REPERTORIO AMERICANO 29 Son poemas y un cuento hondo, se restregó las manos por el pecho y recordó que esperaba de la vida: jun hijo!
Myrtala, la más profunda, se quedó callada y en amigable ofrecimiento le abrió las ventanas a aquella alma redonda.
Corrió a la victrola y puso una sinfonía.
la Quinta de Tchaikowsky. Cuán apropiada para una noche así!
Se sintió trivial, alegre. como si todo el peso de sus pensamientos hondos, se hubiese convertido en etéreo bailarín. Fué entonces que ella también quiso danzar, danzar como un rayito de luna y dar unas cuantas pataletas por el aire. Ah, qué hermosa era en verdad la vida!
Después, se rió Myrtala. Se rio de sus locuras, de todo lo que encerraba su cuaderno, de lo que pensaría de ella la vieja luna, pero ya la luna estaba durmiendo. Durmiendo como una niña pequeña.
Victoria URBANO de Victoria URBANO (En Rep. Amer. TARDE LLUVIOSA sin nunca acabar. Oh angustia de soledad ¡Cuán lluviosa está la tarde!
que hasta en el pensamiento Un ruido se oye en los ventanales yace y se acrecienta Al golpear las gotas sus claros cristales.
como una tormentosa En ellos apoyo mi frente necesidad de amar!
Que de fiebre arde, al sentir mis lágrimas brotar de repente, Setiembre 1948.
Pronuncio. Cuán lluviosa está la tarde!
INQUIETUD Allá, apoyada en los cristales de su ventana, Está una viejecita de cabeza cana. Sí, quiero vivir!
La miro contemplar con cara temblorosa Chupar la vida Las lágrimas que mojan su ventana, Hasta sus raíces presiento en sus labios. Cuán lluviosa. no dejar que ella cuán lluviosa está la tarde!
Me chupe a mí. Morir, quiera tal vez!
Setiembre 22, 1943.
Pero morir con toda La potencia de mi juventud TORMENTO En la plenitud De mi vejez.
Tormento de soledad Porque me da miedo perder que no se llena nunca.
El sabor que traerá mañana, Ansia inacabable Dejando yo de ser de ternura En hora muy temprana.
que es ya necesidad. miedo me da también, Delirio inmenso y palpable La firmeza de la muerte, de querer y ser querida.
Tan abstracta y tan palpable!
Angustia que es locura Tan inerte.
y tormento de mi vida. sobre todo, itan inevitable!
Soledad que me llena Porque no sé si tras el horizonte de rígido vacío, Donde acaba la vida y destila en mí la pena que habré de traspasar, de amoroso desvarío.
Existe otra vida Soledad que se convierte Con otro verde monte, en anemia del corazón Otro dulce cielo que ya presiente otro inquieto mar.
la agonía de mi ilusión. Oh enorme tormento Agosto 17. 1948.
que de mi alma se alimenta San Francisco, California.
Julio, 1950.
Pere Foix Jhrez JUÁREZ BAIXENCE Completa y documentada biografía dei denemérito de las Américas. En Costa Rica se vende en la Adm. de Rep. Amer. y en la Li.
brería Trejos Hnos. al precio de el ejemplar. Pida el exterior: dólar. Pídalo, acompañado de su importe, a Ediciones Iberoamericanas. Apartado Postal 1784. México Tres mujeres y la luna Quizás somos amigos de la noche, porque En ese momento, la luna reventó la red la noche es ciega. Pero cuando la luna como de nubes y como un pez de plata se dibujó en una catarata en su pupila atormentada, deja la oscuridad del cielo.
escapar un rayo de luz que nos delata, enton ces se arremolinan nuestros íntimos temores y volvemos a ser lo que no somos.
Reneé, la más vivida, la más gastada, la Así, precisamente, el cielo oscuro fué pomás solitaria de todas, salió de su cuarto. Las co a poco desnudándose en estrellas, mientras paredes la aprisionaban. Cuadraban macizaen un rincón perdido de la tierra, tres mujeres mente millares de pecados. Salió. Fué a coger solitarias se entregaban desplegadas a la noche.
el ascensor, pero se arrepintió en seguida. Sus piernas necesitaban ejercicio, sentir que aún Selma, la criatura más trivial, la más sim eran parte de su cuerpo. Subió las escaleras y los vientos encontrados de la azotea, trenzaron ple, la que menos sabía de la vida, sintióse lien desorden sus cabellos.
bre en su propia compañía. Nunca antes había experimentado tan loco sentimiento, pero El pez de plata, luchaba nuevamente con miró su cuarto con más cariño y arrimando un sillón a la ventana, contempló los negros telas redes, se escapaba, caía. y en eléctrico aleteo, su alaste brillo se hundió por fin entre jados de las casas vecinas con un desbordamien una fuerza opaca.
to icasi humano!
Renée, inmóvil. La oscuridad, el silencio El airecillo helado le erizó la piel y entony su miseria eran sus redes y la abogaban. Peces Selma enrollóse en las cortinas como lo hubiese hecho el más casero de los gatos. ro ella no se defendía. Iba a morir. un solo salto la terminaría para siempre. El pavimento así, abrazada a esas telas de Damasco, respiro la llamaba. Un solo salto y ni. ella misma se el olor de apolillados años y se puso a pensar vería su estela opaca. Se restregó las manos en la naturalidad de sus antojos. Tanto, tanpor la cara, por el pecho. qué esperaba de to pensó en ellos, que de pronto, los brazos la vida?
de damasco inquietamente la sofocaron. la confundieron. le revelaron. cuántas cosas! en eso, nació la luna libertada. Nació ¡Que era mujer y que estaba sola!
como una bolita de vidrio. Renée respiró muy Si necesita libros, nuevos o viejos de las Repúblicas Americanas, escríbanos solicitando catálogos y lista especiales.
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