REPERTORIO AMERICANO 277 MARTÍ Sangre de las canteras, precursora, atado el pie y el vuelo tentativo.
Sangre el suceso en acto pensativo. Moncayo azul y Blanca tentadora. En el Rep. Amer. Sergio Alpizar.
porque Cuba llora, lloraría con sangre de hombre en consagrados brios: caballo de Héroe, estrella de Poesía.
Palabra. el teocali que se dora a filo del idioma creativo.
En hispana vocal el quetzal vivo: Guatemala de amor romance implora.
Suena el reloj. Mata el León sus críos.
Quiebra el Tiempo la trunca Profecía y en sangre nace el ángel de Dos Ríos.
Juan Antonio CORRETJER.
Santa Rosa de Guaynabo, 1949.
estatua de Queiroz: Sobre la dura desnudez ce la verdad el diáfano manto de la fantasía.
Comenzaba la novela con una descripción de la fiesta de Navidad en la Alameda de las Delicias, en los inicios del siglo XX, y ese comienzo constituía de por sí deliciosa página antológica.
Sus personajes principales están cortados en carne y espíritu. Angel Heredia, verbigracia, hombre en que se mezclan complejos característicos a todo fin de raza la sensualidad, el misticismo, repuntes de crueldad morbosa con atisbos de artista, gracia de atleta y acabada distinción de gran señor es uno de los tipos fundamentales de su novelística y puede contarse entre los mejores aciertos psicológicos de las letras americanas. En el de Gabriela Sandoval, la heroína, cabe hallar suma y compendio de un tipo femenino característico en la sociedad chilena de la era postportaliana. Es menos complejo, carece del interés hondo de Heredia, pero vale sobre todo por su pintura acabada. Esos otros caracteres cel Senador Peñalver (que yo imité en mi comedia Vírgenes Modernas. de Vanard el hombre de negocios con pie en el gran mundo, el del clérico Correa, tan alabados por Omer Emeth, viven en sí y cobran en ciertos momentos hondísimo colorido.
En un marco, que animan descripciones de riquísimo sabor, se desenvuelven escenas que no sólo tienen valía en sí, como resurrección de una sociedad, de un medio y de una época ya extinguidos, sino enorme fuerza real: el drama corre por cauces labrados en lo eterno humano y todo concurre a un fruto que sus contemporáneos intuyeron y cuyo mérito será apreciado por generaciones distantes del autor y de las pasiones democráticas de su tiempo.
Un día, como dijera Vaisse, se verá cuán importante es Casa Grande. Sigue en la entrega próxima)
Ocios mentales Por Víctor LORZ (En el Rep. Amer. Para mis ocios mentales de hoy, que no son sino las vacaciones de mi trabajo físico, como lo son todas mis divagaciones, voy a coger a Homúnculus para que me sirva de introito.
Homúnculus acababa de nacer en las redomas del doctor Wágner. Entre atónitos y escépticos, Wágner y Mefistófeles asisten al milagroso parto. Homúnculus que tiene conciencia de lo que pasa, pues es sabio a nativitate, como si dejéramos, desde el vientre, o mejor, desde los sesos de su padre, le echa una mirada a su papá y le da los buenos días; le echa ctra mirada a Mefistófeles y le llama granuja. sin más preámbulos se deja caer esta sentencia: tengo que obrar puesto que existo.
Se adivina que el recién nacido, hijo de la ciencia, es ya todo un filósofo, que sabe tanto como Platón según el cual Zeus siempre trabaja. Por esto pronuncia una frase que encierra toda una filosofía: el pragmatismo. Se existe para la acción, para el pragma. La existencia no es sino la condición; la obra es el fin.
Como si todo lo demás, la palabra, el goce, el ideal, la fe, fueran accesorios y se nos die.
ran de añadidura. Antes que Homunculus, ya los escolásticos habían enunciado el principio de que el obrar sigue al ser. antes que ellos, el paganismo en la persona de Aristóteles, el santo grande de la teología clásica. Ahora bien: si el obrar es lo único necesario, él dará la medida de lo demás; y por los actos sacaremos los demás valores: el del pensamiento, el de la palabra, el de la fe. Si lo pensado, lo creído, lo hablado, no están en armonía con lo hecho; si el pensamiento no es un reflejo de la voluntad; si hay contradicción entre ambas funciones de la conciencia, la creencia será falsa, el pensamiento vacuo, y la palabra mentira. Es aquello de la máxima judía: por sus frutos los conoceréis. La reacción de un bombre ante la vida es el criterio justo con que valoramos el precio de su creencia y no al revés. Tanto vales cuanto haces. Es obvio que de lo que se trata es de obrar conforme al niandato categórico de la razón práctica o moral, lo que implica obrar el bien. Decir verdad (alezéuein) y obrar el bien (euerguétein)
son los dones otorgados a los hombres por los dioses según el pensamiento heleno.
Dentro de la filosofía pragmática, como dentro de toda ética general, el alezéuein no es sino un efecto del euerguétein. la luz de estas premisas cabría preguntar si un hombre sin creencias, digamos un ateo, puede ser un hombre probo, justo, fundamentalmente bueno, ex integra causa, como si dijéramos de arriba abajo, de norte a sur. Uso esta frase recordando aquella linea divisoria entre el bien y el mal que, para muchos pasa por el bajo vientre. De aquí para arriba, dicen, soy creyente; de aquí para abajo, hombre. Semejante casuismo es torpe e inadmisible. la pregunta de arriba se contesta preguntando a su vez si un creyente fanático, un hombre con la fe del carbonero no puede ser malo. La respuesta tomada de la historia y de la vida no puede ser más concluyente: se puede ser un santo sin creer en nada, y se puede ser un monstruo creyéndolo todo. Podéis ampliar la base cuanto queráis saltando de un hombre a una nación, a un continente, a una civilización, a una época. El resultado es el mismo. China y Japón son ateos desde hace cinco mil años. Pero sus instituciones políticas, su excelente moral, su pacifismo, sus grandes costumbres, han podido ser un ejemplo para Europa. El budismo primitivo fué también ateo. dónde ha habido (ni hay) religión más dulce que el budismo? Según la doctrina de Krisnamurti: creer o no creer da lo mismo; lo único que importa es el obrar. Esto no puede causar sorpresa a quien sea capaz de pensar por su cuenta. Religión y Moral que en las teodiceas al uso van unidas en la relación de causa a efecto, tienen raíces distintas. La raíz de la religión está en el entendimiento, y al fallar éste, en el sentimiento. La raíz de la moral está en la voluntad, o si queréis en el instinto natural de asociación. Me explicaré.
Moral. En el primer capítulo de su Historia de las ideas morales estudia Gille la génesis y naturaleza de la moral. Esta, no es la resultante de ningún imperativo trascendente, sino hija inmediata y natural de la asociación.
La asocación es una condición de vida para el ser humano. Todo hombre necesita de otro u otros para no perecer. Pero esto sería imposible sin una convención voluntaria y previa de derechos y obligaciones entre los seres congregados para ayudarse en la lucha común contra las fuerzas naturales y los organismos vitales concurrentes. De estos antecedentes, que son inconcusos, se deja caer el consecuente: las primeras nociones morales se remontan a la formación de las sociedades primitivas. La etimología misma de las palabras moral o ética define la cuestión. Etica, del griego ezos (costumbre. moral, del latino mores (costumbres. Moral no es sino lo que se acostumbra hacer. Esto explica el por qué de que haya tantas morales como siglos y pueblos. Recuérdese, por ejemplo, aquel código de moral que obliga a las recién casadas de algunos pueblos orientales a exhibir sus calzones después de la primera noche de bodas. En cuanto a la moral occidental o cristiana, escriba la historia de sus cambios quien tenga paciencia para ello, y yo garantizo que habrá carcajadas hasta en el paraíso.
Con todo lo cual, le perderemos un poco el respeto a aquella famosa Moral que nos enseñaron a poner sobre los cuernos de la luna. Ella no tiene nada de divina: es hija humilde de la tierra, nacida de un puro men ster humano.
Nos hallamos por lo tanto, tan lejos del misticismo y del dogmatismo como del moralismo, si afirmamos con Gille que, la moral sería una logomaquia si el deber no se asentara sobre el derecho; el derecho sobre el ipterés; éste sobre la necesidad; y ésta sobre lo que es indispensable al organismo individual y social.
Todo lo cual se nos aparece como una cadena de hechos naturales, siendo la resultante última que la moral es una ciencia natural.
Religión. La raíz de la religión está en el entendimiento, y cuando éste falla, en el corazón. Este tiene razones que no conoce la razón, como sabemos. La religión es una interrogación al Enigma del Universo, ante el cual nos inclinamos sobrecogidos. una Esfinge que nos pide la adivinación de un secreto que nunca se nos revela. Desde que clareó la pri Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica