340 REPERTORIO AMERICANO ellos, o sus herederos, o sus amanuenses en manejar la publicidad tipo colección Austral, que por cierto no se ha dignado registrar en sus 800 volúmenes el nombre de Quiroga.
Nos alegramos y nos entristecemos con las noticias del señor Keller. Nos alegramos porque vemos que en los Estados Unidos es frecuente el estudio de la obra de Quiroga. Nos entristecemos al comprobar que una cultura ajena a nuestro común e intimo sentir, es la que se abroga la nobleza de salvar del olvido a un escritor de nuestra lengua. Este es un fenómeno típico de América, Continente de dos culturas distintas y un sólo espíritu verdadero.
Su devoto amigo, ANTONIO URBANO EL GREMIO Alfredo CARDONA PENA.
TELEFONO 2157 APARTADO 470 Almacén de Abarrotes al por mayor San José Costa Rica Teoría del ahogado (En el Rep. Amer. Ramiro Castillo Barredo, muerto en el Potomac.
Un río que narra (En El Tiempo de Bogotá.
Noviembre de 1948. Mareas agitadas, silbatos de navíos, Cielos del septentrión y neblinas del norte, Viento que trae olor de pescado y gardenia Persiguen al ahogado y su rastro salobre.
En busca del ahogado salieron las gaviotas, Salieron los gemidos y el hombro de las torres; salió un horizonte de sandías y mástiles, Los pregones, la brisa, y el rostro de los hombres.
Salieron en su busca velas, faros, sirenas, proas, y sollozos, y bravos pescadores.
Salieron funcionarios, telegramas, sudores, El sol de las palmeras y un gran olor a monte.
Con su cofia de vidrio y su jubón de légamo Siguió el ahogado oculto en su gruta de azogue.
La frente del ahogado dispara una guirnalda De a jen jo entre los lotos abiertos en la noche.
La frente del ahogado dispara un ramillete De anguilas, y de valvas, y auroras sumergidas.
La frente del ahogado dispara una guirnalda De soledad verdosa y un arco de pavores, sus ojos disparan su fosfórica menta, estrellas de jen jibre y un prado de burbujas.
La frente del ahogado y su timón de greda Gira en todas las grutas del légamo desnudo; hace girar en torno un trópico de peces, de fugaces órbitas, y lunas derretidas, aros de clorofila y globos de luz agria.
Bajo ondas que enturbiaron atónitos clamores, Bajo una cruz de viento y anémonas de bruma, Con su rincón de greda, su estalactita de algas, Su clavel tenebroso y su burbuja insomne, Los cablegramas del Cercano Oriente y de París nos dan como un repaso de Historia Sagrada en estos días. Los nombres son los mismos bíblicos, las guerras tienen los mismos piatices de nacionalismos y religiones, la pugna es también de fuerzas armadas tanto como de fuerzas espirituales.
El Jordán está de tanta actualidad como cuando los Macabeos lucharon en sus márgenes y lograron establecer el Primer Estado Libre de Sión, en el siglo II antes de Jesucristo.
Pero antes un compatriota había atizado la llama de los recuerdos en torno de ese río legendario. fué hace tres años cuando el presbítero don Alejandro Vicuña publicó su Yo, El Jorden. Es la biografía del río contada por él mismo; una técnica más atrayente que la usada por Ludwig en su El Nilo o más recientemente por André Siegfried en El Mediterráneo.
Yo he sido un asiduo lector de este sacerdote chileno que ha publicado 33 libros en 38 años. En los últimos 15 sólo han sido bioglafías; esta es sin duda la etapa más interesante de su labor literaria, la que comenzó con Cicerón en 1933 y ha culminado este año con Buscuñan, el Cautivo. La nueva actualidad de la Tierra Santa me indujo a leer las memorias (Yo, El Jordán. publicadas en 1945.
Emil Ludwig me dijo una vez aquí en Nueva York, cuando preparaba su biografia de Bolívar, que él tenía por norma no leer otras biografías, iba a las fuentes mismas. juzgar por su Bolivar, el método no parece recomendable; la ingenua repetición de episodios y anécdotas que están hasta en los libros de lectura se habría evitado si Ludwig hubiera leido lo que se había escrito antes acerca de El Libertador. El método de Alejandro Vicuña es el reverso del de Ludwig. Este sacerdote no sólo estruja las fuentes sino que se lee todo lo que se ha escrito sobre sus héroes antes de biografiarlos. por mucho que él trate de ser imparcial, hay una interpretación personalísima en todas sus biografías de prosa tersa, clara, a ratos poética pero de la cual emerge con frecuencia la saeta de una pasión o de una integridad intelectual.
El Hasbeya, el Leddan y el Banias se unen para formar el Jordán en la frontera de Palestina con Siria. Manan del monte Hermon, sagrado para cristianos, judíos, árabes y drusos; el Sumo Pontífice de estos últimos reside allí.
Se ven todavía ruinas de los templos de Baal, la religión pagana a la cual los judíos volvieron sus ojos en una de esas épocas de corrupCon su cofia de vidrio y su jubón de légamo, Está el ahogado oculto en su gruta de azogue. la hora en que interroga el cuello de las garzas agita el sol su verde hopa! anda de loros, entreabren sus pestañas las jóvenes palmeras, embravecen su aroma las axilas del trópico, Salió por fin la madre: y en los vientos bravíos Soltó una alondra negra y un ramo de sollozos; soltó un ángel loco, y un pez ató a sus trenzas, ungió el vientre con sal, y abrióse en estertores, los senos desnudos hundió en el mar, y luego Los dió a lamer al viento de los cuatro horizontes.
Con su cofia de vidrio, con su jubón de légamo, Sobre una cruz de viento salió el ahogado a flote.
César ANDRADE y CORDERO.
Guayaquil. 1948. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica