REPERTORIO AMERICANO 297 Alvaro Odio de Granda Niño prodigio Por Alberto MIRÓ (Envío del autor, en la Redacción del Diario de la Marina. La Habana. acerca de este niño cuando apenas tenía cinco años, lo siguiente: OYENDO ALVARITO ODIO DE GRANDA Delante de este violinista genial de cinco años, Alvarito Odio de Granda, nos sentimos como en presencia del misterio infinito indescifrable de la Creación.
Este arte suyo que lo mismo interpreta las difíciles producciones de los clásicos, que las notas marciales del himno de la Patria, este arte suyo inefable y maravilloso. por qué es?
Los niños prodigios siempre han despertado gran interés y planteado un problema hasta ahora sin solución. Diversas interpretaciores se han dado a este fenómeno que no satisfacen plenamente. Se ha invocado la herencia, la reencarnación, etc. pero hasta nuestros días no sabemos en realidad a qué obedece este fenómeno. Su aparición es esporádica y desde hace muchos siglos la historia nos da cuenta de niños de un desarrollo intelectual extraordinario con relación a su edad y con una inteligencia no común, pero con la particularidad de sobresalir en una rama del saber humano.
Alvaro Odio de Granda puede considerarse como uno de ellos. La facilidad con que ha aprendido la música y la manera como la interpreta, hacen de este niño, que aún no cuenta años, un verdadero prodigio.
Los que lo oimos en su primer concierto, nunca podremos olvidar aquellos momentos de emoción intensa que nos hizo pasar.
Tenía apenas cinco años, todavía llevaba el cabello largo y sus crespos daban a la cara infantil un marco de belleza encantadora, a tal punto que en un concurso de fotografía, el estudio de su cabeza ganó el primer premio.
La sala en que tocó estaba completamente llena, más de 300 personas, en su mayoría de pie, oyeron al niño, y más de 100 tuvieron que abandonar el local por falta de lugar.
Con un aplauso nutrido y prolongado recibió la concurrencia a Alvaro que con su pequeño violín, un 16 avo, hizo conmover al auditorio que con un silencio religioso oyó todo el programa. Este se componía de obras de Beethoven, Schubert, Massenett, etc. que Alvaro ejecutó de una manera magistral y de memoria, sin fallar una nota.
Al terminar el acto el niño fué ovacionado por la concurrencia. Hubo que protegerlo para evitar que lo lastimaran, pues todos los que lo oyeron querían verlo de cerca. Las mujeres lo besaban en la frente y en las manos. Muchos lloraban conmovidos, y los hombres también sentían la emoción que embargaba el ambiente aquella tarde de arte y de prodigio. Un caballero que se hallaba sentado al lado mío pronunció las siguientes palabras: Esto no se ve más que una vez en la vida y tal vez en un siglo. De dónde a las tiernas manecitas les vino el regalo de esta sorpresa de armonías. De dónde vino a sus oídos ese instinto conocedor de todos los secretos del arco y de las cuerdas de su violin diminuto. De dónde las múltiples facetas del sonido, sus recursos y sus combinaciones. Cómo entraron sin desbordarlo, en este cerebro de cinco años? La humana mente sólo sabe responder que así fueron los niños prodigiosos desde Jesús hasta Mozart, desde Heredia hasta Martí. BRIXENCE Alvaro Odio de Granda reció nuevamente ante el público y fué aclamado hasta el delirio.
Con autoridad, no muy comprendida todavía, a tales interrogaciones la ley de herencia quiere responder. El padre de Alvarito, el distinguido médico doctor Gustavo Odio de Granda, es un magnífico violinista. y la madre, la señora Dolores Pestana de Odio, toca admirablemente el piano y acompaña el violín de su hijo con acierto y ternura maternales: acompañamiento es fidelidad y abnegación.
Bajo la doble guía el genio de Alvarito ha tendido sus alas.
Del último concierto celebrado el 15 de julio pasado, habló toda la prensa encomiásticamente, como un hecho de gran trascendencia. No podemos reproducir en este artículo las opiniones favorables al niño, bástenos con transcribir algunos párrafos publicados por el eminente musicólogo Antonio Quevedo, conocido internacionalmente, en su leída sección Musicalia del periódico Información del 20 de julio pasado: Pero la ley de herencia que aquí bate sus palmas, no siempre se manifiesta en análogos casos. en muchos, en los que las negaciones sucédense de unas a otras generaciones, surge el genio.
encoTodos los periódicos comentaron miásticamente la actuación de Alvaro Odio de Granda y publicaron su corta, pero notable biografía.
20 se trata, como pretenden los cultores de la fe absurda y ciega en lo sobrenatural, de ia aparición del genio en lejana reencarnación?
De ella damos los datos más sobresalientes: Alvaro Odio de Granda nació en La Habana el 28 de octubre de 1940, de padres artistas; aunque no se dedican al arte como profesión, siempre tuvieron la idea de dedicar a su hijo al arte. La presencia de un niño de años en el escenario es siempre una cosa patética, sobre todo si tiene sobre sí la tremenda responsabilidad de un concierto. Este pequeño violinista nos inspira una inmensa ternura, y quisiéramos hablar de él sólo con el lenguaje de la emoción. Pero se incurre en una gran responsabilidad con el artista de mañana exaltando hasta el ditirambo el niño precoz de hoy. Leyendo las opiniones críticas que ilustran el programa, pensamos qué halagados se hubieran sentido Menuhin o Heifetz, si cuando tenían diez años y estudiaban en el Conservatorio se hubiera dicho de ellos algo parecido. No ya en lejanía de tiempo y lugar, en nuestro propio medio fuéronse a lo desconocido las almas selectas de grandes artistas: White, Brindis de Salas, y otros genios de la música.
Dicen que nada acaba: que todo se transforma. el talento asombroso de un niño agregan es la transmisión del talento que se fué: es el genio.
Antes de dar sus primeros pasos le pusieron en las manos un pequeño violín de juguete en el cual el niño se ejercitaba en pasar el arco sobre las cuerdas.
mente los tres años y medio empezó a estudiar el violín con su padre que le enseñó los primeros rudimentos. esta edad, naturalera imposible enseñarle a tocar por música, pero iba desarrollando su técnica de una manera mecánica, hasta que poco a poco aprendió a leer música y entonces a los cuatro años su padre lo puso a estudiar con el famoso violinista ruso Alexander Prilutchi, violín concertino de la Orquesta Filarmónica de La Habana. los cinco años y medio apaEn la vida corriente, Alvaro es un niño como los otros. En la escuela ocupa los primeros puestos, pero no es más adelantado que sus compañeros. Es en la música donde su personalidad tiene un adelanto de más de diez años. No tiene ocho y está cursando el quinto año de violín.
Sin medio de descifrar el eterno enigma; sin saber en absoluto si es el azar, o la ley de la herencia, o la supervivencia y regreso de las almas; sin vislumbrar las rutas por donde pasa de una alma a otra la antorcha inmortal, sólo nos es dado a los humanos contemplar la belleza, como a nuestros sentidos aparece; ya en los rasgos de la perfección estética en los seres, en las flores y en las cosas; ya en las excelsitudes del lenguaje y de la poesía; ya en las casi divinas sensaciones de la música, sublime regalo de Dios a los hombres. Enrique Loynaz del Castillo. Agosto 1946.
El insigne patriota y hombre de armas y letras, General Enrique Loynaz del Castillo, autor de nuestro Himno Invasor, ha escrito Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica