74 REPERTORIO AMERICANO El traje hace al caballero y lo caracteriza la SASTRERIA LA COLOMBIANA así el triunfo definitivo del bien: Dios hizo la creación; la creación estaba perfecta; a fin de divertirse en seguir haciéndola, tuvo que inventar el mal, el deterioro; y encomendó al Diablo que le metiera zancadillas a lo largo de la jornada histórica. pesar del testimonio del Fausto, abrigamos algunas dudas al respecto.
Los argumentos de analogía de que Toynbee usa liberalmente, al punto de establecer inesperados paralelos entre los turcos y los esquimales, entre Pedro el Grande y Emile Ollivier, entre San Pablo, Maquiavelo, el Buda y Dante, son recurosos que deben manejarse con la mayor cautela. Tampoco hace falta ser materialista histórico para reconocer que el pasado nos da pocos elementos sobre el horóscopo de nuestra época, por las inmensas transformaciones científicas y materiales del último siglo y medio. Ellas son tales que seguramente han comenzado ya a alterar aun la fisiología del hombre. Nuestros abuelos, que podían andar a pie para recorrer todo el campo de sus diarias actividades, comían y bebían en forma insoportable para un contemporáneo, cuya existencia es sedente, si no sedentaria, hasta cuando vuela de un Continente a otro. Además, como explica el profesor Geyl, Toynbee considera con desconfianza. para establecer su teoría de los campos históricoslas independencias nacionales. No hace plena justicia a la energía histórica de vida nacional, al deseo nacional de preservación y de expansión, bien discernible, a lo largo de la carrera humana. Acaso borra demasiado las variedades nacionales para llegar, por ejemplo, a su abstracción sobre la unidad civilización de Occidente. qué no pasará, si los viéramos tan de cerca como a éste, con otros campos históricos distantes o del todo abolidos? cuando presenta la civilización en el sentido de sus veintiún tipos. como el menor campo de estudio histórico realmente inteligible, en realidad nos propone una exigencia del todo impracticable. la prueba es que tiene por fuerza que violar su principio constantemente, pues para dibujar, por ejemplo, el fenómeno de un nacimiento o crecimiento, le es imposible considerar sus civilizaciones en conjunto, y tiene que incurrir en los casos nacionales, que él declara, desdeñosamente, chismorreos de campanario! En cambio, no duda en atribuir al espíritu de los tiempos (Zeitgeist) ciertos impulsos específicos de este o el otro rincón nacional de Europa y en que no todo el Occidente participa.
Todas estas dudas son, en suma, consoladoras. Ya no nos sentimos obligados a pensar que la historia humana, del siglo XVI en adelante, es un mero derrumbe; ni tampoco a aceptar en consecuencia los espaciosos argumentos con que, a última hora, Toynbee quiere consolarnos respecto al futuro destino de nuestra civilización.
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131 Varick Street New York 13, México, julio de 1948.
Algunas poesías de Rodrigo CORDERO JINESTA. Del cuaderno en preparación: Jardines Interiores. Envío del autor, en San José de Costa Rica. 1949. MADRE MIA. Madre mia! Los infinitos lazos de tu profundo amor, tornan avara la pena que en el mundo me tocara, puesto que velas Tú sobre mis pasos.
AMOR FILIAL mi Madre.
Si el corazón, trocado en mil pedazos, del triste pecho al vulgo lo enseñara, indudable es que en ellos se notara tu efigie sacrosanta entre mis brazos.
Cuando en la fina plata de tu cabello terso adivino mil sombras de sufrido dolor, no he podido admirarla sin brindarte en mi verso una ofrenda nacida del más férvido amor.
Cuántas veces en noches tenebrosas sentí caer tu lágrima sublime, refrescando mis sienes ardorosas.
Cuando miro tus manos, cual dos flores del alma, en obsequio sublime tanto bien derramar, imagino las frondas de bellísima palma que consuela en sus noches turbulentas al mar. al levantar mis ojos afiebrados pude encontrar un Cielo que redime, en dos pozos de luz, idolatrados!
Nov. 1948.
En tus ojos, oh Madre, la ternura es el ave, que entonando dulzuras milagrosas no sabe silenciar un instante su divino trinar.
TODO ELLO, FU Cada idea que en mi mente anida, ha sido antes, no sé, cuándo, o cómo. por eso en mis horas de mayor desaliento, en tus fuerzas encuentro renovado mi aliento cuando el brazo, cansado, ya no puede luchar.
Mas, hecho cierto es, que ya en mi vida, todo ello fué cobre, plata u oro.
Nov. 48.
PRELUDIO Aunque el hombre del mundo se despida y elimine el terrenal adorno, Ante la blanca página desnuda, ansioso de expresar mi pensamiento, para lograr con éxito mi intento al Cielo pido luminosa ayuda. La adivino llegar! Muy leve el paso, arropada en su manto de ternura cual si quisiera darse en un abrazo.
no podrá la materia ser vencida, en su esencia, ni sufrir desdoro.
Como una flor, adolescente y pura, que a las últimas luces del ocaso fragante me brindase su tersura, Mi emocionado corazón anuda la interna vibración del sentimiento: el mensaje de amor con que presiento tal vez hará que la palabra acuda, Porque en cualquier lugar que ella resida, en épocas futuras, tan sólo, habrá sido vestida y desvestida con túnica brillante, de lodo, Nov. 1948.
1948. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica