Anarchism

24 REPERTORIO AMERICANO Permanencia de Simón Bolívar en América (En el Rep. Amer. La totalidad de los ecuatorianos sabe de la permanencia de Bolívar en América. Porque Don Simón está entrañado en nuestro mismo paisaje, como ningún otro de los personajes de la historia. Se pertenece tanto a la sinuosidad y a la belleza de nuestros parajes, como que se identificó poderosamente con ellos en sus andanzas libertadoras. por tal, no puede ser más justa la frase que se le asignara en un tono en cierto modo épico que pretendía medir el casi inmensurable itinerario de sus viajes: Don Simón Bolívar es el ciudadano de América que más largamente cabalgó en una mula incansable a través de los Andes bravíos, por los valles amerindios, por la vastedad de los llanos, por senderos inhollados y a ras de los ríos vírgenes, dilatados y mágicos, como verdaderos caminos de la eternidad.
Un ecuatoriano repara, a cada paso, en la.
vigencia y la permanencia de Bolívar, sin que ya se diga nada de la tan conocida verdad de la rectoría de su palabra, de la viva actualidad de sus ideas, concebidas y desarrolladas para el porvenir, y de ese su arado ilustre que no pudo hundirse en el mar, no obstante su desencantada afirmación de las postrimerías.
Pero no son muchos, como se quisiera, los ecuatorianos que han observado esa presencia vigilante del Libertador en los ámbitos de las naciones que forman hoy, como en reposición de antiguos prestigios y de historiados destinos, una espiritual Gran Colombia, como lo quiso Don Simón hasta los minutos finales de su tarde agonista de Santa Marta.
Bolivar en 1829 Desde Quito, corazón de la nacionalidad ecuatoriana, hasta la anchurosa ría del Gua(Del natural, por Antonio Salas)
yas, Bolívar está presente y constante. El arte quiteño es el que acertó, en pinceladas de modelo presente, en el retrato auténtico de Bolímuerte de Teresa de Toro y Alaiza de Bolí la nieve y la bruma y la figuración de las luenvar. En la Rotonda guayaquileña se consagra, var, ya nos revela como Simón, de la pensati gas barbas del tiempo, tal como en la alegoría en la estatura broncínea, el abrazo de Bolívar va vigilia junto al corazón yacente de su es luminosa? No hace falta la comprobación y y San Martín, coincidentes en su pensamiento posa, se iría, para siempre, a buscar la libertad nos atreveríamos a sostener que estorba. Se de libertar a nuestras patrias. Pero si aquí se de América. Michelena, Salas, Tovar y Tovar, queda, sí, el poema, el documento vivo, el Dele conoce en sus días del canto glorioso de 01han sido los biografistas pictóricos de Bolívar. lirio sobre el Chimborazo. Y, por la centésimedo, en su apasionado episodio de ManueHay un vuelo casi miguelangelesco en el Sa ma vez, estamos cerca del Bolívar poeta que la Sáenz, es posible seguirle, objetivamente, en lón Elíptico del Capitolio de Caracas, edifica no pretendió serlo, pero que se quedará en otros de sus procesos de vitalidad y de lucha, do por orden del Presidente Guzmán Blanco. varias de sus más urgidas y líricas páginas.
de amor y desengaño, de tenacidad y de fe, de Murales de epopeya, galería de generales de la fervor y duelo, en su nativa Caracas o en su Independencia bajo el alto signo de Bolívar. En Bogotá es preciso encontrarle en sus alestancia de Bogotá.
Pero la justa reconstrucción, tal como lo re tos y también en sus andanzas. El Palacio de clama un proceso entero de biografismo, ha San Carlos, quemado en gran parte en el abril Caracas está llena, saturada de su presen de hacerse con el recorrido de otros lugares que trágico, muestra todavía, no obstante la anarcia. Allí hemos de ir a conocer a Bolívar cosintieron la huella de su planta. Casacas y es quista labor, el ventanal por el que fugó Bo.
mo una mayor cercanía de ambiente. Allí está padas, vestidos de campaña y de parada, tam lívar en la histórica noche de setiembre, a su casa natal, si flamante, a trechos, por la nebores y rifles, fragmentos de granada. Cofre instancias de su libertadora, la quiteña que por cesaria reconstrucción, evocadora, religiosa, ca cillos menudos y guarda pelos de encajería en gracia de tal amor y por la gracia de su gracia, si emotiva. Así, desde la fachada colonial de los que están, paradójica o justamente desvi decurre por los episodios de la biografía. cejas españolas, puede hacerse la justa evoca talizados, los cabellos de Bolívar. Casaca de allí, más lejos, de viaje a la colina, está la ción de los orígenes, del desprendimiento de Junín por donde la polilla ha querido exten Quinta de Bolívar, religiosa, cariñosamente la partida, del temblor de los regresos. El pa der su avance de silencio destructivo y que, en guardada. Aquí la evocación se cumple ejemtio cuadrangular en cuyo centro se guarda la otrora se conmoviera en ese ferrado ritmo plarmente. Quinta umbrosa y silenciosa, de antigua pila bautismal de la Catedral de Cade sable y lanza, igual, metálico y tenso, como rampas y zigzags, de jardines que guardan conracas en donde recibiera Bolívar el primer sa si se tratara de la resurrección de un combate formación espontánea como en el libre latir cramento. La sala principal, austera y solarie de La Iliada. Americana de campaña que lle de las flores. Aquí vivió Bolívar y todo está ga. La alcoba en la cual nació Bolívar. El co vaba el Libertador cuando su ascensión al como en el primer día. El lecho del hombre medor, el romántico patio de los granados. La Chimborazo. Aquí la fuerza documental se magro es de mínimas dimensiones. Aletea alvasta galería de la derecha. La cuadra de los mezcla, para mayor gloria, con la misteriosa go como una frugalidad en el comedor de senBolívar. Tal presencia se aviva con los lienzos inquietud del mito. es justo que así sea. cilla apariencia. Florido el sendero que conde Tito Salas que ensayan y terminan una bioAquiles y Héctores, Patroclos y Ulises, Ci duce al baño profundo. otras y otras estangrafía pictórica, aparte de los retratos de famides y Rolandos, tendrán que revestirse, a través cias y rincones en los que se hace la convocalia en los cuales alientan el hogareñismo y la de los años, de una fuerza leyendica. Esa es toria del recuerdo.
genealogia. Aquí del madrigal a la nota élega: la obligada parábola del héroe, del construcla noche del casorio, y luego, a poco, para tor, del mártir, del santo. Coronaría Bolívar Augusto ARIAS pensar en la ruta de los destinos, ese cuadro de la cumbre nevada del gigante de los Andes?
Salas que describe, en pincelada albar y gris, la ¿Se hizo alli el desvanecimiento genial entre Bogotá, 1948. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica