138 REPERTORIO AMERICANO EL GREMIO ANTONIO URBANO Tal vez es en la Epístola primera a los etéreo que retiene las capas más elevadas Tesalonicenses en donde deja conocer esa del sér: cuerpo sensitivo, cuerpo mental y preparación suya en las cosas del espíritu, e! espiritual, y, por fin, este último, el estan olvidadas hoy por el hombre material píritu que libre de todo lo demás, asciende, afanoso, sólo, por las miserias terrenas que cuando está libre de toda impureza, hacia lo amarran aquí privándole de entrever las regiones en que mora el Indefinible, el el futuro rosado del hombre que se conoce Inconocible, el Ilimitable, el Infinito.
y sabe a dónde va. En el cap. 5, ver. 23, Cuánto hay sintetizado en esa manifesles dice: el Dios de paz os santifique tación paulina! Cuánto y cuánto podríaen todo, para que vuestro espíritu (psique) mos decir acerca de ella pero como el Crisy alma (pneuma) y cuerpo (soma) sea guar. to, nos atrevemos a decir: el que pueda dado entero sin reprensión. He aquí, entender, que entienda.
pues, como no puede más, y en un momento de donación, manifiesta su conocimiento del hombre triple: en cuerpo, en alma y Finca Montice!
en espíritu. El cuerpo como vehículo san Cervantes, Costa Rica.
to de las otras dos partes: el alma, doble Abril de 1951.
TELEFONO 2157 APARTADO 480 Almacén de Abarrotes al por mayor San José Costa Rica Mis versos (En Rep. Amer. FLORECILLAS DE AMOR. Estanque el de mis ojos, donde el plumaje blanco de un cisne nqlancólico, abanica mis ondas.
Ondas serenas que piensan cuando hay lágrimas sin llanto, y florecillas que caen, del árbol que me da sombra.
Todo es tristeza en mí. Todo es hastío.
Me duelen las ideas y también los latidos, estoy como en suspenso en medio del vacío conteniendo el aliento y ahogando los suspiros.
Hoy, es mañana en mi, y mañana es lo mismo que la frase sin eco que no llega a mi oído.
El ayer luminoso se quedó en los abismos del tiempo, y en los hilos de sangre de mi pecho aterido.
Circulos que se forman de cinco pétalos lila en mi agua limpia y clara.
Es que al caer las flores, sobre mi alma tranquila giran en pensamientos, que recuerdos me dejaran.
ROSAS BLANCAS Crepuscular. La tonadilla se escucha de una lejana campana, y se columpian las ramas de las palmeras gallardas.
Un piar de dulce alondra se escapa desde la grama, verde plaza donde juegan, las codornices pardas.
Si cual la flor que cuaja de rocío yo me cuajé la boca de tus labios. qué saber si todos eran míos? si eran besos tristes. prolongados.
En tanto mi pensamiento, girando, siempre girando, se está llenando de trinos, y de luces, y de agua.
Porque en mi estanque sereno, las ondas siguen bogando.
Con las alas del recuerdo de mi bello cisne blanco.
Porque tuve ansiedad de tus cariños me torné mariposa y fui a tu alma y en tu cáliz, mis élitros corpiños de seda, se rompieron y fueron rosas blancas.
Estanque el de mis ojos donde se mira el cielo noche a noche. engalanado con su mantón estrellado y su diadema de plata.
Donde se caen las flores, girando, siempre girando, en pensamientos errantes de una inquieta cabalgata.
Rasgué mis pensamientos. Desatinos que locos se llenaron de ansias, sangre que por las venas corrió en vino y embriagó de placer mis carnes ámbar. se me mojan los labios, y estoy bañada la cara con el agua misteriosa de ese estanque de luz rara. el árbol que me da sombra, las flores sigue dejando en el enigma de mi agua. con cinco pétalos lila, girando, siempre girando subimos por la escala tibia de los luceros y hurgamos el espacio azul del firmamento, recogiendo luciérnagas fuimos por el sendero de los celajes rojos, conteniendo el aliento.
DE AYER HOY Gustamos de la fruta agridulce del beso y tu mano en mis manos pensaba.
Cómo coger racimos para saciar con esos la sed y el soliloquio, de tu muda palabra.
Esfinge es tu silencio y mi spleen el desierto.
Sobre mi arena blanca, como una maldición se levanta tu cuerpo, inmóvil al recuerdo que herido sangra y mana del pobre corazón. yo te di mi vida. En el extremo arrullo de tu abrazo y mi abrazo, nacimos ágiles.
Mi amor era tu voz, mis ojos. tuyos, y mis dedos entre tus dedos. frágiles.
De ayer a hoy, estoy como los lirios que del tallo al cortarlos al punto marchitaron. estoy como la llama de algún pálido cirio conservando la vida, apenas oscilando.
No me digas que es tarde para cantar la vida y subir a la cima celeste, del dios Eros.
Ven, para que oficiemos la dulce misa lírica en el ara sagrada del supremo deseo.
Las preguntas se pegan a mis quietas pupilas y mis labios se juntan en rictus de agonía.
En mis noches eternas, tibias lágrimas lila se desprenden. en insomnes gotas de agua fugitivas.
Porque tengo ansiedad de tus cariños.
Mariposa de alas tenues volaré hasta tu alma y otra vez destrozados caerán mis corpiños.
y de seda mis élitros, te darán rosas blancas.
La inercia de las horas me habla de amor y olvido.
Del beso apasionado que juntó nuestras almas, de esta ausencia terrible donde el destino quiso que surgiera el enigma de tu muda palabra.
Olga TORRES San José, Costa Rica, 1950. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica