REPERTORIO AMERICANO 19 La divina Eulalia, rie, rie, tie, JOHN KEITH, la cual es, a nuestro juicio, una feliz imitación de la de Lully, arriba copiada.
Igual o parecida cosa sucede al leer la Sonatina. Toda ella es música aérea, de medios y fugas como son las otras musicales antes mencionadas.
Demás de eso, en las palabras liminares de Prosas Profanas, Darío nos confiesa: mi órgano es un viejo clavicordio pompadour, al son del cual danzaban sus gavotas alegres abuelas. y en su autobiografía extraña que la Sonatina no haya sido todavía puesta en música; lo que nos está indicando claramente que al escribirla se inspiró en aquellas obras musicales del siglo XVIII, ya que en esa poesía las palabras contienen y evocan los mismos aires sutiles y finos que escribieron aquellos músicos de la Corte Francesa de los Luises.
En Era un aire suave, en la Sonatina, en El Clavicordio de la abuela y en otros suyos.
el poeta expresa en palabras, la decoración del ambiente muy siglo dieciocho. y al mismo tiempo, dibuja con maestría un cuadro vivo de aquellas fiestas galantes.
Por otra parte, en otro verso lírico: Allá lejos, corto poema, canta a los pájaros y a las palomas arrulladoras SAN JOSE, COSTA RICA Agentes y Representantes de Casas Extranjeras Cajas Registradoras NATIONAL (The National Cash Register Co. Máquinas de Escribir ROYAL (Royal Typewriter Co. Inc. Muebles de acero y equipos de oficina (Globe Wernicke Co. Implementos de Goma (United States Rubber Export Co. Máquinas de Calcular MONROE Refrigeradoras Eléctricas NORGE Refrigeradoras de Canfín SERVEL Balanzas TOLEDO (Toledo Scale Co. Frasquería en general (Owens Illinois Glass Co. Conservas DEL MONTE (California Packing Corp. Equipos KARDEX (Remington Rand Inc. Pinturas y Barnices (The Sherwin Williams Co. Duplicador GESTETNER (Gestetner Ltd. Londres) España ve en tu ritmo, siente en tu canto sus hembras, sus claveles, sus manzanillas.
La andaluza hechicera, paloma arisca, por ti irradia, se agita, vibra y se quiebra, en el lánguido gesto de la odalisca o las fascinaciones de la culebra.
Lo que nos indica que la fuente musical donde bebió Darío para producir sus varios poemas líricos como el Elogio de la seguidilla y otros del mismo estilo, fué la música de esos cantos y romances españoles; y por lo mismo, sus poesías, pueden recitarse, fácilmente, al son de aquéllos. En sus ritmos van sugeridas las contorsiones y meneos de las danzarinas.
Bajo el nicaragüense sol de encendidos oros. Subes, creces y vistes de pompas fieras; retumbas en el ruido de las metrallas, ondulas en el ala de las banderas, suenas con los clarines de las batallas. allí nos transporta al terruño donde nació, recordándonos los arpegios del cenzontle, el pájaro cantor de los montes y valles nicaragüenses. Sus palabras aquí, en este bello poemita, son también musicales; pero sus aires y melodías están tomados de la propia naturaleza. Para este bebió allí Darío su delicada inspiración poética.
De otra poesía del mismo género lírico, Elogio de la seguidilla, Marasso, citado antes, opina que Rubén Darío cuando por primera vez llegó a España en 1892, debió oír cantar las seguidillas de los bailes andaluces y pudo escuchar también las danzas en los llantos de dicha región. Esa música y los cantos populares de Sevilla debieron inspirar al poeta como anota Marasso, la composición del Elogio de la seguidilla, interpretando en ellas las diferentes y espontáneas manifestaciones de esos cantos y danzas regionales, como se desprende de estos versos: Aquí nos da el poeta un cuadro pictórico del contoneo de las bailarinas, de aquellas antiguas gaditanas célebres en la época imperial de Roma y después, en la de los Papas del Renacimiento. Las palabras del Elogio de la seguidilla, siguen el ritmo de los aires sensuales de la danza andaluz, cantada y bailada al son de las guitarras y al repiqueteo de las castañuelas. este propósito recordamos aquí la descripción que hace Waldo Frank en su España Virgen de esos sugestivos bailes. Transcribamos algunas frases del autor norteamericano, cuando las bailarinas, dice él mismo: volviendo el rostro. y los brazos suben serpeando sobre la cabeza. Más adelante continúa su descripción y anota: los brazos flotan languidamente sobre la cabeza y las castañuelas repiquetean.
Esto, agrega el autor citado, se debe a que la bailarina andaluza encarna el espíritu de España. y eso mismo nos dice Darío. Este, al oír la música de esas sugestivas danzas dejó grabada en su Elogio de la seguidilla, su música, ofreciéndonos a su vez, un rasgo vivido del movimiento felino de las danzarinas.
Don Marcelino Menéndez Pelayo, a su vez y en uno de sus comentarios sobre la influencia que pudieron tener en la poesía de Rubén Darío los tradicionales cantos y romances españoles, recuerda a este propósito como uno de ellos, el estribillo del viejo romance que dice: Ahora husquemos en otro poema de Rubén Darío, algo que podríamos calificar del género trágico, sin alterar el verdadero significado del concepto. Nos referimos al fragmento de la Negra Dominga, escrito en 1892.
Asegura el doctor Regino Boti en su libro Hipsipilas, editado en La Habana en 1920, con varias composiciones del vate nicaragüense publicadas en Cuba y oportunas noticias y comentarios sobre ellas. El autor nos dice que el Fragmento de La Negra Dominga fué publicado por primera vez en Caricatura de La Habana en el año de 1892, y años después dicho Fragmento fué atribuído, por alguien, al poeta cubano Julián del Casal; pero el doctor Boti prueba en su libro con abundancia de datos fidedignos, que esa versión estaba errada, que los versos eran de Darío, quien los escribió en la mesa de un café de La Habana mientras se encontraba allí reunido con varios amigos. Lo de escribir Darío sobre la mesa de un café algunas de sus poesías, lo sabemos por sus biógrafos y comentaristas, quienes nos han informado de esta original costumbre suya.
Nosotros, siguiendo nuestra tesis, sostenemos que el Fragmento de la negra Dominga puede recitarse, en parte, al compás de los acordes del Manisero, del músico cubano Moisés Simón, y aun cuando esta pieza musical fuese escrita en París en 1920, si no estamos mal informados, se estima hoy como una de las mejores interpretaciones de la música folklorica cubana, ya que en ella se polarizan sus aires; y es natural suponer, desde luego, que Rubén oyera a su paso por La Habana en 1892, aires de dicha música y escribiera sus estrofas en la mesa del café donde quizá también se ejecutaban acordes de ella, logrando expresar en este pequeño poema algunas de las modalidades de la música en que está basado el Manisero.
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Especialidad en trajes de etiqueta Tel. 3283 30 vs. Sur Chelles Paseo de los Estudiantes Tanto bailó con el ama el cura, tanto bailó, que le dió calentura. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica