchiks conservadores, explotando a la vez el muy difundido anhelo por un gobierno más fuerte y eficaz. Pero Gorbachov, a pesar de sus astutas maniobras, no puede controlar las fuerzas elementales desatadas por la desintegración del dominio estalinista. Hoy está más claro Ogonyok Dirigente de Pamyat es saludado al estilo Nazi por sus seguidores fascistas rusos. iObreros soviéticos deben actuar para aplastar a Pamyat! fue introducido en la constitución soviética seis décadas después de la Revolución Bolchevique, en la era del estalinismo senil. Fue hecho durante los últimos años de Brejnev en 1977.
En octubre de 1917 los Bolcheviques ganaron una mayoría decisiva en el Congreso de los Soviets de Diputados Obreros y Soldados de Toda Rusia, la organización revolucionaria democrática de las masas. Fue en ese momento que los reformistas mencheviques y el ala derecha de los socialrevolucionarios (eseristas) populistas abandonaron los soviets e inmediatamente se embarcaron en provocaciones contrarrevolucionarias. Durante la Guerra Civil de 1918 21, los mencheviques y eseristas hicieron causa común con generales blancos (zaristas) y las fuerzas expedicionarias imperialistas. Al mismo tiempo, mencheviques, eseristas y anarquistas revolucionarios se pasaron al campo de los bolcheviques.
Así, los Bolcheviques emergieron victoriosos de la Guerra Civil como el único partido capaz de mantener el poder