REPERTORIO AMERICANO 227 SELECTA RORONIN SELECTA imparcialidad. El director habría de ense ñar todo lo que el tiempo le permitiese, su capacidad y la de sus discípulos, pero los objetos de preferencia habrían de ser: leer, escribir, los principios de religión, los de aritmética y geografía, juegos y recreaciones sanas y honestas.
Hay algunos puntos en este tratado del Libertador que merecen señalarse por sí solos: Apoyándose en Quintiliano 12, prefiere la escuela pública a la enseñanza privada, porque además de las ventajas que proporciona el roce y trato con gentes de distintos genios, aquí es donde se contraen las verdaderas amistades que duran para toda la vida. La ciencia del director o maestro no debe ser otra sino la formación del espíritu y corazón de la juventud. He aquí por qué el Gobierno debe elegir entre los que se dedican al magisterio, no un sabio, sino un hombre distinguido por su educación, por la pureza de sus costumbres, por la naturalidad de sus modales, abonándole además el ser jovial, accesible, dócil, franco, con mucho que imitar y poco que corregir. Culmina Bolívar con un pensamiento que, desafortunadamente, jamás se ha visto cumplido en las sociedades modernas: La Cerveza del Hogar EXQUISITA SUPERIOR Dr. García Carrillo CARDIOLOGIA (Radioscopía y Electrocardiografía. METABOLISMO, VENAS VARICOSAS.
Sus teléfonos: 1254 y 4328 El director (maestro) de una escue.
la, es decir, el hombre generoso y amante de la patria, que sacrificando su re.
poso y su libertad se consagra al penoso ejercicio de crearle ciudadanos al Estado que le defiendan, le ilustren, le santifiquen, le embellezcan y le engendren otros tan dignos como él, es, sin duda, benemérito de la patria: merece la veneración del pueblo y el apre.
cio del Gobierno. El debe alentarle y concederle distinciones honrosas.
tendía Bolívar que el sobrino concentrase en ias materias que se proponían para el desarrollo intelectual y moral del muchacho? Consta que el Libertador redactó un memorial intitulado: Método que se debe seguir en la educación de mi sobrino Fernando Bolívar donde se exponían terminantes indicaciones para el director del Colegio. Sintetizando, se decía: La educación de los niños debe ser siempre adecuada a su edad, inclinaciones, genio y temperamento. Teniendo el sobrino más de doce años, debería aplicarse a aprender los idiomas modernos, luego, los muertos; recomendabase el estudio de la geografía, cosmografía, y la historia, desde la moderna remontando por grados hasta llegar a los tiempos oscuros de la fábula; jamás era demasiado temprano para dedicarse a las cien.
cias exactas: cálculo diferencial e integral, geometría y álgebra; si el niño demostraba demasiada facilidad para retener sus lecciones de memoria, debería enseñársele todas aquellas materias que compelen a meditar, y viceversa; se recomendaba el estutudio de la estadística, mecánica y ciencia del ingeniero civil; la música era indispensable, así como el dibujo lineal, la astronomía, química, botánica, derecho romano, el baile, la moral en máximas religiosas y en la práctica, las buenas costumbres y el gusto por la sociedad culta donde el bello sexo ejerce su benéfica influencia y ese respeto a los hombres de edad, saber y posición social, que hace a la juventud encantadora, asociándola a las esperanzas del porvenir. 15.
Para diciembre de 1827 escribía cl Li.
bertador al sobrino: los gastos de escuela de Fernando. 17. Mas, a pesar de los loables propósitos de Bolívar, los estudios del sobrino tuvieron que ser descontinuados. En marzo de 1828 escribía el Libertador. Así expresaba Bolívar su sentir hacia el maestro, verdadero auxiliar del progreso económico, científico, intelectual y moral de los pueblos!
La devota atención que manifestaba el Libertador por la educación del individuo, hállase bien demostrada, en el ahincado anhelo que experimentaba porque los suyos se interesasen por los estudios. Muerto su hermano Juan Vicente en el naufragio del Bergantín Neri a su regreso de Norte América, Bolívar adoptó con esmerado cariño a los huérfanos sobrinos: Juan, Fernando y Felicia, singularizándose a Fernando para que fuera educado con la propiedad que le correspondía. Primeramente, no otro que el General Soublette fué el encargado de encaminar los estudios del jovencito Fernando. Hallándose éste más tarde en Filadelfia, y viendo su tío el aprovechamiento del sobrino, optó por aprobar la recomendación del Sr. Alderson de Maracay a que el muchacho se trasladara a la Universidad de Jefferson, a condición de que se siguiesen aquellas materias a que te sientas más inclinado. 13. Antes, sin embargo, el Libertador había escrito a su hermana María Antonia rogándole instase con los diri.
gentes en el Norte de la educación de Fernando, para que éste se dedicara a los estudios con sumo cuidado 14. Acaso pre. Contesto a tus dos apreciables car.
tas de Caracas, donde sé que has llegado, y en lo cual has hecho muy bien, no pudiendo ya mantenerte en los Estados Unidos. Haces muy bien en entretenerte con tus libros, y yo prefiero que sean españoles para que te perfecciones en el idioma; sobre todo te encargo que te ejercites en copiar el cas.
tellano a fin de que curses la letra y te perfecciones en la ortografía, pues mi deseo es que vengas a mi lado, a servirme en mi correspondencia. 18. efectivamente, Fernando se unió a su tío en Bogotá sirviéndole de secretario privado, cargo que a todas luces no se desempeñaba con el cuidado y esmero deseable.
Juzgamos por aquella posdata de Bolívar a Páez donde se advierte: Perdone algo de esta carta que está escrita por mi sobrino que no sabe españo. 19.
Repetimos: Bolívar concebía la misión educadora como una sublime imperativa que le correspondía al Estado y sus gobernantes, puesto que para mantener una estable integridad gubernativa, los pueblos necesitaban el apoyo de claras y honradas inteligencias. Reconocíase la urgencia de que los pueblos no careciesen del aliento necesario a una visión integral de la vida y sus valores. Optábase por hacer un marcado deslinde entre la educación y la ins me ha sido muy satisfactorio ver el interés que tomas en tus propios adelantamientos: haces muy bien; día llegará en que cojas abundantes frutos de tu aplicación. Puedes contar que cuidaré en cuanto sea posible tu educación y espero que sabrás corresponder a las esperanzas y el cariño de tu afmo. tío. 16.
Dedicábanse en efecto, 600 pesos, parte de las rentas del trapiche de Cirgua, para 15. Véase, Lecuna, Papeles de Bolívar, 2, 12. Véase, Quintiliano, Instituto Oratoria, Londres, 1920, Lib. I, Cap.
13. Cartas, 6, 166.
14. Ibid. 4, 302.
pp. 92 95.
16. Cartas, 7, pp. 100 101.
17. Ibid, 6, 248.
18. Ibid, 7, 186.
19. Ibid, 8, 135. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica