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9 PAG. DE Cin: VSION 1:aec ars! 05 meses, el mundo capitalista no dejaba de can tar su gloria día tras día, se felicitaban y se congratulaban, a cual más, de sus logros económicos.
Estadistica en mano, devostraban que el capitalismo iba de pro greso en progreso: la producción iba aumentando de año en año y con ella un mejoramiento continuo del nivel de vida, del consumo, del bienestar general. No se hablaba más que de milagros. Milagro Italiano Milagro alemán etc. Cada gran país se sentía obligado a tener sú propio milagro. 20 años de milagros, de prosperidad. con unas pequeñas recesiones rapidamente suporadas. El desempleo reducido a un mínimo llovaba al capitalismo al más alegre de los op timismos, en cuanto a las perspectivas; un futuro encantador, lleno de felicidad, de paz y de armonía esperaba a la humanidad.
Los sabios economistas y políticos enterraban una vez más al marxismo y sus quiméricas teorías sobre las contradicciones inst perables del sistema econónico capitalista, las cuales deben inevitablemente llevar a este sistema al fracaso y plantean las necesida des de una revolución social.
Había si, una pequeña sombra en ese hermoso cuadro. Se sabía que una tercera parte de la población mundial padecía de hambre que decenas y decenas de miles de horabres morían cada año de hambre Pero esto, no debộa amrgarnos demasiado, ni impedirnos gozar de la vida. Los sabios denográficos han descubierto que la raiz del mal consistía en la taza demasiado elevada de la natalidad en los países sub desarrollados, y con gran ruido han proclamado el control de la natalidad. nonbre moderno de la charlatanesca teoría de Malthus, como un gran remedio al. mal y com si esto no bastara, el púdico y muy generoso Papa de Roma proponía una solución si plementaria: los países ricos deben venir en ayuda de los países pobres. Habían también las masacres que continuaban un poco por todas partes del mundo. Había la guerra do Viet Nain; pero todo el mundo de Jhonnson a Ho Chi Minh, de kossigin a DZ Gaulle estaban muy de acuerdo en la necesidad de terminar el conflicto lo más pronto posible y conjuga ban sus esfuerzos para sentar definitivemente la paz en el mundo. Prosperidad y Paz! El futuro del capitalismo parecía no solamente asegurado por largo tier:po, sin? alín más llena de las mó jores pronosas. Pero, de pronto el cielo tan sereno se carga de las mas negras nubes, como si la rano naléfica del espiritu. maligno se hubiera metid, toda se pone a girar al revés.
Inflación, devaluaciones, sobreprɔducción, desmplea, aumenta de los impuşstod, restricciones del consumo, medidas de austeridad, ariplificación de la guerra y nuevos conflictos. Todo anuncia la en trada de la sociedad en una fase de dificultades y la apertura de una crisis que va sacudiendo las bases de la economía mundial.
Nada nas divertido que oír hoy a los portavnces oficiales, a los gobernantes, a los políticos y cconnistas del capitalismo.
No queda ningún rastro de sus prédicas y perspectivas de ayer. Su: loc? optimismo se ha convertida en el mas nogro pesimismo. No se habla mas que del fin del período de las vecas gordas.
Un viento de pánico pla de capital en capital, y cada país enloquecido toma medidas para enfrentar la torrenta que empieza a despertar sobre el mundo capitalista.