GuerrillerosImperialismJoaquín García Monge

REPERTORIO AMERICANO 285 García Monge (En El Nacional de México, de mayo de 1949. VII M VII IX XXI: 111 Qué hora es. a La Biblioteca de San José tenía una sala significa su empeño en ofrecer ideas, dejándodestinada a la gente menuda. La estoy viendo se robar el espíritu constantemente.
con sus mesas redondas, prontas a congregar Creció el Repertorio como la orquídea en atenciones dispersas; con su reír mañanero, sus el desierto: como un milagro. En la actualiventanas abiertas y su colección de revistas, dad tiene tantos rumores como el árbol de las llegadas de España con los mejores monos. genealogías, con la circunstancia de que a su Aquella sala llegó a ser tan necesaria, tan fa sombra puede leerse casi todo el pensamiento miliar, que las señoritas encargadas de la vigi contemporáneo.
lancia premiaron mi cumplimiento, regalán no se podrá escribir en los sucesivos años dome a fines de año un libro de dramatiza una historia bien compendiada de este pensaciones infantiles, con una dedicatoria que me miento hispanoamericano prescindiendo de la convirtió en mocoso importante.
colección de textos seleccionados por don JoaA veces entraba un señor gordo, sonrosa quín, pues en su revista están presentes los do, sonriente, que se llamaba don Joaquín principales diarios y revistas de América, y García Monge. Este señor, era el director de lo están en el aspecto más enérgico, más unila biblioteca.
versal, al extremo de que la fronda segundoUna tarde previa cita nos dijo un na, la energía sobrante que entorpece la fisocuento. La sala estaba llena de chacalines, vo nomía natural de nuestros pueblos, no se encablo que traducido al mexicano quiere decir cuentra por ninguna parte: ha caído bajo el escuintles. No recuerdo absolutamente nada del rigor de unas tijeras de oro.
cuento, pero me sería imposible olvidar la Pasaron los años. La revista de Joaquín figura del relator, frente a nosotros, atrayén García Monge llegó a leerse mucho más en donos con la promesa de los libros y practi Venezuela, en Colombia, en México, que en condo la saludable pedagogía del interés, del Costa Rica.
abono cordial, de todo eso que después se convierte en destino y nos salva.
Cuando luego pregunté a mi padre quién REPERTORIO AMERICANO hacía un periódico tan aburrido como el que tenía en las manos (Repertorio Americano) y contestó que don Joaquín García Monge, me llené de contradicciones, pues no quise aceptar que un señor que sabía tan lindas cosas de imaginación, dirigiera una revista que yo no podía entender.
Multitud de emociones dejé en aquella saLas etimeoides la de lectura. Acaso algún día las escriba, unidas al conocimiento de otras bibliotecas de México y Centroamérica.
La de San José, por ejemplo, saturada de cosas aromáticas y sutiles, de misteriosos ecos suboídos, tiene ioh Proust. con sus relojes atrasados y el estruendo de los aguaceros que allí me sorprendieron, el encanto de lo retrospectivo y la magia de los recuerdos solumnes. Yo no la puedo apartar de la imagen de don Joaquín, que pasea por sus corredores, que invade sus silencios, que llega con sus libros bajo el brazo y se detiene a conversar un rato, que es, en fin, consubstancial a ella misma, porque don Joaquín, que ha sabido vivir en obsequio a los demás, es como el Hoy 10 de setiembre de 1949 llegarecinto humano de los libros, y ya estamos mos con este No 1094 del mentado Rep. Amer. definiendo el Repertorio Americano y lo que y en San José de Costa Rica, a los 30 años.
En otras palabras, cumplimos los 30 años.
Hoy, como cuando salió el primer número, la siisma alegría, la misma fe, el mismo deber, los mismos propósitos.
El profeta siempre ha tenido parentesco con el judío errante.
Vinieron luego las grandes campañas. Contra: el imperialismo en Cuba, las dictaduras de Guatemala y El Salvador, la monarquía española, los monopolios, el plato de lentejas, la cobardía política, todo lo negativo y antihistórico de nuestras luchas occidentales, para cuya denuncia encontró el Repertorio un látigo en Sarmiento, un carácter en Juárez, un verbo en Montalvo, una sangre en Martí, armas todas de providencial envío que lo abastecieron de parque y forjaron su estilo con la divisa de los guerrilleros en acecho. Precioso recinto de conversación americana, donde se presentan valores, se lee a los amigos ausentes y se reciben las noticias literarias que a todos interesa! dos cuadras del Teatro Nacional (el orgullo número uno de Costa Rica. en una humilde casa que da a la calle y en cuyo primer cuarto se amontonan publicaciones de todo el mundo, vive este hombre bueno de América, que ha convertido su hebdomadario en una especie de club de intelectuales, o lugar de cita de la inteligencia, o café para charlar y conocerse. Sólo que en este café no se recepciona el chisme del eterno mediocre, sino la presencia de los que, como observaba Montaigne, son capaces de estudiar las palabras ajenas para hacer el inventario de las propias.
Hoy como ayer Mirando hacia atrás, en el No del tomo XVIII, enero de 1929, íbamos a cumplir entonces 10 años, recordamos una glosa oportuna de Eugenio Ors. Hoy la volvimos a leer y nos ha parecido bien, como entonces.
Hela aquí: חחח TABLERO Cómo crecen las ideas en la tierra.
José Frarti LA SANTA CONTINUACION De El Molino de Viento de Euge tesanos, buscó por años y por lustros el secrenio Ors, saco esta glosa, y a propó to de las antiguas porcelanas de China. Em sito del tomo XVIII del Rep. Amer, a pezó gastando, en aventuradas investigaciones, que doy ahora principio con la fe y toda su fortuna; a su vera, los suyos gimieron y el entusiasmo de siempre. desde de hambre. Un día hubo de instalar en su caluego, con la amplitud de espíritu, la sa un horno cerámico; el descubrimiento paserenidad confianza de costumbre; recía entonces inminente; había dado el busel viaje es largo y hay riesgos, pero cador, tras de pruebas harto difíciles, con una yo tengo mi brújula y sé adonde voy. pasta cuya composición se aproximaba sin duda a lo deseado. En el momento de la cocción, el horno, construído sin habilidad por Bernardo Palissy, patrón de los buenos ar manos demasiado impacientes, se vino al sueel techo se consumía. Los vecinos acercáronse le. Ardió el humilde refugio familiar; todo Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica