REPERTORIO AMERICANO 249 Rafael Heliodoro Valle en Washington Por Pedro Juan LABARTHE BRIXEN (En el Rep. Amer. Estas líneas serán líneas de camafeo sobre la figura ya egregia del gran americanista hon dureño Rafael Heliodoro Valle.
Darte, lector, datos biográficos sobre este hombre, sería repetir lo que ya tú has leído en historias de literatura hispanoamericana o en semblanzas que sobre él se han escrito. He decidido no cansarte, pero sí mostrarte sobre un joyero de negro terciopelo esta joya literaria americana, labrada en piedra americana. Será mi personalísima objetivación. Mi cincel pequeñísimo y mi martillito labrarán sobre este granito americano. Otros ya han labrado su figura. Yo trataré también. Será obra mía, algo de la tangente subjetiva, del ángulo del ojo al objeto; pero por encontrar en él algo que he encontrado en mí podré hacer de carne el camafeo. Lo común entre nosotros dos es la manía por lo americano.
Antes de 1945, año bendito cuando llegué a mi México querido, había leído los sustanciosos trabajos de la pluma de Heliodoro Valle. Olvidemos el nombre de pila. Sus poemas los saboreaba y los recitaba, primero en Nueva York por la radio y luego también Rafael Heliodoro Valle en Puerto Rico por la radio. En abril de 1945. Jorge Manach, Gabriela Mistral, Rómulo Gallegos y Federico de Onís me habían puesto en contacto con el escritor en sus clases de lo que digo porque lo he observado sin ser literatura hispanoamericana en la Universidad descubierto y le he oído hablar luego que ha de Columbia. En las charlas íntimas también hecho su estudio de laboratorio al cual enhablaban de él José Juan Tablada y Gonza tra como detective gustoso que se paga él lo Zaldu mbide.
mismo con su propia recompensa de haber goEl que estos maestros hablaran de Heliodo zado observando a la humanidad.
ro Valle era cosa de visa de pasaporte en la Mi primer encuentro cara a cara con el república de los inmortales.
grande hombre fué en México, el 16 de juLuego vino la lectura directa de sus arnio de 1945. Conociéndonos por carta y por tículos de periódico. veces en La Prensa de artículos en que nos habíamos leído, le llamé Buenos Aires, en el Repertorio de San José, en por el teléfono a su residencia en San Pedro E: Mercurio de Chile, en Excelsior de México, de los Pinos. Una cita en un restaurante en en El Tiempo de Bogotá, en El Mundo de la Calle Isabel la Católica. Al instante él me San Juan de Puerto Rico.
abrió con llave de oro las puertas para adorar Los temas que desarrollaba en una prosa a México.
de aticista a lo Montalvo y a lo Augusto Arias, Respondió al instante su efigie a la que era cosa de semilla paridora en pulposa fruta. me había creado mentalmente. Noventa y nue¿Qué temas. Vaya! la versatilidad de Helio ve veces por ciento me he equivocado al sidoro Valle no tiene par en el periodismo latiluetear a las personas mentalmente con sus pernoamericano. Aunque sea más decano en el pesonas físicas. Gabriela me la pinté con alas riodismo el maestro Sanín Cano, Heliodoro y me la encontré de barro sagrado, muy pegaValle se me hace más, pero mucho más cali da a la tierra, con raíces y tronco fuerte araudoscópico. hace bien su periodismo a pe cano y Vasco.
sar de sus miles de temas? El Premio Cabot México me sonrió sinceramente en la palano se da a un periodista por tener la cara pabra del hondureño Heliodoro Valle. México sable como no se da un Premio Nobel. Ha si me estrechó en su corazón en el agarre de mado Heliodoro Valle el único periodista que sin nos de Heliodoro Valle.
tener un periódico suyo, sin tener la columna De esa primera cita siguieron otras y otras clarín del editorialista, ha ganado el codiciado a mi regreso de viaje por la América Central.
Premio de reconocimiento en la profesión. La segunda fué un agasajo de despedida que Sin embargo sus temas predilectos son so él y los miembros de una sociedad sin presibre historia hispanoamericana, sobre temas amedente, secretario o tesorero me dieron antes de ricanos. Desde las leyendas o voces que dejaron salir para Costa Rica. Esta sociedad se llama: correr los chichimecas, aztecas, caribes, sibone Jóvenes Aún y jóvenes aún son los maduyes, araucanos o incas por las filas de los sol ros escritores, pintores, poetas que la compodados hispanos, hasta la última anécdota de nen. Maduros mentalmente, pero jóvenes croBarba Jacob, de Torres Bodet o de Luis Al nológicamente. Nombremos a dos: Wilberto berto Sánchez. Anécdotas y leyendas america Cantón que hoy está en París y Mejía Sánnas de un valor humano como el último des chez, asíduo colaborador para Sur. El poeta cubrimiento de la energía atómica para curar Echeverría del Prado pertenece a este grupo.
males humanos o el último descubrimiento de Si es verdad que esta sociedad no tiene la más delicada aguja detectora de las emocio presidente, ni secretario, ni tesorero, todos se nes psíquicas para los laboratorios de los psi arremolinan en torno a Heliodoro Valle, fuerquiatras. es que Heliodoro Valle es el his za centrípeda. Es el Ateneo Ambulante. Pedro toriador científico y el sutil psicólogo. Yo sé Henríquez Ureña en su tiempo tuvo su grupo, En ese grupo estaban Alfonso Reyes, Jiménez Rueda, Monterde, Castro Leal y otros. De la pequeña República Dominicana vino el maestro Henríquez Ureña. De la pequeña república hondureña viene el maestro Heliodoro Valle. Sus cuarenta y tres años en México son una historia orientadora literaria para la juventud mexicana que seguirá los pasos de los Alfonso Reyes, Monterde, Castro Leal, Torres Bodet y otros.
Esta juventud venera al maestro Valle, pues es el animador, el encauzador, mentor de ellos.
Los descubre y les abre las puertas al periodismo, a las casas editoras, a las salas de conferencias. Es el hombre de contacto con los intelectuales de la América y de España.
Sabe, sabe a fondo del valor inspirador que es la presentación de un dios literario para una espiga que crece. Cita al dios y a los jóvenes y enciende con destreza única la charla entre el dios y los jóvenes y todos se sienten felices alrededor de la hoguera.
Su casa, que es casa grande y cómoda, no es casa. Es una biblioteca. Se encuentran libros en el comedor, en los dormitorios, en los baños, en el vestíbulo. Entrar a ella es estar rodeado de la historia de América porque la mejor biblioetca privada americana la posee Heliodoro Valle. Cómo se encuentra él entre esos miles de libros, documentos, periódicos, panfletos, pergaminos? Para un escritor de su talla es fácil encontrarse y pone el dedo allí en donde quiere sacar una referencia.
Si en cada habitación hay cientos, miles de libros, en cada habitación hay una maquinilla de escribir. Es que Heliodoro Valle no deja que se le escapen las mariposas. Viene una idea y la desarrolla al instante. Al instante termina la obra y la archiva entre sus otros escritos o la envía a la cadena de periódicos para los cuales colabora. De ahí su obra voluminosa. Para escribir sobre él, habría que entrar en su vida. Así bien claro: entrar en su vida y encontrarlo dinamo de energías en su biblioteca.
Como García Lorca y como Alfonso Reyes, Heliodoro Valle es un conversador divino, simpático. Juega a la ironía fina y desarma al mejor esgrimista de palabras. Me temo que esa parte brillantísima de su vida se entierre sin record. sin archivo si por desgracia no tiene un biógrafo vivo, sutil.
Es el hombre de consultas. si tú, lector, visualizas un mapa del nuevo mundo, verás mil cables preguntones que vienen a un punte, a San Pedro de los Pinos en México. Vendrán de San Francisco, de Chicago, de Boston, Nueva York, Pittsbourgh, Miami, Habana, Santo Domingo de Guzmán, San Juan de Puerto Rico, Caracas, Bogotá, Quito, Lima, Santiago, Buenos Aires, Montevideo, Río.
La intelectualidad americana le escribe, le pregunta sobre la historia de América. Cien invitaciones le llegan de todas partes. Todos desean verle y oírle, pero él se mantiene celda en su residencia. Celda viva multiplicadora de conocimientos.
Hoy se ha movido la celda viva a otra capital, a Washington, y los cables y telegramas y cartas le siguen y las invitaciones.
Heliodoro Valle es embajador de la Repú. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica