MAYO DE 1990 29 Wohl Sygma Hermanos de Reagan a la obra: terrorista contra degüella a simpatizante sandinista.
hostigarlo. Entretanto, el régimen de Gorbachov en la Unión Soviética cortó recientemente la ayuda militar y ha estado interrumpiendo intermitentemente el suministro de petróleo (recordando el comportamiento de Stalin en la Guerra Civil española) para congraciarse con Washington, ayudando a presionar al FSLN hacia la derecha.
La fatiga de guerra, la destrucción por la agresión norteamericana, la crisis económica general de Latinoamérica, y el obsceno financiamiento norteamericano de la oposición. causaron efectivamente grandes estragos, y esto explica en parte la ava lladora victoria de Chamorro sobre Ortega en las urnas por un margen de 15 puntos, en contraste con las elecciones de 1984 en las cuales Ortega ganó con el 67 por ciento de los votos. Pero es imposible entender la actual situación en Nicaragua sin examinar cómo el propio programa de los sandinistas preparó el camino a la reacción.
El seudotrotskista Secretariado Unificado de la Cuarta Internacional de Ernest Mandel, guías turísticos profesionales en el mundo de fantasía del oportunismo, proclama, en palabras de uno de la miríada de sus grupos simpatizantes en EE. UU. la Fourth Internationalist Tendency, que el FSLN ha dirigido una revolución proletaria estableciendo el dominio político de las masas trabajadoras del país (Bulletin in Defense of Marxism, diciembre de 1989. La realidad es que el régimen sandinista era un gobierno pequeñoburgués que buscó un equilibrio bonapartista sobre las clases sociales en conflicto, y que en años recientes ha colocado cada vez más la carga de la devastación económica sobre los hombros de los trabajadores.
Justificando su política orientada al mercado, Ortega se jactó de que el FSLN ha practicado una forma de perestroika de economía mixta desde mucho antes de que Gorbachov apareciera en escena. Más pertinente es que los sandinistas hace años que han proclamado que su modelo no era la URSS (ni siquiera la de Gorbachov, mucho menos la de Lenin. ni la Cuba de Castro, sino que más bien admiraban el modelo mexicano del régimen nacionalista que habla de independencia mientras refuerza la propiedad capitalista y coexiste con Washington sobre las espaldas de los trabajadores.
El 60 por ciento de las tierras de cultivo siguieron en manos no del estado ni de cooperativas sino privadas, y los capitalistas continuaron siendo propietarios de aproximadamente dos terceras partes de la industria. En 1987, el FSLN decretó un brutal tratamiento de shock, apodado cirugía a corazón abierto sin anestesia. despidiendo a decenas de miles de trabajadores del estado, eliminando casi todos los subsidios a los alimentos, aboliendo la atención hospitalaria gratuita y la distribución gratuita de medicinas. Al mismo tiempo, el 65 por ciento de los fondos disponibles del gobierno se utilizaron para subsidiar al sector agroexportador privado. El director de la campaña de Chamorro, Antonio Lacayo, fue uno de los beneficiarios de una sociedad de economía mixta con el régimen sandinista, el cual estableció una joint venture (empresa conjunta) con él para producir aceite de palma africana en el río San Juan (El Día, 24 de febrero. La inflación se redujo del 25. 000 por ciento en 1988 a apenas un 800 por ciento mediante el recorte despiadado de la demanda. El consumo global descendió en un 70 por ciento. El poder adquisitivo de los trabajadores se desplomó hasta un increíble por ciento de lo que había sido en 1980, de acuerdo al periódico prosandinista Envío (marzo de 1989. Un médico dijo al Village Voice (25 de julio de 1989. Nuestros salarios son como períodos menstruales.
Llegan una vez al mes y duran unos cuantos días. El desempleo golpeó por lo menos a una cuarta parte de la fuerza laboral urbana activa. El resultado fue el hambre generalizada. La mortalidad infantil aumentó vergonzosamente al grado de superar los niveles de El Salvador y Guatemala.
Sin embargo los sandinistas trataron de sofocar las protestas obreras, inclusive por medio de la represión abierta, calificando todas las huelgas de contrarrevolucionarias. Me duele decirlo, pero yo ya no creo que esta es la revolución por la que peleamos, dijo un simpatizante sandinista, hablando a nombre de muchos, poco antes del décimo aniversario de la revolución (Village Voice, 25 de julio de 1989. Bajo estas condiciones de empobrecimiento masivo, los modestos privilegios de los dirigentes sandinistas no eran bien vistos. Un funcionario del FSLN declaró al New York Times (1º de marzo. Toda la gente de arriba se hizo de una casa, automóvil, privilegios de compra en la tienda del dólar, agua y electricidad gratuitas. El pueblo lo sabía y lo resentía porque el pueblo estaba sufriendo y no tiene nada. Entrevistas a hombres en la calle en la prensa burguesa han destacado comentarios en el sentido de que en Nicaragua se votó con el estómago. Con Chamorro ofreciendo la zanahoria de los dólares norteamericanos mientras Bush blandía el gran garrote del embargo, mucha gente hambrienta pensó que un triunfo de la UNO significaría que ahora comeremos carne.
Estas expectativas son socialmente explosivas. Como declaró la líder sindical sandinista Berenicia Sanders: Los trabajadores exigiremos reajustes salariales y si no responden paralizaremos la producción (New York Times, de marzo. El dominio del dólar yanqui significa hambre y represión para los pobres, mientras los ricos utilizarán cualquier ayuda que venga de Washington para enriquecerse más. Entretanto, el congreso norteamericano no parece estar muy ansioso por mandar dólares a Nicaragua,