REPERTORIO AMERICANO 85 Síntesis de mi de mi Filosofía Por Rafael AREVALO MARTINEZ (En Rep. Amer. De la obra inédita Así vió el cosmos un hombre. PRIXNES Rafael Arévalo Martínez (En 1947)
En síntesis mi filosofía es la de aquel que después de barrer del campo mental, en el que desea edificar su verdad, todo el fárrago de prejuicios, acumulados por el hombre en el transcurso de la historia, en el ya desnudo solar sólo puede poner estos ladrillos conceptuales: 1) Soy un animal, el de más alta jerarquía; 2) No sé cómo vino al hombre la razón ni qué es ésta ni entiendo la vida ni nunca podré conocer nada esencial; ni qué fué, es y será el hombre, ni qué fué, es y será el mundo en que actúa; a la pregunta ansiosa del hombre por el sentido del universo nunca ha contestado una revelación divina; nunca en la tierra se ha revelado una intención y un pensamiento más altos que la intención y el pensamiento humanos; 3) La razón, nuestro único instrumento para conocer, cuyo primer empleo fué defender la vida de la especie y que ha crecido tanto que intenta conocerse a sí misma y conocer el universo que la rodea, por una parte es tan alta que permite filosofar, por otra es tan falible, tan precaria y condicionada, que la mencionada ayuda a la vida del hombre no la da plenamente al individuo sino sólo a la sociedad; y sin embargo, aún así deficiente, por ella existe el universo, que si ella faltase moriría con ella; y por ella existe el individuo en su altísima forma de conciencia animal; no se puede separar de la emoción y en unión de ésta constituye el yo humano, tan vulnerable, tan aleatorio y contingente; 4) Están en lo cierto los filósofos que afirman que la llamada alma humana, o el yo, no es sino aquella apenas fija referencia de la memoria que da débil unidad a los estados de conciencia; lo que me pare.
ce natural, ya que es apenas una mente animal en elevado grado de desa ro, ay, muy deficiente aún; y de aquí que es explicable y disculpable todo error del hombre; éste hizo perdurable con la imprenta sus conocimientos que antes apenas recogía la tradición oral o escrita; desde entonces se creó algo así como el gran cerebro de la humanidad, del que cada in dividuo es una célula; la filosofía da uni.
dad a los conocimientos especializados, en que forzosamente tuvo que dividirse el esfuerzo mental humano, por razón de su pequeñez; pero al filósofo siempre faltará el saber vocacional del astrónomo, del geólogo, del fisiólogo, del físico, del químico, del botánico. que acaso en una forma nue.
va podría dar sugestiones útiles al inves.
tigador de la verdad cósmica; 5) Así como tenemos por delante de nosotros la eternidad indivisible así también atrás de nosotros está la eternidad indivisible; este fruto de la eternidad, el hombre, es digno de ella; pero la eternidad no cuenta del todo para apreciarlo, si conjeturamos que los mundos, como los seres, nacen, viven y mueren; 6) En una mínima parte de su existencia los hombres mejor dotados filosofan, y durante el resto, de acuerdo con su na.
turaleza, luchan por la vida; los hombres peor dotados, en abrumadora mayoría, mueren sin preguntarse seriamente por el problema del universo; esto y la enseñanza, de generación en generación, de los adultos a los niños, de creencias recibidas y aceptadas sin discriminación y que desfin; y la naturaleza ni fué creada, ya que es eterna, ni tiene fines; por este engaño califica un olor de grato y perfumado o de hediondo y nauseabundo; y sólo para él y por él existen estas denominaciones, pues todo es materia en diferentes faces afectan.
do a materia, siempre la misma, y que unas veces huele bien y otras mal a su califica.
dor, que en su olfato tiene un guía espe.
cífico para procurar o desechar las cosas; y lo mismo pasa con los otros sentidos y conduce a las disyunciones de bello o feo para la vista, armonioso o desacorde para el oído, dulce o amargo para el gusto, sua.
ve o áspero para el tacto, cuyos primeros términos califica de buenos o, en general, de bien, y cuyos segundos términos califi ca de malos o, en general, de mal; pero el bien y el mal sólo existen para el hombre; y desde luego, la felicidad de éste no es el objeto del universo, en cuyo seno todo es perfecto porque todo es necesario y es.
tá inexorablemente determinado; el dolor, motivo de todas las quejas y de todo el pe simismo humanos, es necesario y por lo tanto no puede motivar justamente la nota de mala para la vida; la vida es perfecta y no es ni buena ni mala; es, y lo mis.
mo pasa con la moral: no hay ni virtud ni pecado; 10) El hombre es el único animal que sabe seguramente que va a morir, y con este conocimiento y ante el fracaso total e inexorable de todo el mundo histórico creado por él mismo, no tendría ni valor ni fuerzas para seguir viviendo si no hubiera acudido a la mentira de los credos religiosos que le ocultan la terrible verdad y lo engañan para que pueda subsistir además de la mentira religiosa está la artística y la de una falsa filosofía poetas hebreos, con el nombre de profetas.
crearon el cristianismo, poetas griegos, el paganismo y poetas de todos los pueblos las otras religiones; 11) El pesimismo humano, el de Schopenhauer, por ejemplo, ante este fracaso nal es tan comprensible que y) comprendería el motivo aún del suicidio colectivo de la humanidad; en efecto, el universo entero perece y desaparece para todo individuo que se muere; y el perpetuarse en los hijos, que a su vez morirán en bre.
ve, no es un consuelo sino un dolor más, el más grande, el de los seres que uno ama; 12) El pesimismo es comprensible; pero no razonable ni justificable; yo no soy pesimista; a la vida no cabe adjetivarla; y yo la amo y la reverencio: 13) La vida, como una tendera exacta e inexorable, que sólo tiene una mercadería, el placer, y sólo admite una moneda, el dolor, por cada centavo de placer que nos proporciona nos hace pagar un centavo de dolor; y así, si nos vende placer por diez dólares, pagamos en dolor la nisma cantidad; lo que quiere decir que a un paraíso de placer vendido corresponde un infierno de pago, y en cambio sí sólo tene.
mos pequeñas satisfacciones sólo tenenos pequeñas contrariedades; por lo que yo llamo ley de compensaciones. que per.
mite al hombre hablar de la justicia y equidad de la naturaleza y le prohibe la nota de crueldad para la misma, el griego aconseja la ataraxia; 14) Interesante es para el pensador conocer toda filosofia como ésta que estoy (Concluye en la pág. 95)
pués es casi imposible desechar, hace explicable que perduren fábulas legendarias, por pueriles y falsas que sean; la humanidad en su niñez, separada de nosotros por milenios, es la que aun adoctrina a los contemporáneos; Guyau habló de una irreligión del porvenir que acaso no llegue nunca para la humanidad; 7) La primera mentira que nos hace olvidar nuestro origen animal es que se nos envuelve en pañales al nacer; la segunda, que se nos hace convivir con seres espirituales y arrodillarnos ante ellos desde muy niños, y la última que se nos encierra en una caja de madera al morir; en el intermedio los productos de la industria humana, que aunque sean construídas en serie, pueden calificarse de obras de arte, ennoblecen pero desfiguran todos nuestros actos, desde el asimilar alimentos hasta el desechar residuos; 8) La mayor parte de los hoi. bres, y entre ellos varies de los más grandes mueren en la minoría de edad de i razón, hasta tal punto que acaso uno de entre un millón la alcanza; no pueden desechar alguno o algunos de los errores y prejuicios que ha acumulado la humanidad desde el comienzo de su historia; digo esto después de releer a Spinoza, que me parece admirable; si creyese en Dios que no sé si existe o no y no niego ni afirmo, porque no tengo elementos de juicio para negar ni para afirmar, sería panteista como él; 9) El hombre desconoce que es una parte de la naturaleza y que ésta no puede ni no ser ni ser de manera distinta a como es; y por este desconocimiento habla de su imperfección, la de la naturaleza; cree en un propósito de la naturaleza y la naturaleza no tiene propósitos; cree que fué creada para servirle y que tal es su ollo, pe Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica