World WarYolanda Oreamuno

186 REPERTORIO AMERICANO dad recóndita de cada individuo lo impulsa a emplear. Sin mencionar los nombres porque no los conoce, se refiere de manera idonea a los diferentes dinamismos acometedores y aisladores. intuye la raíz profunda de ciertas neurosis o de rasgos neuróticos y muestra sus efectos. La compulsión de don Vasco a medir el cuarto con sus pasos cargados de la más cruda agresión, está descrita magistralmente. Yolanda hizo que la protagonista de su novela Teresa usara la dolencia física como medio de adaptación a su triste existencia cerca de su mefistofélico esposo. El artista creador proyecta sus propios complejos y conflictos en su obra; de igual manera, el contemplador proyecta los suyos en la obra con que se goza. En 1941, la editorial Farrar Rinehart, Inc. de Nueva York, abrió un concurso para escritores iberoamericanos. Los lectores de ben recordar el comportamiento ambiguo del Jurado costarricense al seleccionar los libros que deberían participar en el certamen: en vez de adjudicar el sitio correspondiente (y sólo había tres) a cada uno según su excelencia, resolvió que Por Tierta Firme, de Yolanda Oreamuno, Pedro Arnáez, de José Marín Cañas, y Aguas Turbias, de Fabián Dobles, ocuparan el primero; otras dos obras premia.
das, el segundo, y el resto recomendados.
Hoy Yolanda Oreamuno no aprecia mucho Por Tierra Firme y ni siquiera conserva una copia de él. Farrar Rinehart, Inc. nunca devolvió el original enviado. Es una lástima que libro tan espléndido haya corrido tan mala suerte. pesar de la indiferencia de su autora, yo aseguro que esa novela fué un presagio excelente de los libros que la han sucedido.
En 1943 tuve el inmenso deleite de oír a Yolanda Oreamuno leyendo un capítulo de su segunda novela: De Ahora en Adelante.
Ella me cuenta que se lo compró la editorial El Libro de Guatemala. pero aún no ha visto la luz.
En 1947, el gobierno de Guatemala creó el premio 15 de Septiembre. Cada año se abre un concurso en el que pueden participar escritores centroamericanos, y en esa fecha se concede la recompensa otorgada a la mejor obra literaria o pedagógica. El premio consiste en 800, la publicación del libro, el 33 de la primera edición y el 20 de las posteriores. Además se concede una medalla de oro: Con su novela La Ruta de su Evasión, Yolanda Oreamuno ganó el premio 15 de Septiembre en 1948.
Shakespeare, Stendhal, Balzac y Dostoiewski son considerados como legítimos precursores de Freud. Fueron escritores que peretraron profundamente en el alma humana, pero sin la preparación científica ad hoc. Oli ver Wendell Holmes poseyó también una intuición agudísima que, unida a su vasta cultura médica, hizo de él un literato precursor eximio de Freud.
El hallazgo más adorable y eficiente para Yolanda Oreamuno ha sido el de Marcel Proust. Desde que lo encontró. ha vivido enamorada de él y él ha sido su único profe.
sor de psicoanálisis y el incentivo más poderoso de su producción. Marcel Proust es el mejor de mis cuentos de hadas. La magia de Proust en mi se realiza porque es el único autor capaz de levantar en mi emoción ideas, ideas auténticamente propias, no proustianas. Con autores tan contagiosos como Galdós, Mallea, Huxley, Lawrence, Malraux, puedo cacr en el pecado de producir ideas galdosianas.
malleistas, huxlerianas, lawrencianas o malrauxistas; con Proust nacen solamente ideas.
La gloria abstracta del creador ha de consistir en eso: en esperar una criatura, por modesta que sea que 28 años (x) después de su muerte se realice en sí misma por él.
En muchos casos, Yolanda Oreamuno usa los términos que el psicoanalista necesita para entenderse con sus enfermos. Ella sabe de los medios que, inconscientemente, emplean los seres torturados para ahogar la angustia. Con autoridad legítima analiza a las gentes atormentadas por el afán morboso de poder y siempre insatisfechas con lo que obtienen.
don Vasco Yolanda ha intuído la propiedad dinámica del contenido inconsciente, la cxistencia de las estrategias de conducta, de los subterfugios y disfraces que la personaliTanto en Por Tierra Firme como en La Ruta de su Evasión aparecen muchos de los sucesos vividos intensamente por su autora.
El oficio dilecto de escribir ha servido de psicocatarsis magnífica a Yolanda Oreamuno. Me atrevo a pensar que sin esa admirable válvula de escape a tanto dolor, a tanta soledad en momentos cruciales de su vida, se habría visto obligada a sucumbir. En ambas novelas (apenas conozco De ahora en adelante) encontrará el lector episodios crueles de su vida, siempre afrontados con denuedo; soliloquios de sus distintos héroes en que el amigo puede fácilmente descubrir los puntos de vista originales, vigorosos de la autora. No es indiscreción consignar aquí que ella es Elena Viales en el capítulo de su encuentro cercano con Gabriel. x) Marcel Proust murió el 18 de noviembre de 1922. El Psicoanálisis y el Arte, Charles Baudouin, Ediciones Siglo Veinte. Buenos Aires, 1946.
yo le puse a este miedo un nombre cada dia. cuando, con toda seriedad, afirma: Hoy felicito a todos los gusanos del mundo.
cree en doctrinas impuestas, ni en dogmas absurdos, ni en infalibilidades imposibles. Dios.
el buen Dios, la ba dotado de un corazón excelente y de un cerebro donde la luz entra a raudales cuando no la produce.
La Elegía por el hijo de una amiga es un poema de generosidades infinitas, y de una ternura maternal. Sería necesario transcribirlo integro para darnos cuenta de su valor intrínseco. cuando, baudelarianamente, expone: Canto junto a la manzana contenida contra el aire, y junto a los prostíbulos; junto a los leprosorios y a las cárceles.
Este día te he visto con tenues hemorragias, como un pálido cielo con estrellitas rotas.
Niño de vida rubia y leucemia linfática: parecías un pobre pariente de la aurora.
Niño de la mirada miosótica con sueño, niño de la mirada lejanamente propia: iquién fuera el párpado ese, cayendo en tu desvelo, y quién te regalara un canario de goma. Ya dije a quién estaba dedicado el libro: a Hugo Ania, es decir, al novio a quien Carilda, en Tres sonetos por una despedida. regala un cuadrado de fragancia. es decir, un pañuelo. Ya sabéis el nombre del poeta: Hugo Ania. Lo que no sabéis es que a él le interesa poco su propia poesía, porque para la poesía de Carilda, como para ella misma, vive Hugo Ania. Juntos se les ve por esta ciudad a la hora en que ambos salen de las oficinas; juntos en los paseos, en las fiestas de cultura, en todas partes. Pareja que se ocupa de sí misma y para quien lo circunstante carece de importancia. Ambos son muy jóvenes. El poeta, además de serlo, es un humorista de primer orden. Sus estampas, escritas en prosa, pueden hacerle famoso.
Muchas alusiones individuales se ven en los poemas de Carilda Oliver. Esta mujer se caracteriza por su absoluta honestidad en el arte y en la vida. En los versos en que Hugo Ania está retratado, predomina lo espiritual y puro. No existe el ansia libidinoso del beso que estruja o que muerde, o del abrazo que tortura. No hay una referencia al sexo, y las horas participan de lo azul del ensueño que los une. Nada, pues, menos lascivo. Nada más inmaterial. Nada, tampoco, más hermoso.
Esta amable pareja de que os hablo me honra con frecuentes visitas. Nos leemos los últimos versos. Yo, un poco chapado a la antigua, me quedo a veces cogiendo dieciocho cuando Carilda, como si rezara, dice: Son, ya lo he dicho, concesiones que hace su imaginación, que no su sentimiento, a ese modo de decir las cosas que nos vino desde las trincheras de la primera gran guerra mundial.
Al Sur de mi garganta ha sido un éxito.
No se ha escatimado el aplauso por los llamados a darlo. Es un libro para Premio Nacional de Poesía. Su autora ha alcanzado con él la estatura lírica de cualquier gran poetisa del habla española.
Lo que nos dará mañana Carilda Oliver nadie puede dudarlo. Pensad que sólo tiene veinticinco años, que es rubia, pequeña, y tiene los ojos verdes. cuando mujeres así no son poetisas, son amadas de poetas.
Ania y yo lo sabemos.
Niño de sol presente y retardada brisa; bebé que se deshace como cualquiera cosa: no quiero ver el trigo llorándose la espiga, no quiero ver un ángel vestido con tu ropa.
El resto del libro, Recado a la ternura. Lo Innominado. Canto desbordado lo constituyen poemas arbitrarios de métrica, de ritmo y de ideas. Son concesiones que hace Carilda a la estética de hoy, claro que insıflando en ella lo que con tanta frecuencia falta en poemas similares de otros portaliras: talento.
Agustín ACOSTA.
Anochecida en mi, sola entre los zapatos, Matanzas. 1950. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica