José Carlos Mariátegui

REPERTORIO AMERICANO EXTERIOR: Suscrición anual. dólares EDITOR García Monge Teléfono 3754 Correos: Letra En Costa Rica: Sus. mensual 00 CUADERNOS DE CULTURA HISPANICA. y concebí una federación de ideas, Mía de Hostos.
El suelo nativo es la única propiedad plena del hombre, tesoro común que a todos iguala y enriquece, por lo que para dicha de la persona y calma pública no se ha de ceder ni fiar a otro, ni hipotecar jamás. José Martí.
Giro bancario sobre Nueva York Literatura del Perú y Literatura Peruana (En el Rep. Amer. por la crítiEn efecto: hay una Literatura del Perú y una Literatura Peruana. La primera registra todo lo oleado y sacramentado ca oficial u oficiosa, subordinada a los intereses de una Kultura impuesta desde la Colonia por encomenderos y clérigos. La segunda es el inventario de la actitud espiritual peruana desde Garcilaso de la Vega, el mestizo genial negado al principio por Riva Agüero, el más rijoso testaferro del hispanismo racista, totalitario y confesional.
La Literatura oficial del Perú no tiene ningún representante propio de categoría superior (si alardea con alguna figura es prestada como Garcilaso o arranchada como Ricardo Palma. La fuga es la característica capital de sus autores: evasión de la vida a la retórica o el onanismo, en poesía; escape cobardón a las lejanías temporales o espaciales con la novela; expositores trasnochados o teorizadores inefables en el ensayo, respondiendo fielmente al anhelo recóndito de fuga remachado en su conciencia por la garra feudal de la escolástica. La Literatura Peruana tiene todo lo digno, responsable y trascendente. Hunde sus raíces en la tierra inmortal de Amautas y Haravicus, se abra al nervio plebeyo y combativo de las coplas, habla en el dialecto de los yaravíes, se endereza a vibrar en todas las rotundas declinaciones del gran verbo de González Prada. En ella están Amarilis, Garcilaso, como lo está Ricardo Palma quien ayudó, desde distinto ángulo, a la demolición del colonialismo.
aunque lo niegue en fraude interesado e impune aquella crítica empeñada en hacer de Palma un triste colonialista, padre putativo del perricholismo. Tras los Colónidas y la Insurgencia Literaria Provinciana, la Literatura Peruana empieza a fijar los perfiles de una personalidad, que ya no pueden rebajar o menospreciar los sacristanes presupuestívoros de la crítica oficial, ni sus taitas, los mayorales de la mentalidad colonialista superviviente.
Unos y otros olvidan o desnaturalizan sin embargo la obra de precursores y continuadores de esta empresa de emancipación mental y literaria. En el mejor de los casos, les hacen mezquinas concesiones.
En el Perú comprobé y denuncié este tradicional escamoteo de valores y el delictuoso modus operandi de una crítica tartufa, dispuesta a mantener y estimular la esclavitud mental de los creadores literarios. Tal vasalla je estí a tono con la postración de las libertades públicas, en Política, y la explotación de la dignidad humana en el plano económico. En el extranjero estoy palpando la vergonzosa propaganda de los autores colonialistas o afines, por conocidos comentaristas peruanos a sueldo y manos libres en el presupuesto fiscal, o estratégicamente enquistados bajo el ala de las fortunas erigidas sobre el guano, los salitres, empréstitos y concesiones. Esto es, como agentes letrados de las oligarquías. Hay unos, como el grafologo Estuardo Núñez que hace uri elogio a toda orquesta de la Casa de Cartón de Martin Adan que literariamente es eso y nada más: un juguete de cartón pero no se atreve con el meollo trascendente del Pueblo sin Dios de César Falcón o el alegato constructivo de Aves sin Nido (Clorinda Mato) y El Padre Horan (Narciso Aréstegui. justos y hermosos mazazos vindicadores sobre la testa ungida de los fariseos tonsurados. Los hay con detente al pecho, pero que rompen la seráfica parsimonia para ensañarse con José Carlos Mariátegui a quien motejan de cronista frivolo y se atreven a negar la existencia de aquella indigna realidad peruana que denunció González Prada (Cien años de Literatura Peruana Borja. No faltan los críticos señoritos que creen tener patente de corso para pontificar en Literatura, como la tienen en la prensa y la política. Son los comentaristas que alardean de Felipe Pardo de Aliaga representante literario de los encomenderos y no se ocupan de Abelardo Gamarra, insigne fustigador del muladar político donde las castas y sus aulicos revuelcan la dignidad del pueblo y las aspiraciones de una patria que sólo ellos representan. manejan y comercian. En el prontuario apologético que fraguan estos zoilos, generalmente figuran literatos retóricos, vates pedestres o evadidos, ensayistas inocuos, folkloristas de pega, críticos de consigna. Con muy pocas excepciones la de autores que les impone la Historia y ellos aceptan mascando un freno amargo para aparentar justicia. todos los demás deben tener santo, seña y contraseña chequeadas en las aduanas clericales o en la Guardia Civil de la oligarquía y sus clanes.
En tal mundo literario sólo circulan sin pasaporte los que pertenecen a la fauna del Arte Puro. validos de su eunuquismo politico o de su asexualidad ciudadana. Escritores definidos como Pedro Zulen y Antenor Orrego no les merecen ni alusiones, al igual que mentalidades insobornables como Benito Laso, Francisco Bilbao (tan chileno como peruano por su acción ideológica. Espinoza Bravo, Castro Pozo, Cossío del Pomar, Uriel Garcia, Leguía y Martínez y tantos otros. Se detienen fascinados en los cuentos exóticos de Clemente Palma pero no desentrañan el mensa je novelístico de Alegría, José María Arguedas, Beltrán Robles, Ortiz Reyes, Serafín Delmar, Juan Seoane, por miedo a las suscitaciones beligerantes de esos manifiestos contra los andamiajes coloniales de una falsa república.
No extraña por ello que proclamen a tambor batiente el genio de los maromeros verbales cándidas flores de invernadero en las insulas y moradas puristas y apenas mencionen, o consideren nonatos, a poetas actuales de rango estético y humano tan categórico como Magda Portal, Anaximandro Vega, Julio Garrido Malaver, Mario Florian, Felipe Arias, Gallegos Sanz, Carnero Hoke, Emilio Armaza, Antenor Samaniego, Luis Nieto, Nicanor de la Fuente, Néstor Gastañaduí, Aurelio Martínez, Dante Navas, Juan Luis Velásquez, Luis de Rodrigo, Juan José Lora y tantos otros.
Hay pues, una Literatura del Perú inscrita en los anales oficiales por el interés y la complacencia de los clanes feudales de la Kultura, y una Literatura Peruana, expresión escalonada de los impulsos cada vez más definidos para traducir la sensibilidad nacional. Nuestra conciencia como pueblo no se concreta aún para entrar a la forja de una Cultura y de un Arte, independientes o ligados al bloque continental indoamericano. Desde ya, sabemos que la Literatura del Perú no ha dado ni dara material útil para esa gran faena. La Literatura Peruana pondrá los cimientos que le correspondan en tal empresa. De allí la diferencia neta entre ambas, así como su opuesto destino en el presente y para el futuro. Literatura del Perú y Literatura Peruana no tienen conciliación posible. Son dos mentalidades, dos conductas humanas, dos actitudes espirituales dispares ante el Arte y frente a la Vida. Su duelo es lógico y a fondo. Mienten, con deliberación o por estupidez, los que quieren situar la batalla en un plano deshumanizado de meras divergencias estéticas. El Arte no puede ser entendido sino en sus relaciones con la totalidad de la vida. El fenómeno estético es inseparable del complejo de los fenómenos humanos.
Dentro de esta concepción orgánica del Arte, poetas y prosistas tienen una actitud estética coordinada con las actitudes filosóficas, politicas, económicas, religiosas y sociales que adepta su conciencia.
Pero este es un hecho a menudo olvidado por aquellos poetas y novelistas. ingenuos o cazurros, que creen posible un abrazo estético cordial entre artistas e intelectuales que tienen posiciones contrarias en política, economía o religión. Fray Martín de Porres logró hacer comer en un mismo plato a perro, pericote y gato, según la leyenda. Pero ese es un milagro, como el truco de la poesía purista. En el Arte y en la Vida hay realidades. hay una conciencia en función de esas realidades. El primer deber del artista es posesionarse de ella con todos sus mandatos, derechos y consecuencias, Cuando esto ocurre, la Literatura inicia aquel movimiento emancipador y trascendente que le marca el destino histórico de las Culturas, como expresión vital de una sensibilidad dinámica y creadora, adscrita inexorablemente al proceso transformador de un pueblo. este el viraje de 180 grados que debe completar la Literatura Peruana.
ADVERTENCIA En el Num. 6, pág. 94, por descuido de la imprenta, quedó inconcluso el artículo de Mario Santa Cruz.
Asi finaliza. Escríbale al joven Quirós que la Legación carece de fondos para repatriarlo. Abraham ARIAS LARRETA.
Los Angeles, California. 1949. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica