146 REPERTORIO AMERICANO no beber un vino generoso, que alegra el corazón del hombre; es bueno que se cumpla en nosotros la ley de Dios: Sólo hay dos cosas malas, el exceso y la men.
tira (p. 40 41. te figurarás la desolación de mi casa. Por las noches, una enfermita, una herma.
na de la caridad que vela. y un pobre diablo que llora en silencio. Nunca pude imaginarme tamaña desgracia. Crei siempre que moriría yo antes que ella.
76. en la siguiente, del 30 de enero, sigue el maleficio sobre el alma del hombre sensible y tierno, y a la niña enferma se suma un hecho mínimo, mínimo, pero que pare.
ce parte del aquelarre: La niña se había levantado ya, pero hoy ha recaído ya y tiene 39. 10. Sea por Dios! Estoy tan de malas que en la es.
calera de mi casa me mataron a mi gato negro, mi magnifico angora, que Anita adoraba y que toda la noche en que es tuvo tendida se paseó alrededor del ataúd oliéndola y tratando de compren.
der aquella inmovilidad inusitada y aque.
lla frialdad horrible. En un momento de descuido, el único que hemos tenido en muchos años que hace que vive en casa, se salió, y uno de los proveedores, el lechero o el panadero, lo encontró acurrucado en un descanso. y lo mató de un palo. porque si. 77)
Invocación a Safo (Atención de la autora)
Fué como lo sabíamos; pero, además, como él quería ser. Nunca se ha hablado de la energía de Amado Nervo, y ha de hablarse. Me refiero a la que le correspondía, a la de escritor: llevó firmemente el timón en la mano, y recorrió los mares y fué al puerto de la muerte como quería. Su vida y su obra son, entre las de los escritores hispanoamericanos, de aquellas excepcionales en que se cumple el ansiado destino, venciendo las vacilaciones, dominando todos los obstáculos morales y materiales.
Quería escribir, y escribió; quería hacer una literatura de linfa clara, y la hizo. Recordaba yo al leer este epistolario una jus.
ta frase de la Antologia de Manuel Maples Arce: su pacífica gloria poética. La frase olvidada, perdida en las trastiendas de la Inemoria iba tomando contorno mientras seguía yo el epistolario de Nervo. al escribirla al margen del libro sentí que venía de fuera, que no era mía, que antes la había escrito alguien: busqué y encontré. La coincidencia de quien juzgaba sus versos con la de quien leía sus cartas íntimas consagra el juicio: paz, gloria, poesía.
Entre una serie de menudencias, alegres o dolorosas, salta en la página 75 el drama grande: No es la tragedia de la muerte de Anita una ficción, ni La amada inmóvil un libro fafullado por un sentimental y para sentimentales a secas, como alguna vez he oído decir por allí. No sacuden estas cartas menos que las mejores páginas del libro, sino más. No tengo éste a la vista, pero sí recuerdo que nunca me entusiasmó el pró.
logo. Otras cosas de dentro, sí; pero no el prólogo. Lo veía yo demasiado hecho, acaso hasta pensé en artificio como los antinervistas. Estas cartas nos dan la tragedia entera, pura, cierta, en su tremenda trivialidad diaria, convertida en gran hito de la vida para quien tenía un corazón. Desde allí se acaban los escarceos amatorios, y la religiosidad que Nervo traía desde la infancia se hace sólida y trascendental, y forma al espiritualista convencido. o casi convencido. En el casi estuvo su mayor torcedor interno, y es la fuente que más enriquece su poesía posterior.
Muy querido hermano: Me ha pasado la cosa más espantosa de mi vida: se ha muerto mi Anita. Después de vein.
tiún días de enfermedad en que yo ago.
nicé con ella, falleció el domingo de este mes, a las doce y cuarto de la tar.
de. Hacía casi once años que vivíamos juntos en la más perfecta comunión de almas. Su muerte es una brutal ampu.
tación de mi corazón. En cuanto me se.
rene un poco atenderé a tus encargos.
Te abraza fraternalmente, Amado.
Amor que mis sentidos atraviesa cruel hiere la rosa de mi nombre Es antiguo en tus venas en tu signo Safo por la pasión crucificada Safo como bandera por el viento Amor con alas con fatal desvelo Se prende a mi verdad alucinada Safo de la esperanza degollada Safo con aire vivo entre la muerte azul de hierba en medio de la boca Oh nube desolada por mi alma Llamándote con brisa delirante ¡Enciéndeme de paz el corazón. Sálvame para siempre de la sombra! Safo delicada lira pura Me da su resplandor su poesía Donde la flor con la esperanza ceden todo en lágrimas yace sin ventura Para morir de un ciego sentimiento Oh diosa de grandeza verdadera Dame por fin tu antorcha ya perezco El amor del amor rodea mi aliento gimo al tiempo clara y dulcemente Safo pradera en sangre templo aroma Me pierdo entre las tinieblas quebrantadas Vienen la soledad la nada el polvo quedo solitaria de infinito Vuelve a mi corazón tu fe llameante Que el amor es un mar atribulado Un cielo con relámpagos heridos Que el amor del amor mi pecho azota lo enciende atormenta y fortalece Safo del gran amor atormentado Del poema caído en pleno fuego Safo madona leve castigada Dame una flor de paz de mansedumbre Quiero morir amando para siempre El torrencial secreto del amor.
La carta es del 13 de enero de 1912. En la carta anterior (p. 74. del 28 de diciem.
obre, había ya el anuncio de la desgracia, sin presentimiento ni vaticinios negros, dicha al amigo sólo de paso: Yo también he pasado una Noche Buena, muy mala, y estos últimos días del año no pueden ser peores. Tengo a Ani.
ta con una fiebre gástrica que no cede, desde el 20 de éste, y me paso las no.
ches a su cabecera, con la angustia de ver el termómetro clínico. Tú sabrás lo que es esto, y si consideras que es mi único bien en la tierra, comprende.
rás mejor.
Es curioso que en este epistolario, que comienza el 24 de junio de 1900 y termina el 13 de noviembre de 1913, con cartas muy próximas las unas a las otras, haya un tramo ausente: de una carta del 30 de ju.
nio de 1901 se pasa a otra del de abril de 1911. Abreu Gómez recuerda en una nota de la página 76 que Amado Nervo conoció a Anita en París el 31 de agosto de 1901. Quiere decir que faltan todas las car.
tas que se refieren al encuentro con Ani.
ta, al comienzo de la pasión que se transformó en el matrimonio de almas que Nervo deseaba y no encontraba: en las cartas anteriores está mencionado su sueño de insatisfecho, de hombre tierno y solo. Es extraño que haya esa laguna en el epistolario. Es posible no he hablado con Ermilo Abreu Gómez ni con Luis Quintanilla hijo que se hayan perdido; es posible que Quintanilla y Abreu Gómez hayan preferido esperar más tiempo para dar todo el camino del gran amor de Nervo. no cabe duda de que, si existen, deben ser pu.
blicadas un día; allí estará también la lin.
fa cristalina de una grande pasión y una pura amistad que desafió y venció, más allá de la muerte, el encarnizado bisbisco y al mordisqueo despiadado del burocratismo y la diplomacia. No sólo con sentido romántico, ni sólo revolucionario, sino profundamente humano, aquel couple parfait queda como lección de moral verdadera.
Jean ARISTEGUIETA Caracas, Agosto de 1951 Con este cuaderno abrimos el año 32 del Rep. Amer.
De las cartas siguientes se desprende que Quintanilla que estaba en París lo invitó a dejar Madrid y pasar una temporada con él; pero Nervo no pudo ir porque en ese preciso momento el Ministro Béistegui renunció a su puesto, y el poeta tuvo que hacerse cargo de la Legación mexicana. En su carta del 20 de enero le dice al amigo: Colaboradores, suscritores y amigos de siempre: las manos juntas y prosigamos; una situación económica difícil atraviesa el Rep.
Amer.
Además, Margarita, la sobrinita, está enferma. Se contagio de Anita y hace tres días que la tenemos en cama. Ya El epistolario es muy valioso, además, para ver la época parisiense de Nervo, y el París de entonces: aparece allí a menu Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica