y grupos revolucionarins. En otras palabras, por el surgimiento de las tendencias revolucionarias, la clase manifiesta el proceso de su desarrollo y de su vitalidad revolucionaria.
Segregadosen la clase los revolucionarios 12 son en vista de una función activa en lavida y en la suerte de la clase. Es evidente que la toma de consciencia necesaria no se opera de un solo golpe, no simultáneaments en todos los miembros de la clase.
Al igual que para todo otro cuerpo viviente, agištimos aquí igualmente a un proceso más o menos largo, constastemente favorecido o contrafiado por las condiciones generales en las cuales este proceso se desarrolla.
Nada es más aberrante que esta concepción según lacual los revolucionarios, es decir, los elemento que han llegado a una consciencia de clase más o menos grande no tienen otro pape 1, que el de ponerse de lado a medida de su formación y de mantener se en reserva como un cuerpo armado en la espera del día El rivolucionario no es solamente un producto, una resulta te de este proceso, es igualmente un factor activo. Es tanto una consecuencia como una condición de la lucha de clases. El revolucionarin no es revolucionario más que cuando está consciente de su función y que se ocupa de realizarla efectivamente. Además de ser un elemento qire participa lo más resueltamenta y lo más activamente en la lucha constante de la clase, tie ne como función esencial la de obrar para el desarrollo de la conciencia teórica de la clase y en la clase. No más que otras, esta función no es y no puede ser una. obra individual. Llamados a una ţarea necesaria a la clase, esta función sólo puede llevarse a cabo colectivamente y por ende de, una manera organizada, porque no hay consciencia real fuera de una práxis, es decir, independiente de una acción; y que no hay acción por menos eficaz que no esté organizada.
La organización política es pués la condición que hace posi ble el desarrollo de la función de los revolucionarios al mismo tiendo que es su obra conscientemente querida y realizada. Es por su naturaleza an hecho objetivo y subjetivo a la vez, una ne cesidad y una libertad indisolublemente ligadas. Por el hecho de la constatación evidente que las organizam ciones políticas (o partidos) han degenerado demasiado a menudo en el transcurso de la historia del movimiento obrero, empezando por hacerse independientes de la clase, imponiéndose después a ella para terminar volviéndose fuerza contra la clase obrera, al gunos sacan la conclusión que la organización política de los re volucionarios distinta de la organización genoral de laclase es por ella misma un fenómeno nocivo, Tan bién combaten encarnecida mente toda tendencia a la organización política, denunciándoles como dd perseguir tentativas de dominación burocrática sobrə la clase para sus interes propios, denunciando las intervenciones de estas organizaciones como de violar la clase yno están lejos de querer prohibir su existencia. Sin embargo, es más una reacción sentimental que una argumentación válida.
Primero que todo una constatación por más evidente que sea no es suficiente en sí y no demuestra nada. Hay que analizar y explicar un hecho para comprenderlo y sacar de él las conclusion nes que se imponen. La simple constataci ón tomada como argument to no llega más allá de la profunda filosofíadel pequeño tendero