Fidel CastroHitlerStalinStalinismURSS

MARZO DE 1992 57 Valdez White House Bush (centro) a bordo de una lancha rápida de la policía anti narcóticos. La guerra contra las drogas es la fachada más reciente de la agresión imperialista yanqui en América Latina.
el comercio se reducía al trueque de mercancías, los cubanos tenían excedentes de azúcar, los angoleños tenían marfil. según el fiscal, la suma total que se depositó en la cuenta panameña (que Ochoa negó que fuera personal) ascendía a unos miserables 46 mil dólares. En respuesta a las acusaciones de haber hurtado a los nicaragüenses 160 mil dólares destinados a la compra de lanzagranadas, Ochoa contestó que no las pudo conseguir y que a cambio había enviado mil granadas, con un costo igual o aún mayor. los nicaragüenses no se quejabur. En cuanto a los cargos de codicia y corrupción, Ochoa dijo al tribunal militar, los que me conocen y saben como yo vivo, saben que yo nunca he sido egoísta, ni que tengo nada. nadie lo contradijo.
Las acusaciones de comerciar en el mercado negro no son nada más que una fachada, como lo demuestra el discurso de Fidel Castro del de julio ante el Consejo de Estado.
Empieza su diatriba lanzando un extenso ataque a Ochoa (imás de 500 palabras. sobre desacuerdos que tuvieron en iorno a la política militar en Angola. Pero a Ochoa no se le acusó de nada en relación a estas disputas. En qué consistían los desacuerdos? Castro ha culpado a los soviéticos de hacer que el ejército angoleño se extendiera demasiado en el sur, haciéndolo vulnerable a un devastador contraataque sudafricano. De acuerdo a sus comentarios, le parecía que Ochoa estaba del lado de los soviéticos. Quién tenía razón? Solamente conocemos la versión de Castro. Las fuerzas cubanas sí ganaron a la larga una importante victoria en el sur de Angola, derrotando a las fuerzas sudafricanas en Cuito y haciéndolas luego retroceder a la frontera con Namibia. los despachos de Castro hacen claro que él mismo dirigió la campaña militar desde La Habana.
Pero eso mismo dice mucho sobre el régimen de Castro.
El comandante en jefe dictaba instrucciones al campo de batalla, hasta en sus más mínimos detalles, desde una distancia de mil kilómetros. Esta es la manera en que Stalin y Hitler dirigían sus ejércitos, y en ocasiones acertaban. En Africa del Norte Rommel suplicaba una y otra vez a Berlín que enviara más combustible para poder perseguir a los ingleses hasta El Cairo, pero Hitler pudo ver que no obstante las proezas del brillante general, esta era esencialmente una acción dilatoria y de hostigamiento. Mediante el terror bruto, Stalin logró impaitir tenacidad a muchos comandantes locales cuando el Ejército Rojo resistía contra fuerzas tremendamente superiores. Pero eso sólo fue después de haber llevado a la Unión Soviética al borde de la derrota: su desplome después del ataque relámpago del Wehrmacht en junio de 1941, su criminal confianza en el pacto con Hitier, y su purga sangrienta del estado mayor soviético, ie costó millones de vidus a la URSS.
Fvidentemente, el verdadero crimen de Ochoa fue replicar a El Jefe y a su superior inmediato, Raúl Castro. Ante ei tribunal militar de honor, Raúl acusó absurdamente a Ochoa de ser un bromista, afirmando que era difícil discernir su verdadero pensamiento de las constantes bromas. Según la periodista norteamericana Julia Preston, en un discurso televisado el general Castro afirmó que gente se queja contra el comandante en jefe. como nunca antes y que Ochoa se quejaba de malas decisiones hechas en la guerra en Angola. The Trial that Shook Cuba, New York Review of Books, de diciembre de 1989. Por su parte Ochoa confesó al Tribunal de Honor. Uno) empieza desde gruñir cuando le dan una orden hasta terminar pensando que todo lo que viene del mando superior está mal ordenado. por ese camino uno se hace de un pensar independiente y llega a creer que uno es el que tiene la razón.
De modo que el general era culpable de. un pensar independiente.
Fidel Castro declaró al Consejo de Estado que cuando se cumplen misiones internacionalistas, es imposible e inconcebible delegar en cualquier jefe militar, por brillante y capaz que sea, la facultad de tomar decisiones estratégicas. y, en muchas ocasiones, la facultad de tomar importantes decisiones tácticas. Estos poderes sólo competen a la dirección del partido (Fidel) y el alto mando de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (Raú. Con una visión tan megalémana de parte de los hermanos Castro, resulia fácil comprender cómo Ochoa eniró en dificultades con sus supcriores.
Ochoa, los Castro y la guerra contra las drogas ¿Y qué hay de las otras acusaciones contra Ochoa? En algunos casos se trataba simplemente de arruinar su reputación, sin fundamentación alguna, valiéndose de la mojigatería estalinista, tales como la mención de escándalos sexuales: los chismes callejeros incluían historias de intercambio de esposas; sexo con una joven de 13 años, hija de una amante; y de hacer arreglos para que bellezas cubanas viajaran a Angola como internacionalistas a prestar servicio a los soldados, informa Cuba Update (otoño de 1989. a pesar de mucha especulación en la prensa norteamericana procedente del ex general cubano Rafael del Pino, que huyó de Cuba en 1987 no ha aparecido ninguna evidencia que respalde las teorías según las cuales Ochoa era el líder de un ala pro Moscú del ejército que abogaba por reformas tipo perestroika, y que existía una lucha por el poder entre él y el Ministro de Defensa, Raúl Castro.
Pero la acusación de que el general Ochoa estaba inmiscuido con narcotraficantes y encubrió la existencia de una banda dedicada al contrabando de drogas que operaba desde dentro del Ministerio del Interior es ya otra cuestión, a decir verdad algo pestilente. Que existía tal banda, jefaturada por Tony de la Guardia, lo afirma no sólo Castro sino también