John Dewey

296 REPERTORIO AMERICANO nuevos hombres del espíritu. Es decir, a los una clara señal. Su espíritu es un espíritu pofilósofos del siglo XX.
seedor, de hecho, de dos mundos. Dueño en Amantes de las más fuertes tensiones y su calidad de europeo, de la más vieja tradicapaces, asimismo, de valorar las realidades del ción cultural, e hijo de las proximidades de la mundo desde la altura de su riqueza vital, ta estepa oriental, él se siente en posesión, realles filósofos no tardan, afortunadamente, en mente, de la visión del más remoto futuro.
presentarse. En casi todos ellos es posible cons esto en verdad, traduce su filosofía, obra tatar la presencia del hombre es decir, son forjada en el pórtico de los tiempos nuevos algo más que metodólogos. Vibran así sus pero teñida ya, profundamente, de azulosidapalabras y vuelven a ejercer influencia sus jui des de universalidad.
cios en el mundo tan vasto de la cultura sin ¿Quién es Keyserling, sin embargo, filo necesidad, igualmente, de constituirse en sim sóficamente expresándonos? La historia de la pres adláteres en la historia o las ciencias. Silosofía coloca la figura de nuestro pensador, Entre los filósofos nuestros, hablando con con ese algo pedantesco de todos los criticisun positivo afán de discriminación, el nombre mos clasificadores, dentro del movimiento condel Conde Hermann Keyserling merece quedar temporáneo llamada irracionalismo. Tai inscrito con devoción. Nosotros los hispano irrracionalismo pretende, ahora bien, a partir americanos tenemos, al menos, más de un mo de Bergson, que existen formas de conocimientivo para expresar a este pensador nuestro re to que, no obstante haber sido hechas a un la conocimiento. Habiéndole tocado a Keyserling do por la engreidísima inteligencia, deben hoy latir al unísono con hombres de la categoría en día volver contar. Aunando esfuerzos de intelectual y artística de Henri Bergson, Ro comprensión y verdad, el hombre podría así main Rolland, André Gide y Paul Valery en lograr esa síntesis de inteligencia e instinto, Francia; Freud, Otto Weininger y Stefan intuición y razón cuya conquista marcaría un George en Austria; Spengler, Max Scheler, paso más en la evolución cósmica, señala el Frobenius, Husserl, Hans Driesch, Sombart, propio metafísico francés. Volviendo a KeyThomas Mann y Albert Einstein en Alema serling, cabe decir que otros comentadores nos nia; David Herbert Laurence, Wells, Rudyard hacen su presentación insistiendo, sobre todo, Kypling, Havelock Ellis, Bernard Shaw y en la facilidad keyserliana de comprender forJames Joyce en Inglaterra; Unamuno, Ra mas de vida, ideas y culturas por lejanas u món y Cajal, Juan Ramón Jiménez y Ortega opuestas entre sí que sean; actitud esta impoen España; Jorge Santayana, John Dewey y sible en un pensador del tipo antiguo.
Waldo Frank en Norteamérica; Nicolás Ber Nacido en 1882, Keyserling recibe el esdiaeff, Lunarsarky e Igor Stravinsky en Ru paldarazo de la cultura en diversas Universisia; Rabindranath Tagore y el Gandhi en la dades libres de Europa, disciplinándose denIndia, así como, finalmente, Leopoldo Lugo tro de las letras francesas, poco antes de inines, José Vasconcelos, Diego Rivera y José ciar su tarea filosófica, siguiendo así el ejemClemente Orozco en Hispanoamérica; habién plo de algunos de los más eminentes escritodole correspondido a Keyserling, decía, latir al res germanos quienes, precisamente a través de unísono con todos ellos, la obra suya es uno Francia, han recibido las mejores credenciales de los grandes testimonios de nuestro siglo, de occidentalidad. Surgen de tal suerte, ya en por lo que alude a la filosofía.
Viena, La Trama del Mundo, Inmortalidad y Alemán del Báltico, Keyserling ve en ello La Filosofía como Arte. Ya entonces, sin embargo, el eminente Jorge Simmel vaticina al novel pensador que un día alcanzará él a expresar nada menos que un ser. La primera obra plena de personalidad de Keyserling es, sin duda alguna, El Diario de Viaje de un Filósofo. En tal libro procura su autor desentrañar el sentido trascendental que palpita en pueblos, razas, culturas, obras y teorías, y el cual integra positivas unanimidades ocultas bajo las diversidades de superficie. Porque la filosofía de Keyserling tiene un carácter marcadamente metafísico.
El camino más corto para encontrarse uno a sí mismo da la vuelta al planeta, asienta en tal Diario de Viaje el filósofo, dando sentido con ello a sus excursiones por el mundo exterior. Proteo, dice, debe seguir siendo proteico todo el tiempo que pueda, pues sólo las naturalezas proteicas son aptas para el sacerdocio de la metafísica. Hay que reintegrarse, pues, al mundo físico. concluye. Africa por el lado de Suez; la India, donde el pensador llega a sentirse un budista; Birmania de paso y la China, pueblo éste donde el meditador semejantemente se empapa en las sutiles y nobles teorías metafísicas del taoísmo sin dejar, por ello, claro está, de estudiar las vigorosas tesis de Confucio. Luego, al final, el Japón de cuyas Islas parte el barco que le reintegra a Europa por el rumbo de América, mundo nuevo cuyo vigor hace exclamar a Keyserling aquello de que el Occidente es a la manera de unas manos activas de la Divinidad.
Tales, en síntesis, las líneas de una movilización exterior indispensables, sin embargo, para una maduración interna que, mientras más tiempo logra ser retrasada, más plenamente garantiza una actitud de creación. De esta suerte, a través de mares, puertos, selvas, ciudades y montañas de países exóticos, regresa el filósofo evadido de las Tebaidas en que moraban sus viejos maestros, al seno fecundo de su actividad interior. Pero oigamos unos fragmentos de tal libro maravilloso. Qué falta de imaginación! prorrumpe casi al iniciar el viaje, al advertir la desesperación de sus compañeros de barco ante el excesivo calor en Suez. En el Norte estos ardores podrían ser peligrosos, toda vez que ahí no serían naturales.
El calor, empero, aquí es un elemento necesario del conjunto; su altura absoluta no es demasiado grande; un cuerpo que tenga imaginación debería, pues, alegrarse. Luego, en la misma Africa escribe, viendo a algunos naturales desde la playa. Qué hermosos son los negros desnudos! Aquí la escultura no tendría sentido. Entre nosotros, europeos, el cuerpo es, generalmente, una masa torpe, inerte; incumbe al artista cincelar en esa materia valores de expresión. Mas ¿qué decir de su estancia en la India, la China y el Japón y la serie de meditaciones, sutiles y graves, en estos escenarios de las más viejas culturas? En el Japón rodearon al viajero físicamente un gigante niños asombrados salidos de un bosquecillo. Tal vez la filosofía de Keyserling sea eso tan sólo: la filosofía de un hombre que filosofa desde el vigor y con la audacia mental de un cuerpo de dos metros de altura.
Al Diario de Viaje le siguen obras como Renacimiento, El Conocimiento Creador, Honbres Simbólicos, Norteamérica Libertada, Mundo que Nace, Europa, Del Sufrimiento a la Plenitud y Meditaciones Suramericanas. jira intelectual y artística que remata, seguramente, en Le Vida Intima, ya que logra perfectamente dar la vuelta al mundo el camino más corto para dar uno consigo mismo, o sea a su más límpida intimidad. Qué podremos decir ahora, en un sentiGonzález Lanuza su Eduardo (En el Rep. Amer. Quienes hayan leído la admirable novela indices de un determinado movimiento estétide Huxley, Time must have a stop, recorda co. González Lanuza, escritor de vasta cultura rán, sin duda, aquel silencio omnipresente, de gustos muy depurados, se nos aparecía brillante, vivo, bello, más bello que la música entonces con esa insatisfacción del verdadero de Mozart de que nos habla el genial nove artista, nunca plenamente aquietado en lista. No es un silencio así el que canta en marcha ascensional. Lo veíamos afinando muchos de los más personales nove poemas de clarificando día a día su lirismo. Al reunir en So Eduardo González Lanuza, el gran poeta ar un tomo sus Treinta y tantos poemas, pudo gentino? Ya en 1940, en una de las estrofas pensarse en verdad que su puesto era, en la de su Puñado de cantares nos había recordado literatura argentina, de primera fila. en su que dentro del canto redondo, está el silen máxima creación Transitable cristal (1943) se cio del pájaro.
nos apareció el poeta que a nuestro juicio Como otros de los más significativos va es de los más significativos en la actual lores de la actual generación porteña, Gonzá generación hispanoparlante. Podrá parecer un lez Lanuza integró aquel grupo de la revista tanto exagerada esta afirmación, por cuanto Proa, inolvidable para todos los que compren acontece que Eduardo González Lanuza, a pedieron la necesidad de una renovación en la sar de haber realizado una obra tan valiosa y 15 literatura argentina. Su primer libro Prismas, continuada, no es precisamente un poeta po07rico de hallazgos, originalísimo, está impreg pular en América. Pero, en última instancia, nado de aquella bizarría expresional que ca eso no debe extrañarnos, sino que viene en racterizó el movimiento ultraísta. En tal sen cierta manera, a caracterizar su obra, de vertido, esa obra es bien representativa de una dadera poesía. La verdadera poesía es una época determinada agregando a ese módu aristocracia, la única permitida en lo sus valores netamente líricos. En obras pos días.
teriores, González Lanuza supo serenar un po Hermandad sutil e intensa de imaginación co su vuelo imaginativo, su audacia en las me y emoción, de gracia y fuerza, de música y de otáforas y en los epítetos, logrando formas más profundidad, la poesía de González Lanuza Te ajustadas, y ello dentro siempre de su incon constituye un mundo de sueños y realidades, fundible verdad personal, de su búsqueda de una verdad mágica de la más fina espiritualizonas inéditas. No aconteció con él lo que con dad.
otros autores, que por no saber evolucionar Gastón FIGUEIRA.
con la época han quedado solamente como Montevideo. 1948.
nuestros Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica