Strike

ABRIL DE 1988 35 Francene Keery 20. 000 muertos y cientos de edificios destruidos fue el saldo trágico del sismo. En la industria de la costura, la patronal rescato su maquinaria dejando a las obreras enterradas. A enarbolado demandas que van mas allá del simple tradeunionismo, declarando que tenemos que reconocernos como una fuerza revolucionaria que ha estado presente en la primera fila de las luchas.
Trabajando en la trampa mortal que es la Ciudad de México, están exigiendo que se les provea de agua potable en las fábricas, sanitarios que funcionen, y construcción de fábricas resistentes a los terremotos. Piden que la contratación de trabajadores se realice a través del sindicato, una escala móvil de salarios y jornada de 40 horas con pago de 56. Lo más característico ha sido su lucha contra la opresión de la mujer tanto en la fábrica como en la casa, demandando vivienda digna para los obreros, guarderías infantiles, comedores y lavanderías públicos, tiendas de consumo a precios populares, y el derecho a la maternidad libre y voluntaria.
Como era de esperarse, el sindicato y sus afiliados comenzaron a enfrentar una represión cada vez mayor por parte del gobierno. En la marcha del Primero de Mayo de 1986, donde las costureras desfilaban junto a otros sindicatos independientes, policías antimotines especiales impidieron que sus contingentes tomaran parte en la procesión de los sindicatos controlados por el estado. El Wall Street Journal (16 de enero de 1987) informó. En una fábrica de vestidos en la Ciudad de México el año pasado, por ejemplo, 18 hombres armados de la CTM se aparecieron el día de la votación sobre la sindicalización, blandieron sus pistolas y aterrorizaron a las mujeres para que votaran por un sindicato afiliado al PRI. En una fábrica de ropa interior para hombres, dos camiones cargados de matones llegaron la noche anterior a un voto de reconocimiento del sindicato, se subieron al techo, y apedrearon a las costureras votantes.
Hoy el 19 de Septiembre es todavía sumamente débil, con solamente 500 afiliados y 13 contratos firmados. Aunque el sindicato está ahora registrado oficialmente, los charros no han cesado sus intentos por cooptarlo o destruirlo. Ante todo, estas valientes militantes proletarias que se consideran la voz de las que murieron en el terremoto deben comprender que para luchar contra la explotación en los talleres y la opresión de la mujer es preciso luchar contra el sistema capitalista mismo.
Lucha de clases en la frontera Las 210 plantas maquiladoras en Ciudad Juárez emplean a más de 110. 000 trabajadores, de los cuales el 75 por ciento son mujeres. El pasado 21 de septiembre, los 600 hombres y mujeres que trabajan en la fábrica de ropa Vestamex entraron en huelga. En lugar de recurrir al complicado trámite legal del emplazamiento, notificando al gobierno de la intención de ir a la huelga, simplemente tomaron la planta. La policía rodeó la fábrica y la mantuvo sitiada por dos días. Los huelguistas amenazaron con prenderle fuego a la planta si la policía atacaba. Finalmente dejaron la fábrica cuando la empresa accedió a sus demandas de que se les otorgaran vales para el comedor y el autobús, y a someter la cuestión central el reconocimiento de su sindicato independiente al arbitraje. Luego, cuando la empresa despidió a 50 huelguistas combativos, varios de ellos se pusieron en huelga de hambre, durmiendo en los escalones de la catedral. fines de noviembre, la Junta de Conciliación y Arbitraje falló en contra del sindicato, alegando que ya existía un sindicato en Vestamex (una filial de la CTM de la cual nadie había oído, y que jamás había tenido una reunión o elección. Como escribió el semanario Ahora de Juárez (4 de diciembre de 1987. Fue una vez más la voz del Estado: no sindicatos independientes. menos en la industria maquiladora. Los Comités de Resistencia Obrera en Vestamex y en la vecina Camisas de Juárez realizaron plantones de protesta en Chihuahua, la capital del estado, y frente al Congreso de la Unión en la Ciudad de México. Después de dos meses de ardua lucha, los obreros de Vestamex afirmaron no nos daremos por vencidos, y prometieron seguir luchando políticamente.
La industria maquiladora ha estado hirviendo con el descontento obrero. Una reunión para organizar a los obreros de las maquilas se celebró en Chihuahua en agosto pasado, en la cual participaron obreros despedidos en la reciente huelga de la Ford en Hermosillo. La lucha de Vestamex ha sido en gran parte ignorada por los varios sindicatos independientes y la izquierda reformista. Los sindicatos de la costura norteamericanos (ACTWU y ILGWU) no han levantado ni un dedo para ayudar, promoviendo en su lugar el proteccionismo venenoso, acusando a los obreros mexicanos de robar empleos norteamericanos. Junto a STUNAM (el sindicato de los trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México) en la capital federal y un comité local de derechos humanos, el apoyo más notable ha provenido de la Unión de Trabajadores Agrícolas de la Frontera (UTAF) y el