26 REPERTORIO AMERICANO. El Modernismo fué criatura de una nueva edad en un mundo nuevo. Los últimos años del siglo diecinueve alumbraban ya las profundas transformaciones de ideas y de pasión que habrían de operarse en la adolescencia del siglo veinte. Se difun.
día por el mundo el divino descontento de las cosas existentes. Artes, Letras. Ciericias, Filosofía, Crítica, todo, a partir de 1875, experimentó un sacudimiento de re.
beldía y renovación. Habría podido decir.
se que una nueva sensibilidad se desarro.
llaba, pues que numerosos descubrimientos, invenciones y doctrinas aparecieron du.
rante ese período de veinticinco años.
Surgió entonces un Modernismo reli.
gioso afirmando la evolución del dogma. El Modernismo en ciencias, una vez descubierta la radiación de la materia, y enunciado el principio de la evolución, se dió a la tarea de renovar la concepción científica del universo. Nuevas ciencias despuntaron.
De modo semejante en la Literatura fué el Modernismo una renovación. Ella impli.
caba un estado de conciencia resultante de un combate interior entre la tradición aprendida y la clara concepción de otras posibilidades artísticas que la tradición inmediata excluía, pero que se justificaban en el fervor de las emociones artísticas a que daba nacimiento una sensibilidad ya exacerbada. La cual, por sí sola, dentro de la tradición, producía artistas del tipo de Gau.
tier, o del temperamento de Gutiérrez Ná.
jera, o de José Martí, o de José Asunción Silva.
El Modernismo hispano americano fué una liberación artística alcanzada por una superación de la visión interior sobre las limitativas formas heredadas, no tanto por que viniesen de un antiguo patrimonio como porque eran limitativas. En parte ej Modernismo fué una resurrección de formas arcaicas, dentro de las cuales se vació el contenido de una nueva conciencia de belleza, de un ritmo de emoción y de sentido que trascendía la música de la palabra. en la plena madurez del Modernismo el sentido, más o menos delicuescente y fugi.
tivo. parecía desvanecerse en la armonía de las cláusulas constitutivas de la composición. El Modernismo ha restaurado a la palabra la conciencia de su fuerza de emeción, independiente de todo sentido, por el hecho sólo de ser música, y, por tanto, ca.
paz de suscitar emoción.
En el Azul de Rubén asoma ya la sen.
sibilidad del Modernismo; en Prosas Profa nas surge la total sinfonía de la lengua co mo una incorporación extraña de Hermes por la sutil significancia y de Afrodita por la graciosa sensualidad de la música de la palabra. Marco, pues, la aparición de Pro.
sas Profanas una nueva etapa de arte lite.
rario, la más original, en el continente hispano americano Cuando en 1892 Rubén Darío pasó a España los jóvenes que habían de ser lo que se ha llamado la generación del 98 le recibieron bien, y cuando a causa de los de.
sastres que acabaron con el imperio colonial de España, esa generación volvió los ojos hacia su vida interior para sacar virtud de su dolor. su nueva sensibilidad halló un medio de expresión que era de la sustancia misma de su alma española. Desde ese ins.
tante Rubén Darío fué Poeta portaestandar.
te del mundo hispánico.
La vida del Poeta recibió una constante radiación de lo alto. Sin ella las caídas de su via crucis habrían sido mortales, porque bajo las apariencias de su serenidad olimpia a trechos sangraba su carne viva. En Rubén como en Poe las horas de arte y los instantes de ensueño se desposaban con las noches de terror o con los días que consa graba a Lieo. esa vida sensual y sensitiva. bañada de luz de antigüedad y de fragancias de nuestro tiempo es la que el Profesor Fay ha visto con amor y narrado con desusada simpatía y comprensión.
Era durante el verano. Poco trabajo, pu co dinero, casi ninguna diversión. Se mai.
tenía uno a la espera de algo; la imagina.
ción se excitaba escuchando anécdotas, epi sodios y escenas de la guerra grande. Ge.
neralmente quien refería aseguraba haber sido actor de lo que contaba. la gente le parecía contemplar la figura ecuestre de tal general, la osadía y temeridad de tal soldado anónimo introduciéndose de noche entre las fuerzas del enemigo o entre los camalotes para escalar algún barco. En el relato aparecían estrellas, ciénagas, lagar.
tos, disparos de armas de fuego y el sueño interrumpido para ir en busca del enemigo y sorprenderlo. Todo, todo ello se oía en los relatos de la guerra desde hacía 18 años.
Pero la realidad inmediata era muy dis.
tinta, invitaba al derrotismo; nadie se ha cía ilusiones y sólo se atendía meras ne cesidades materiales. Poco interesaba e)
lujo, la ambición, placeres, y figuración en sociedad o los negocios. La vida de la ciu dad terminaba con las últimas luces del día.
En suma, después de 18 años las cicatri.
ces de la guerra no se restañaban. Qué sucede? preguntó el señor del jaquet, creyéndose facultado para decidir, interrogar, aconsejar o intervenir entre la gente. Ninguno contestó, traían en peso el cuerpo de una pobre mujer del pueblo recogida por desvanecimiento de entre las patas de los animales. La sangre le volvió al rostro y ella misma sonrió al verse al lado de otra puestera que se llamaba Fe.
lipa. El tranvía anunciado por la corneta.
reanudó la marcha. Qué te pasó? le preguntó la amiga que tenía la piel también olivácea. Nada, un susto. Las penas replicó Felipa. Las penas te tienen así. Pero mientras Felipa conversaba, la convalesciente descubrió con gran suste que había extraviado las monedas para su pasaje. Recordó que en otra parte ocul taba dinero de su marido para determinada compra, pero su espíritu de respetr mantenido tradicionalmente hacia el espr so no le permitía gastarlo, como tampocr pedir prestado. Conservaba orgullo, sober bia y reticencia de la raza acentuado timamente con la reserva mental del des confiado que aparece en los malos tiempos La imagen del muerto, fijo en la memoria la guiaba; llevaba a cuestas su pesar; ha bía sido su última razón de amor en la vida y por eso caminaba por las calles de Asunción como una sonámbula. Qué puede esperar mi vida desde le desaparición de mi único hijo? confesaba en ese instante el anciano del jaquet a otro pasajero que por el acento no parecía ser de por aquí. Oiste? prorrumpió Felipa. Qué? Qué. Que también tiene un hijo muerto eu la guerra replicó Felipa en guarani Al oír esto, la dolorida olvidó su difa cultad en no poder abonar su pasaje y su irguio. Qué importa! Acaso es paragueyo? Ha brá muerto peleando en contra de mi hijo. Qué importa! al darse cuenta qu.
también podría haber sido quien disparo la bala mortal, una lágrima como una gota de plomo derretido sobre su corazón rodo.
Empezó a gimotear cubriéndose la cara mientras la amiga respetuosamente apar ba la mirada.
Se sentía cansada por los magullones ro. El texto que sigue lo dejó Brenes Mesén en castellano. El texto anterior, en inglés, lo ha traducido nuestro amigo y colaborador, el Prof. Acuña.
Northwestern University. Evanston, Illinois. 1936.
El patrón Colaboración de Arturo MEJIA NIETO (En Rep. Amer. Subió también él al estribo del tranvía hay que ayudarlos añadió.
tirado por una yegua y una mula; el arma No le parece? Volvió a preguntar.
tuste, sacudiéndose, se dirigía lentamente En la miseria es cuando somos her hacia la avenida Colón; allí descendía manos observó el desconocido. Habló lue con los pasajeros y ocupaba su lugar entr. go de la mañana calurosa y levantó final las puesteras divertidas ante su aire er mente su sombrero de copa con hidalguía. vejecido enfundado en un jaquet, con te manifestó que bajaría en la próxima para belfo caído y el rostro regordete.
da del tranvía. Mutuamente se cambiaror. Voy en busca de un caño de desagüe sus nombres, por más que el forastero co confesó esa vez el primer pasajero. Asi nocía de sobra, como todo el mundo en la me olvido de mi hijo con la construcciói. capital paraguaya, a su interlocutor y se de la casita. Es una distracción para tene. preparó a descender. Infortunadamente al ia mente ocupada y hacerme la ilusión de go ocurrió en ese instante porque abrupta que la habitará conmigo. Mandé a Cosme mente perdió el pie y cayó sobre el piso el peón a comprarlo al centro. Para estimu mientras el público se asió fuertemente larlo le regalé ayer dos billetes de 10 arts. con lo primero que encontró a mano, in dallitos, por cierto manchados con tinta de clusive la persona que se hallaba al lado. escribir, pero los signos perceptibles cor así evitar que el sacudón los tumbase con servaban su valor de circulante.
tra el suelo a todos. Aquellos que endert El pasajero reparó en los 18 años traus. zaron la vista hacia el frente, notaron que curridos desde la muerte del hijo, pues, es la mula, más respingona que la yegua, su to ocurría en 1888 y la guerra había te alzó encabritada ante algún impediment minado en el 70.
y la yegua reculaba. Nadie supo lo que su Vive esta humilde gente en la miseria cedía, más la ansiedad se reflejó en la dijo. La guerra nos ha empobrecido. miradas. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica