Anti-communismCommunism

30 REPERTORIO AMERICANO des que da para todo, hasta para ganar indul.
gencia plenaria por cualquier barbaridad.
Recojo y termino. Napoleon II y Eugenia de Montijo perdieron el trono. El ejército francés de Oudinot de guarnición en Roma fué vencido. El rey Fernando de Nápoles y su hijo, perdieron el trono. Isabel II de España, tan dilecta de Pionono y agraciada por éste con la Rosa de Oro, perdió su trono. También para bien del cristianismo (no del catolicismo, que es otra cosa) Pionono y sus sucesores perdieron su trono.
García Moreno (58 75. Este caudillejo místico y violento había abolido la libertad de conciencia y obligado a la administración a ir a misa. El catolicismo era obligatorio; la herejía, delito; la libertad de cultos estaba proscrita; la enseñanza entregada a los frailes; el país consagrado al Corazón de Jesús; y el Syllabus ley del estado. Además se le había hecho por el gobierno el regalo de un millón de sucres al papa. Con estas premisas García Moreno tenía que ser el ideal de los gobernantes. No faltaba más! Pero, la ira de tres patriotas que lo ultimaron en Quito, y a pesar del agua bendita, terminaron esta segunda aventura de Pionono por tierras americanas. las leyes laicas que vinieron más tarde con Eloy Alfaro, pusieron al Ecuador en el punto justo de las relaciones de la conciencia con la ley y con la civilización.
También el Uruguay corrió otra aventura y od nta con Pionono. El general clerical Flores se había sublevado contra la ley tomando como pretexto la religión. Era el signo de los tiempos. La profesión de fe antiliberal era el bill de indemnidad que garantizaba a cualquier soldado bruto a quien le diera por romper la ley fundamental del estado. El libetalismo era pecado, y el general Flores no quería condenarse por un pecado de tan poca sustancia. Había pecados agradables que sí valían la pena. Pero el general estaba también bajo el signo de la tragedia y acabó sus días como García Moreno, sin que le valieran ni el patrono celestial ni el agua bendita. Hoy los tiempos han cambiado y se ha cambiado también el signo. por mejor decir, el antiguo signo se ha mancomunado con el nuevo, sirviéndole de adjunto. Especie de una dama de compañía, pero siempre en segunda persona. El persona je principal, el primer actor es el anticomunismo, que es el encargado de darle lanzadas al comunismo, el nuevo y pobre chivo expiatorio que paga hoy por los pecados del mundo. Con el anticomunismo por bandera, cualquier sable analfabeto tiene una patente de corso para hacer cigarrillos con el papel de las leyes. Como el evangelio de los humildes no da para comer, se profesa el evangelio de los granTal es el resumen de la historia de Euro.
pa y América en el pontificado largo y turbulento de Pionono. No hablaba a tontas el em bajador inglés en Roma, el prudente lord Cla rendon, cuando escribía estas palabras textuales: No parece sino que la Divina Providencia se divirtiera en obrar milagros contra las bendiciones del papa.
San José, Costa Rica.
30 XI 48.
Lo soñado Es un cuento de Asela GUTIERREZ (En el Rep. Amer. tarde, quizás con un telón de lluvia que envolvía en gris oscuro los barcos de Valparaíso.
Esta noche había comenzado, como tantas otras, a anegarse en recuerdos. Cada uno aportaba los suyos para alimentar una hoguera que brillaba invisible en aquel bar, con perfume de sándalo y marisma, con sabor de azúcar. Para qué necesitas endulzar tu café si eres cubana. Azúcar, caña de sus campos, poesía de la raza siboney. eran enemigos, de día, porque la mujer se sentía perdida y afanosa en esta tierra complicada. Su isla era también ardiente, pero el ritmo de la vida más suave y más lento, como a golpe de Habanera: En Cuba, la isla hermosa del ardiente sol, bajo su cielo azul, adorable trigueña de todas sus flores la reina eres tú.
Asela Gutiérrez Hace rato que la mujer escucha con las manos recogidas bajo la barbilla, esa barbilla infantil que le presta un aire desamparado e implorante. Están en el Salón Frío del único Sestablecimiento decente donde se pueden tomar unas copas y entablar una charla íntima, en el remoto pueblecito adonde sus destinos los llevaron a encallar. Corre una insospechada brisa que refresca el paisaje tropical y pone un final de alivio en la jornada de sol y de trabajo. De día se ven como enemigos. El hombre que vino de las regiones antárticas siente como nadie los rigores del calor en este Panamá de fuego. Echa de menos la nieve, los lagos, las alturas andinas, las peñas literarias donde su espíritu se regodeaba cada noche al lado de amigos geniales y de una bohemia mujer que lo seguía siempre y lo refugiaba en sus brazos cuando el alcohol había corrido copiosamente en las tertulias. Cuando se embriagaba, entornaba los párpados y miraba como entre sueños, y al andar improvisaba un paso de valsesito criollo. adoptaba un gesto conquistador y peligroso, de verdadero pirata. Los versos que le hacía declamar la embriaguez, eternamente delataban su incumplida vocación de marino y de pirata. Se lamentaba por sus mares distantes, por sus antiguas naves, por sus perdidos tesoros, por extrañas mujeres que a cada instante parecían decir adiós. Aquí en el Istmo acostumbraba recordar en sus conversaciones al más simpático de los Conquistadores, al sacrificado Balboa, cuya intuición lo condujera antes que ningún blanco a las orillas de un inmenso océano. Dueño de un mar. dueño de una isla. dueño de palmeras. Por ahí corrían las ambiciones del hombre. Le sentaban mal las corbatas ciudadanas, los horarios, los puestos cómodos y las menciones honorificas. Sería difícil que corriera nunca puertas de un Banco de Ahorros, pero sí era presumible que en cualquier momento volara, como un gran pájaro libre, a posarse en otras costas. Había escrito libros sobre las experiencias marineras de su primera juventud. El pasado marinero constituía su orgullo y su blasón. Su charla estaba salpicada de alusiones al mar. Allá quedó Lucía llorando, en el puerto. No me conmovieron sus lágrimas. Por qué antes no quiso comprenderme. Me hizo mil diabluras y las pagó. Allá, allá quedó llorando en el puerto. se complacía en evocar así a la compañera bohemia, diciéndole adiós a través de una cortina de llanto, a las últimas luces de la La noche apaciguaba el mal humor, y se buscaban para dar paseos y discutir sobre luceros. El le indicaba sus estrellas predilectas y le confiaba un temor sentido desde niño por la bóveda del cielo. Le atraía, pero adivinaba presagios oscuros, secretas amenazas en la comba gigantesca. Algún día se abriría, de pronto, y una voz terrible atronaría el espacio con reproches. Eran tan tontos los mortales. Qué cosas no habían oído los cielos a lo largo de los siglos?
Ahora los cobijaba la atmósfera muy agradeble que habían creado en aquel saloncito interiorano. Esta noche no se les había acercado ningún conocido, ningún imprudente. Ni siquiera el anciano Tivo, pintor de cuadros ingenuos que retrataban leyendas panameñas; pozo de sabiduría popular, crónica viva por cuyas palabras ligeramente altisonantes y llenas de nobleza, resurgía el pasado de Panamá. Hablar con Tivo era como curiosear un relicario de marfil, escuchar una cajita de música, abrir un antiguo armario familiar con rico olor a vetiver. Al viejo Tivo le encantaba conversar con la pareja de extranjeros, y éstos encontraban un placer especial en las evocaciones de Tia las (Envío de Carlos Luis Sáenz. Con estas palabras: Aquí le va una colaboración para Rep. Amer. Un cuento de Asela Gutiérrez Doctora en Filosofía y Letras de la Universidad de La Habana, escritora admirable.
troductora de la lengua inglesa, un fino espíritu y un gran corazón. El cuento tiene valor, usted lo verá y su tema es interesantísimo. La señora trabaja en la Escuela Normal, da castellano. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica