REPERTORIO AMERICANO 191 Si hubiese sido un soldado, habría que.
dado indultado explicó un veterano, recor.
dando los artículos de las ordenanzas aprendidos de memoria veinte años atrás Si no estira la pata en la ejecución, queda indultado.
Javier estaba asombrado inmóvil. Cuando vió que comenzaban a quitar el pellejo del cordero, tiró de la falda de su madre. Oye. por qué os daba lástima, ahora?
La madre le miró, estremecida todavía. Calla! Parece mentira que puedas decir estas cosas. No te daba lástima, a ti. Sí, pero más cuando le han clavado el cuchillo.
El estudiante quiere desquitarse de su fracaso como matarife y despelleja al ani.
mal con maña. Ha abierto un boquete pe.
queño en la punta de una pata y sopla por él, congestionado, granate el rostro mofle.
tudo, y la piel se va hinchando, las piernas se atiesan. El cordero parece cobrar nueva vida. Entonces corta la piel a lo largo Así se sacará intacta. Todo tiene su valor.
Se ha restablecido ya el ambiente de fiesta campestre. Mañana. La carretera sigue en su sitio.
El dueño de la casa da unas palmadas cariñosas en la paletilla de su hijo y Javier no sabe si envidiarlo. Mascando un tallo de hierba, mira dištraído hacia el cielo.
En un rincón, entre cuatro estrellas aburridas, la luna brilla cual una tajadera recién afilada.
México, 1951.
Partir, círculo vicioso que habían encontrado un auto despanzurrado por las bombas, abandonado. Vimos muchos cuajarones de sangre en los asientos y un sombrero de hombre con pelos pegados en el interior. en la badana. de esto pasó a hablar de lo absurdo que es llevar sombrero. De lo perjudicial que es para el cabello.
El marido, entre tanto, se había llevado aparte al dueño de la casa y, de espaldas al grupo, le alargó un cigarro. Javier, recogiendo ramitas de espliego con flores azu.
les, oyó como le advertía. No diga que se lo he dado yo. Me quedan muy pocos. Los encontré en el auto ese señalando con la cabeza a su mujer Yo no fumo, pero pensé que en mo.
mentos así siempre conviene poder obsequiar a.
De la carretera llegó el tumulto metálico de una caravana de camiones. Sólo se veía la polvareda, que luchaba con la luz en de cadencia y luego caía vencida, sobre los trigales ya rubios.
De repente se hizo el silencio.
Hasta los gañanes muy jóvenes que habían estado amontonando chamarasca para asar el cordero, irguiéronse, brazos en ja.
rras. Un chico con la cara llena de granos sujetaba al animal, panza arriba sobre ca.
ballete, mientras otro jayán le ataba las patas dos a dos.
Era un ternasco nervioso, blanco con man.
chas negras.
Javier estaba saturado de curiosidad. Co.
bijóse al lado de su madre y preguntó. Ahora van a matarle. Claro. Pero no mires. Es mi hijo anunció satisfecho el due.
ño, refiriéndose al jifero. se extendió prolijo, en elogios al muchacho. Estudiaba en el instituto, pero antes le hizo aprender las cosas del campo, que le dan el puchero.
Pusieron un balde debajo del cuello de!
cordero, para recoger la sangre. El estu.
diante agarró al animal por el morro, con una mano, y con la otra apuntó el cuchillo y lo hincó rápidamente, apoyando en el mango todo el peso de su cuerpo sudoroso.
La sangre empezó a salir y, de un gesto, el cuchillo bajó marcando un corte entre la lana. La sangre caía chapoteando en el balde. Una muchacha espigada y vestida de negro se acercó, llenó de sangre un vaso y lo bebió a pequeños sorbos precipitados y ruidosos ruidosos en el silencio que no quebraban los estremecimientos del corde.
ro. Es la tísica dijo alguien. contra luz, Javier veía un ligero vapor escaparse del vaso pegado a las fauces de la rapaza. Las sienes le batían, como si en sus venas hubiera entrado toda aquella san.
gre cálida, brillante, deslumbradora.
De repente, el cordero, en un estertor, se soltó y cayó al suelo.
Hubo un grito.
El matarife no se atrevió a tocar al animal. Este pataleó y casi se puso de pie, pero sus patas atadas no le sostenían. Volvió a caer en el charco de su propia sangre. ya no se movió más.
Hasta transcurrido un rato no lo recogieron. Pobrecito. chillaban las mujeres, enternecidas. Pobrecito. Cómo le hace sufrir, este bruto!
Algunas se taparon los ojos, de momen.
to, o se volvieron de espaldas. Es un recorte de La Vanguardia Española. Envío de la autora. Partir, dice el adagio, es morir un po Viajar es una de las formas de proyectarco. Un poco de muerte es un mucho de nos; tal vez una de las más provechosas y desgaste. Partir tiene, en efecto, tanto de seguramente una de las más bellas. Pero, desgaste como enriquecimiento. Al proyec. se argüirá, no viaja todo el que quiere. Lo tarnos hacia afuera se produce un vacío que sí ocurre es que no viaja todo el que general en nosotros; pero únicamente pro puede. Es incluso frecuente que los que en yectándonos nos es posible sentirnos pletó mejores condiciones materiales se encuen.
ricos de todo.
tran para verterse por los ámbitos del munPorque jamás poseemos verdaderamente do sean los más remolones y flojos para otra cosa que lo que damos, porque jamás ponerse en marcha, los más afectados de nos llevamos cosecha a nuestro espíritu que una oxidación del espíritu que hace que ca no haya sido semilla en nuestra sangre, dar da uno de sus movimientos sea tan cruel es tanto como sembrar y recolectar. Misé.
como los de un gotoso. Pero ¿hace falta rrimo aquel que tiene sus arcas intactas. el espíritu para trasladarse de un lugar a No hay indigencia mayor que la riqueza sin otro. habrá quien pregunte. Para traslacauce y sin corriente, que el bien sin direc darse, no, pero para viajar indudablemente ción al gran océano de la vida, donde todo sí. Qué viaje es viaje si se olvida el espíse pierde y donde todo se gana. El mundo ritu en casa? Es tanto como olvidarse el está abierto a lo que se extravierte, el mun pasaporte.
do se recibe por antenas y tentáculos que antes, por su misma receptividad, se ha Viajar no es tanto desplazarse de una entregado al mundo. Dar es recibir, no sótierra a otra como encaminarnos a lo que lo en buen estilo moral sino en buena lógillevamos dentro: la curiosidad, la inquietud, la avidez de un alma porosa a los paisajes, ca. Para que algo llegue a nosotros ¿conoce alguien otro procedimiento que el de ir a a las cosas, a los rostros nuevos. Viajar es un círculo vicioso, y sólo viaja el viajero.
lo que queremos que nos llegue? Esto es hallar, lo demás es localizar simplemente.
Yo conozco una dama gran viajera en su Hallar, la facultad de hallar, depende esjuventud, a quien las circunstancias han tricamente de nuestra facultad de proyecnegado ahora las grandes excursiones turístarnos. proyectar es una forma de aliticas. Pues bien, esta dama sigue viajando.
mentación a distancia, un buscar más lesin moverse de la ciudad donde reside. Su jos las substancias que hemos agotado a inquietud andariega la lleva de un lado a nuestro derredor por comodidad, o que no otro de la ciudad, hacia los barrios más ex hemos hallado por no existir o no haberlas tremos, hacia los lugares más infrecuentasabido encontrar junto a nosotros. Existe, dos y desconocidos para ella. los recorre aplicable a este punto, un pensamiento muy con el mismo ávido espíritu de entrega, con sutil de Hebbel. Dice así: Si un árbol, hasel mismo afán de descubrimiento y revelata en el terreno es malo, perece, es porque ción que si fuesen los más exóticos lugares no ha hincado sus raíces bastante hondas.
de la tierra. Este es el caso del viajero naToda la tierra es suya.
to, del viajero puro. Decidle a un viajero Toda la tierra es nuestra. Proyectarse de este tipo que viajar es difícil, complicaidealmente, o proyectarse de una manera do, costoso! Sea como sea, en una forma u material, es una disciplina de vida pero, otra, viajará siempre. El viaje está en él; está en su substancia física y en la carne como todas las disciplinas, está regida no solamente por nuestra voluntad, sino tamde su espíritu y se producen mutuamente, bién, y sobre todo por nuestra vocación.
en un acaecer recíproco.
Viajar es, pues, esencialmente, la aventura de perderse con la seguridad de volver.
STECHERT HAFNER, Inc.
se a encontrar. De volver a encontrarse a uno mismo y en el mismo ambiente, en el Books and Periodicals mismo mundo que dejó. Si partir es pro31 East 10th Str. New York 3, yectarse, el mayor placer de partir es el de Con esta Agencia puede Ud. contar con el regreso a lo familiar, en el conseguir una suscrición al mundo intacto de la recuperación. Es la ca.
sa cerrada que vuelve a abrirse, con la Repertorio Americano vieja vida, la vieja historia, el viejo ritmo del tiempo sin rotura de su continuidad Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica