Democracy

190 REPERTORIO AMERICANO GUERRA INTER TROGLODITA Cell VO VV VA pesar de la Independencia y los Proceres la escena tiende a repetirse.
Ch.
toridad que el terrorista se atribuye a sí mismo, y que no es sino fuerza, y por lo general poquísima, de otras doctrinas y figuras. esto, naturalmente, lleva consigo una pérdida automática de la autoridad intelectual.
Pero esta actitud, con ser muy frecuente, no es universal: considerables porciones del gremio intelectual, sobre todo en algunos países, no han incurrido en ella. Y, sin embargo, el fenómeno de disipación de su autoridad es de generalidad tan extremada, que sólo escapan a él excepciones individuales, contadísimas y que, aun ellas mismas, se resienten del contexto social sobre el que aparecen. Por qué ocurre así? mi juicio, aquí interviene un factor de distinto linaje aunque en el fondo tiene estrecha conexión en lo antes dichoPor razones muy complejas, se tiene la impresión de que los intelectuales no tienen hoy soluciones para los problemas humanos, que son los verdaderamente graves e importantes. Lo que se dice en los países en que no se ha interrumpido la comunicación normal del escritor con sus lectores, o que la han reanudado, no es muy esperanzador. Después de oídas sus palabras, la desorientación persiste y no se sabe a qué atenerse. Se ha perdido la fe en que los hombres de ideas tengan la clave de los problemas que agobian al hombre de Occidente, y ha dejado de atenderse a su voz. Es esto justo. Puede pedirse al intelectual, sin más, que tenga soluciones para los problemas. Las tienen éstos tiempre, por ventura? En el fondo de esa actitud laten, a la vez, el señoritismo de las masas actuales y una concepción frívola de la inteligencia, que data del siglo XVIII. La propensión a desentenderse de la estructura de la realidad, a suplantar con meras combinaciones de ideas, ha hecho que se olvide lo que quiere decir en todo su rigor la palabra problema y que se descarte la posibilidad, tan probable, de que sea insoluble, o al menos que su solución requiera largo tiempo y esfuerzo. De ahí la predilección por las recetas. provocada en las masas por el ejercicio irresponsable de la función intelectual. Pero esas recetas pierden pronto su crédito y no es fácil que los hombres sigan interesándose mucho tiempo por los que las elaboran y hacen propaganda de ellas. hay que decir que la inmensa mayoría de lo que hoy ofrece el cuerpo intelectual no es otra cosa. Ante la enorme dificultad de las cuestiones que el Occidente tiene planteadas, se hace una y otra vez un gesto frívolo, consistente en brindar una fórmula, con frecuencia sólo una palabra, que puede ser un recuerdo histórico, un tópico grato a las muchedumbres de uno u otro color o el último descubrimiento del snobismo que, por cierto, suele ser antepenúltimo Dejo al lector el cuidado de poner los ejemplos El hecho es que hoy, aun en los países de más tradición intelectual y que, no hay que decirlo, cuentan con mentes egregias, falta radicalmente su autoridad específica, y con ella esc poder espiritual que tan decisivo parecía a la mirada perspicaz de Augusto Comte. La vida humana, que tiene una casi ilimitada capacidad de adaptación, ha tratado de compensar esa situación anómala con una extraña mezcla de sonambulismo y cinismo; pero son dos expendientes de muy corto plazo de eficacia, y sus virtudes están ya a punto de agotarse.
Por esto, si se mira con atención se ve cómo en todas partes empieza a sentirse de nuevo la necesidad, más apremiante que nunca, casi angustiosa, de la autoridad intelectual. Todavía son pocos los que vuelven a echarla de menos, esta vez de un modo perentorio e inexorable; tras ellos van a seguir, muy pronto, las multiΕΙ sentimiento democrático tudes. es curioso y conmovedor observar cómo en los pueblos de América estos mínimos grupos realizan un afanoso recuento de los contados intelectuales rari (Es un editorial de La Prensa de Bs.
nantes in gurgite vasto. que han escapado al Aires del 19 de diciembre de 1948. naufragio de su autoridad. Con la ansiedad y la sinceridad del que echa mano de los últimos Negar que haya existido y que exista el recursos, superan incluso las petulancias nacicsentimiento democrático en los pueblos de nales y miran más allá de sus fronteras, en busAmérica equivaldría a desconocer los hechos ca de los supervivientes. Frente a la confusión históricos y la realidad política y social en de tantos congresos, recontres. asambleas, esta parte del continente. En todas las épocas, conferencias y revistas, en que se repiten in aun en las que precedieron a la emancipación variablemente dos o tres arias, encuentro en esa definitiva en el Norte, en el Centro como en afanosa indagación en torno suyo de esas mi el Sur, el sentimiento de ser libres, integralnorías inteligentes intelectuales o no el mente libres, iluminaba la mente de los homprimer síntoma de un restablecimiento de las bres más preclaros y anidaba en la subconscienjerarquías, y por tanto de la autoridad, en Eu cia de los pueblos al parecer más oscuros y no ropa y en América.
por ello menos dispuestos a la rebeldía. En ¿Quiénes son esos intelectuales en los que 1808, el gran Jefferson decía: La América se refugian y condensan los restos del poder es tiene principios distintos de los de Europa y piritual que su gremio ejerció en otros días? debe tener un sistema suyo que la separe del No hay temor de ver estampados aquí sus antiguo continente, guarida del despotismo, nombres, porque su breve lista es la única que para ser lo que debe ser, la morada de la lino puede enunciarse: perdería toda su eficacia. bertad. En poca cuenta tuvo el insigne estaPorque no se trata de nombres que puedan ser dista los principios fundamentales heredados propuestos a la admiración o a la estimación de Inglaterra e incorporados a la Constitución de las gentes, sino que han de ser impuestos de los Estados Unidos y escaso aprecio mosa su intima necesidad. Son los hombres sin los tró por la Declaración de los Derechos del cuales cada uno de nuestros contemporáneos no Hombre y el Ciudadano pregonada en la Franpodrá vivir, literalmente, y por eso será él cia de 1789. En buena parte tenía razón para quien tendrá que buscarlos y encontrarlos. Almirar a Europa con tanto recelo, porque allí gunos, los más alertas, repito, lo están hacienpredominaban los regímenes absolutos que nunca acogerían con simpatía el nacimiento de las Lo que sí puede decirse es que la autori nuevas naciones americanas. Habrían de transdad intelectual sólo puede restablecerse desde currir todavía dieciocho años para que Canlas cosas; quiero decir, desde los problemas, ning, resuelto a frustrar las aspiraciones del que es lo que hoy por hoy tenemos, y no des congreso de soberanos en Verona, pronuncia.
de las soluciones previas, es decir, la ficción.
ra en el Parlamento inglés, el 12 de diciembre Los intelectuales recobrarán automáticamente su de 1826, su célebre discurso: He llamado a autoridad, tan pronto renuncien a la magia y la vida a un nuevo mundo para restablecer el a las frases y acometan, con ademán sencillo equilibrio del antiguo.
y brioso, las cuestiones que están planteadas, Para que nuestra América pudiese restaLos hombres de Occidente volverán a confiar blecer ese equilibrio tendría que ser lo anunen la inteligencia, que ha sido su gran fuerza milenaria, en cuanto la vean funcionar, es deciado por Jefferson: la morada de la libertad.
cir, aplicarse a la faena de dar razón de las coNo hay disidencias a ese respecto. Así lo desas. Necesitan ver trabajar, con fruición y sin muestra vamos a decirlo con palabras de Migestos, a los que tienen como misión propia tre la unificación política de todo un conbuscar la verdad; y se sentirán asociados a su tinente, que ocupa la mitad del orbe, y proesfuerzo y llenos de ánimo aun en medio de clama, por instinto genial, los principios lógilas mayores dificultades, siempre que tengan cos de la democracia como ley natural y regla conciencia de que se está luchando con ellas y universal del porvenir; la consagración de un de que en esa lucha se emplea a fondo el ins nuevo derecho de gentes y un nuevo derecho trumento con que es dado al hombre arrancar constitucional en oposición abierta a derecho a la realidad su secreto: la razón.
de conquista y al tradicional dogma monárdo ya. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica