Carmen LyraElías Jiménez RojasJoaquín García MongeWorld War

350 REPERTORIO AMERICANO (Viene de la pág. 344)
AHORRAR es condición sine qua non de una vida disciplinada DISCIPLINA es la más firme base del buen éxito LA SECCION DE AHORROS del BANCO ANGLO COSTARRICENSE go los ca medalla de oro de los vencedores, por su estudio Causas mediatas e inmediatas de la Independencia de América. Sus libros estudian preferentemente las clases sociales elevadas, de cuyos usos y modalidades se manifiesta un profundo y cabal conocedor, según el testimonio de sus amigos y de sus críticos. Pero es admirable que pueda pintar con tantos visos de realidad la vida de ciertas residencias de familias modestas y las casas de pensión de los estudiantes, que sólo visitara de ocasión. Se le ha criticado su amor entusiasta por Jas descripciones de locales, mobiliarios y artefactos, y sobre todo de los trajes y adornos femeninos que jamás pasa por alto. Sin embarque hacen estos reparos deben tomar en cuenta que ha prestado, con sus observaciones agudas sobre esta materia un gran servicio a los escritores de ahora. En estas minuciosas descripciones de locales, de muebles y vestidos tenemos la evocación de la vida familiar y social de la aristocracia santiaguina hecha por un artista y por un hombre de mundo. Pero por sobre todas estas características sobresale la de su valor y sinceridad para exponer la decadencia y la descomposición de las clases altas. Orrego Luco no es un redentor del pueblo, como los que tan abundantemente aparecen en todas partes; es un redentor que corrió los mayores riesgos sin tener en su favor ninguna de las ventajas de la popularidad. El tuvo como recompensa, únicamente los ataques y las reclamaciones de las gentes de su clase, que le acarrearon mil disgustos y sinsabores, y la indiferencia de los de abajo que no se preocupaban de lo que sucedía en las alturas. el más antiguo del país)
está a la orden para que usted realice este sano propósito AHORRAR tista profundamente chileno, que analizó nuestra vida nacional en sus principales aspectos y supo retratar en forma acabada no sólo al mundo aristocrático en que había nacido y cuyos errores condenó con valentía, sino también al roto sufrido y trabajador, por el que tuvo siempre una simpatía noble, comprensiva y generosa.
Escribió novelas admirables, repito, novelas que siempre figurarán con honor en nuestra historia literaria, y debo afirmar, con profunda sinceridad, que Luis Orrego es a mi juicio nuestro primer novelista, el más ilustre y grande de todos; mayor que Blest Gana. Casa Grande, por ejemplo, es una obra que tuvo un éxito inmenso cuando se publicó y continúa teniéndolo hoy y lo tendrá siempre, porque posee méritos artísticos y un valor histórico, como retrato de una sociedad y de una época, que difícilmente podrán ser gualados.
Su última novela, Playa Negra, publicada bace apenas un año, me conmovió profundamente, y yo escribí en El Mercurio un extenso estudio para analizarla, para examinar, alabar y aplaudir toda su belleza. esta obra, verdadero canto de cisne, revelaba que las dotes imaginativas, el conocimiento profundo del corazón humano, conservaban en la tarde de su vida toda la profundida y el encanto de la juventud. no sólo fué un gran escritor, sino también un gran ciudadano, un ciudadano ejemplar, que dedicó a su patria todas sus energías.
Luchó en defensa de la constitución y de la ley en los campos de batalla, que se tiñeron con su sangre generosa, ganándose en buena lid el grado de General de la República, que el Gobierno le reconoció justicieramente más tarde.
Fué parlamentario brillante, Ministro de Justicia e Instrucción Pública, cargo en que le correspondió el honor de impulsar la ley de instrucción primaria obligatoria, cuya dictación se le debe en gran parte. Más tarde fué Embajador y ministro diplomático en varios países amigos, donde dejó honda huella de su capacidad extraordinaria.
Me unía a él una intima amistad que duro toda la vida y debo recordar que juntos hicimos muchas campañas en beneficio del país.
Por eso he venido, en representación de la Academia Chilena, a despedir sus restos con honda, inmensa y viva emoción. Luis Orrego Luco, se abren para ti las anchas puertas de la inmortalidad y sobre tu figura caen ya los rayos de la gloria!
Elizondo y Julián Marchena. los poetas.
Recuerdo como cosa de hoy, que le estaba enseñando a recitar, para una fiesta próxima, a una de sus alumnas, la composición AL mercado, de Aquileo Echeverría, que comienza así: ANEXO Luciendo el cuer pecito que Dios le ha dado, su boquita de grana, sus ojos pardos, y su talle flexible, sus pies enanos, a la bella Carmela, la del Naranjo, con su limpia canasta colgada al brazo, a comprar las verduras en el mercao.
DISCURSO DE DON ARTURO ALESSANDRI PALMA ANTE LA TUMBA DE DON LUIS ORREGO LUCO (Diciembre de 1948)
Señores: En nombre de la Academia Chilena, cuyo seno honraba con su magnífica inteligencia y su vasta y admirable obra de escritor, vengo a despedir a Luis Orrego Luco, figura insigne y preclara, no sólo de las letras chilenas, sino de la literatura toda de este vasto mundo que es ia América.
Su obra es inmensa porque es la de un arCARMEN LIRA en mi recuerdo (En el Rep. Amer. El folleto en referencia lo editó la casa de Falcó y Borrasé, y llevaba en la portada el retrato de la artista dramática, Claude Ritter, estrella del Teatro de la Porte Saint Martin. de París, amiga mía, que imitando el gesto de La Marsellesa de Rude, tremolaba la bandera gloriosa entonces de Francia. Le pusa prólogo para ejercer una pequeña venganza contra los expresidentes don Cleto González Víquez, don Ascensión Esquivel y don Ricardo Jiménez Oreamuno quienes, con distintos pretextos, se negaron a firmar el manifiesto de los aliadófilos costarricenses, que redactó el Dr. Elías Jiménez Rojas.
Carmen Lira no quiso contribuir con 13da alusivo a la toma de la Bastilla (el librito iba a aparecer el 14 de Julio. por los motivos que explicó en el ensayo referente a Renán, que tuvo la amabilidad de dedicarme. Para suerte mía y de la literatura costarricense, es de lo más emotivo y hondo de la escritora, que hoy lloramos. muerta en olor de celebridad notoria. Si tal ensayo hubiera salido de la pluma de un cher Maitre del Instituto. hubiera sido declarado, sin ambajes, obra maestra.
No le tuve que dar muchas vueltas a Chabela para obtener el cumplimiento de su promesa: el día fijado recibí la colaboración solicitada. Cuando me la entregó, le di una o jeada a riesgo de parecer mal educado y me Tengo que confesarle a don Joaquín García Monge, que abro con pavor los paquetes de Repertorio Americano, porque temo encontrar en sus números una nueva columna miliaria. En efecto, en poco tiempo desaparecieron Roberto Brenes Mesén, Mario Sancho Carmen Lira, que vivió en México su postrera eta.
pa de existencia, muriendo de nostalgia por Costa Rica, país tan amable para todos sus hijos, que no he conocido ninguno que no suspire de nostalgia en el extranjero, por él.
Me tocó contemplar en la Capital azteca, por ejemplo, a Moisés Vincenzi, llevado allá por Vasconcelos, con buen sueldo y magníficas perspectivas, suspirando bajo las frazadas, en la Pensión Francesa de Mme. Tourillón, por la patria remota, que por lo que decía entonces, no le había tratado con gettrosidad.
Conocí a Carmen Lira en San José, recién llegado de Europa, cuando finalizaba la puimera guerra mundial. La fuí a buscar el Edificio Metálico. donde daba clase a un giupo de pá velas, para pedirle colaborackin para un folleto de homenaje a Francia. Me la habían dado ya el Dr. Fernández Ferraz, Rómulo Tovar, Ernesto Martín, Luis Dobles Segreda, Alejandro Alvarado Quirós, Ramon Zelaya, entre los prosistas, y Rogelio Sotelz. Agustín Luni, diúbal Villalobos, ti. már Zamora Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica