HitlerNazism

130 REPERTORIO AMERICANO cuando rompía plumas combatiendo por jas, Ponce, Palcos, cuantos se han ocupado con Patria oprimida, desde La Crónica, La Tribu seriedad de Sarmiento, señalan la gran imporna, El Consejero del Pueblo y otros periódicos tancia de su libro, no sólo dentro de su protrascordilleranos.
ducción, sino dentro de los libros pedagógicos El gran educador que había en Sarmiento de América. Todos están concordes en que esya aparece en Educación Popular de talla en ta obra de Sarmiento los rebalsa. Escribe el tera. El no se para en detalles. No es un espefundador de la Universidad de La Plata, al recialista miope. Todo lo relaciona con la edu ferirse a su autor como mano constructiva de cación del niño. Es sociólogo a la par que pelos ideales en Educación Popular expuestos: dagogo. La vida en general, la cultura del país, El plan educador de Sarmiento era de una la intelectiva y la industrial, entran en su estu estrategia integral, si se puede hablar así. Pordio y en sus planes. No es Sarmiento un mo que, al propio tiempo que dirigía, manejaba y delador de inteligencias solamente. También los reformaba sistemas vetustos de enseñanza pricuerpos y las almas pretende modelar mediante maria, promovía e implantaba un sistema de la educación. Lo intelectual, tanto como lo instrucción media que aún no ha sido superafísico y lo moral. caben en sus proyectos. El do en sus contenidos esenciales y fijaba ateneducando debe estudiar, debe hacer gimnasia ción preferente en el ciclo de los estudios supey debe iluminar su existencia interior, su esriores coexistentes e inseparables de aquéllos: píritu, con preceptos éticos. El ser humano se agregaba cimiento científico a todas las instirá así algo armónico. Lo quiere una bella obra tuciones del Estado que requiriesen pericia o de arte, aunque no realizada porque sí: la de preparación sistemática; y por eso crea las essea realizada científicamente. Se ocupa del ser cuelas técnicas de ambos ramos de nuestra mihumano y también de su medio, de cómo delicia, alza en Córdoba un hogar propio a la ben ser los locales de las escuelas para que sean más alta y sublime de las ciencias, rindiendo refugios donde se amparen los niños de los arrahomenaje nacional a la cultura superior del bales o de los campos cuyas casas son feas y mundo y, echando abajo toda frontera intelecsucias.
tual entre su patria y el exterior, llamó a las Da a las ciencias (a la química y a la físiuniversidades los primeros núcleos de alta saca) una excepcional importancia. Prevé su fubiduría europea, para fundar o robustecer la turo desarrollo, lo que la vida del mundo les incipiente ciencia argentina. El estaba en la deberá, y quiere que ellas tengan un gran puesverdad, porque la formación de una democrato en los programas educativos. Por fin estucia consciente, como la requerían las nuevas dia los diferentes sistemas pedagógicos, los anainstituciones, era un exigencia inmediata para liza, los critica o los exalta, y llega a conclusalvar de un irreparable naufragio al bastisiones que aún están en pie y son dignas de mento común tantas veces desmantelado y roto.
ser, a su vez, analizadas y discutidas. La educación de la mujer merece páginas admirables, Hay en Sarmiento una pasión educativa fervorosas.
que no es otra que su pasión por la Patria.
En la labor de los organizadores de la Nación Como todos sus libros, este Educación Po los Mitre, los Urquiza, los Avellaneda. pular de Sarmiento es, en suma, un libro via él le tocó ser el educador, como a otros les tal, escrito con ese vigoroso entusiasmo y esa tocara ser el propulsor de ferrocarriles, o el generosa fe en el porvenir que él puso en tofundador de colonias, o el unificador de las das sus empresas. Y, como siempre, con él se provincias con su capital. el que escribió anticipa a su hora y supera en mucho a los Educación Popular convencido de su misión, hombres que lo rodean. Algo de lo que él mispudo definirse como nadie con más justeza y mo hará treinta o cuarenta años más tarde, cohondura lo ha definido: En política soy mo hombre público de la Argentina, ya señala qué debe hacerse aquel joven periodista dessiempre maestro de escuela. Sarmiento vivió enseñando. se sobrevive enseñándonos. Caterrado en Chile.
bal apóstol. Basta releer este Educación PopuJ. Guillermo Guerra, Pedro Varela, Joa la: hace cien años pensado, para comprobar quín González, Lugones, Ingenieros, Ro que aún se puede aprender en ese libro.
los camellos en Africa, enturbian el agua antes de beber. Y, en ese ambiente oscuro, incierto, medroso, la estrategia de la mentira puede ganar la batalla.
Se dirá que en la política internacional siempre se utilizó la mentira. La palabra le ha sido dada al hombre para ocultar su pensamiento. opinaba la diplomacia tradicional por boca del más astuto de sus representantes. En las relaciones entre los Estados, desde los tiempos más antiguos, se emplearon el disimulo, la doblez, la mala fe. Hace ya siglos, cuando le preguntaron a un embajador en qué consistía su trabajo, contestó tranquilamente: Mi oficio es ir al extranjero a mentir por mi rey.
Pero en esa política de la mendacidad hay, entre antaño y hogaño, una fundamental diferencia. Mejor dicho, dos.
En primer lugar, antaño se pensaba que el mentir era un mal. Un mal quizás inevitable, necesario, que había que aceptar en servicio del rey, como decía el embajador británico, y en interés, interés supremo, de la nación. Era un medio que se pretendía justificar en nombre del fin; pero, si bien el fin era noble, se reconocía que el medio era abyecto.
Ssostenía Maquiavelo, por ejemplo, que, en caso de necesidad, el Príncipe debía tener el valor de salvar al Estado aun con ignominia. Mentir por razón de Estado era pecado excusable, pero pecado siempre. Pertenecía a ese lado vergonzoso de la política de que hablaba Federico de Prusia. Espero yo que la posteridad escribía el mismo Federico en su Historia de mi tiempo sabrá distinguir en mí al filósofo del príncipe y al hombre honrado del político. La misma idea que, un siglo después, aparece en la conocida frase de Cavour: Si lo que hice por la grandeza de mi patria lo hubiera hecho en mi beneficio personal, yo debería estar penando en las galeras.
Hogaño, en cambio, la mentira por razón de Estado; la mentira en pro de la causa propia; la mentira al servicio del propio partido, bando o clase social, no se considera ya como un mal, más o menos ineludible, sino como un absoluto bien. El bien y la verdad no son otra cosa que lo que favorece a mi país, dicen los nacionalismos. El bien y la verdad se reducen al engrandecimiento de mi territorio, afirman los imperialismos. Bueno y verdadero es solo lo que sirve al Estado, definen los totalitarismos.
Ayer, la mentira era excusada con sonrojo; hoy, es glorificada con cinismo. Había ayer una práctica vergonzante de la mentira. Hoy hay una teoría y una técnica de la mentira política. aquí entra la segunda diferencia entre nuestro tiempo y los tiempos pasados. La mentira era antaño un recurso secreto, confiado a la improvisación individual, a la astucia personal de estadistas o diplomáticos. Hogano, la mentira, en la política nacional e internacional de las potencias, se convirtió en una verdadera organización pública, en una de las grandes instituciones del Estado, servida por millares de funcionarios y de agentes, pagada con miHlones en los presupuestos. Se le ha dado un nombre decoroso. Propaganda!
En el régimen totalitario el carro del Estado marcha sobre dos ruedas: la una es el ministerio de la guerra; la otra, el departamento de la propaganda. La fuerza y la mentira son los dos soportes del poder.
Adolfo Hitler, en su famoso libro Mi Lucha, el evangelio del nazismo, expone con descarada franqueza su doctrina de la propaganda.
La propagandı, para el Fuehrer, no es un meEstrategia de la mentira Por Luis de ZULUETA (En El Tiempo de Bogotá.
Enero de 1948. Me escribe un lector, amigo desconocido lidad de los pueblos no quieren otra cosa sino pues, para un publicista, todo lector es un vivir en paz. Por qué no ha comentado usamigo a fin de exponerme sus reparos a un ted añade el discurso de navidad del Pareciente artículo en el que hablaba yo del mie pa, en que condenaba la estrategia de la mendo en que vive el mundo actual. Miedo reci tira?
proco, desconfianza entre las naciones; páni Ciertamente, no me pasó inadvertida la aloco ante el peligro de una nueva guerra. No cución de Pío XII. Nadie tiene el derecho de debemos tener miedo más que al miedo mis utilizar la estrategia de la mentira. dijo el mo. había dicho Roosevelt.
Pontífice, y la frase me pareció especialmente Con todo eso se halla de acuerdo mi be expresiva, ya que hoy, como el mundo internévolo lector. Pero, sin embargo, cree son nacional vive casi en guerra, la diplomacia es sus palabras que el miedo no es hoy el ene estrategia, y la mentira una arma.
migo número uno. su juicio, ese primer Pero, en el fondo, a mi entender, la mentilugar en la jerarquía del mal debe reservarse ra es hija del miedo. El que teme, miente. En para la mentira. Afirma que a los hombres y las horas difíciles, en los períodos de crisis, los a los pueblos se les engaña, se les perturba con hombres tienden a esquivar la verdad. La desnoticias tendenciosas, con informaciones, con nuda verdad es tan comprometadoral. Hay declaraciones envenenadas. cuando en realidad quienes engañan a los otros; los demás se engala inmensa mayoría de los hombres y la tota ñan a sí mismos. Todos, como se cuenta de Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica