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nuestra Epica, todavía hay que prorrogarlos Cuando se agote el registro de índices, de bibliotecas; con su historia ya patentemente fija, entonces, que se traduzcan con fidelidad nuestras impresiones: entonces, que se concreto una interpretación estética de valores en manera comunicativa, duradera, final. La Mexicana, obra capital de Lobo, no hace número entre las que todos los críticos y coleccionistas han reputado como modelos de nuestra lengua (7. No monta a veinte la colección de Rossell. luz del catálogo que adjunta, el número es minúsculo. Indica también, que su lista fué hecha a base del registro de algunas bibliotecas e índices. la Nacional, la de los señores Bohl de Faber, amén las de Agustín Durán, Fernández Guerra, Hartzenbush, y los hermanos Sancha. La indagatoria de repositorios, parécenos, no se ha agotado: el escrutinio, creemos, aún es incompleto; en punto escogitivo, confiésalo el mismo Rossell: no atinando a dar gusto a nadie. Desde luego: la labor es herculea, temeraria, tal vez imposirenacentistas.
ble de elucidar por entero. Rossell se escuda en la fuerza de las razones de Quintana. Este, de LA OBRA erudita competencia, de respetada autoridad, empero, vacío de todo afecto reposado se Lasso encauzó sus aptitudes mentales y gún Menéndez y Pelayo (8. Paciencia extre dotes de poeta por las dos corrientes señaladas mada, predisposición a indecibles fatigas, cons que eran de común adopción en su siglo. No tituyen las requisitorias esenciales para clasifi pudo evadirlo como no lograron escaparlo mulcar, enjuiciar, y comparar entre sí, las produc titud de nuestros principales poetas y sus émucones de la épica española. La precipitación los. Por lo tanto, para conformar más o meofusca y pervierte. El ayo de Isabel II no tes nos con los cánones que prescribía el arte lutimonia haber dado exhauste a la lectura, ni cianesco, escribió su Cortés Valeroso (1588. asegura haber indagado in toto en cuantos poe cuyo neto distingo es la representación de los mas se circunscriben dentro del campo épico.
hechos como realmente acaecieron. Lobo, pues, Estudios introductorios, prologales, como los preconizó la obra con la rutinaria y consabida de Rossell; rápidos y candentes, como los de fórmula: Quintana (9. pueden parangonarse con los que suministran otros que se han concretado a Canto el furor de Marte sanguinoso, una sola personalidad equilibradamente. VeraDel gran Cortés los triunfos, las victorias, se cuánto tienen que desear los juicios ligeros, La sujección del Bárbaro famoso, equiparados con los que resultan de pausada Ganada con fatigas tan notorias: investigación. Así, por señas, la obra de Van Rebelión de un imperio poderoso, Horne sobre El Bernardo de Balbuena (10. Eroycos hechos, inmortales glorias; la de Toribio Medina o Ducamin sobre La Singulares hazañas y proezas, Araucana de Ercilla (11. Tras Quintana y Que eternizan de España las grandezas (14. Rossell cunde la repetición de juicios panorámicos, negativos. Nosotros, radicalmente, ni Luego elabora la explicación de su móvil aceptamos, ni negamos nada. Quedamos en ac con adendas del siguiente tenor, encaminadas titud plástica al calor de aquellos en quienes a satisfacer las exigencias de Don Fernando y impera el deseo de ocuparse de cuestiones has Don Martín, hijo y nieto, respectivamente, de ta el día poco ventiladas; las diferentes escue Conquistador: las en que se dividen los tutores clásicos; la parte que le cupo a cada en el perfeccioNa os ofresco, señor, ajenos hechos, namiento o decades cia de nuestras letras, la No incognitas hazañas, Ini invenciones, comparación entre ellos y los extranjeros; el No fingido valor de fuertes pechos, mostrar cuánto fueron originales, quién y de No varia poesía, ni ficciones: quiénes fueron imitadores, y otros muchos Ni salgo de los límites estrechos asuntos (12. en que muy poco ha profundiDe la verdad, do fundo mis razones (15. zado el concepto crítico, pero sobre los cuales se han desenvuelto ligeros enjuiciamientos y así fué. Porque si se analizan y se comapreciaciones.
paran a conciencia, los Cantos del 19 al XII Hanse planteado y resuelto, incompletainclusive del Cortés Valeroso, con los primeniente, muchas requisas: que fué nuestra épica ros ochenta y cuatro capítulos de la Historia artística la resultante de un proceso imitatide la Conquista de México, veráse manifiestavo; que el sello de novedad impreso en nuesmente cuán fidedignamente conforma Lasso con tra poesía por los partidarios de la escuela el desenfadado correr de la pluma del capellán italiana provenía desde los comienzos del siglo de Cortés (16. XVI, que ora conforme a la interpretación de ¿Qué motivo, peroramos, el que en aqueLucano con su Farsalia o Guerras Civiles pre lla magnísima empresa de exploración y condominó el historicismo contemporáneo como quista, distinguiéndose unos más, otros mebase afirmativa de la épica, o ya tras la pauta nos, sólo cupiera al de Medellín de Extremade Ariosto (13) se impuso la preponderancia dura ser el agraciado por las musas del Parde la fantasía en sus excelsos arrebatos, pero naso? Esquivando toda tendencia a lo panegipresentados en orden y forma esmerada, puli rico, por respuesta preguntarse ha, parezca o da; por último, que sobrevino un fusiona no trillado ¿quién de aquellos aguerridos armiento de estas dos escuelas y eclécticamente gonautas desplegó los más altos talentos milise asimilaron cuantos elementos fueron conve tares y políticos. Quién la más suprema consnibles, y ensayados por los antiguos y los tancia en los peligros, y la más profunda sagacidad y compenetración para vencerlos. Quién más ánimo extraordinario y firme entereza. Quién más perspicacia estadística para aprovechar la abnegación de un puñado de hombres y ejecutar, tras enervantes privaciones, uno de los hechos más singulares e inmarcesibles que registran los anales de la Historia? El héroe y el asunto, de suyo elevados y grandiosos para sostenerse por sí solos, lejos de apremiar a ingenio alguno a sobrehumanos poéticos esfuerzos, coadyuvaban, convidando, a la reposada vendimia del numen. Vigorosa que fuera la personalidad del poeta; robusto y herculeo el temple de su ingenio; prolíferos y sanos los recursos de su fantasía, contábase, para una resonante creación artística, con pasmosos e ilimitados materiales objetivos en el conjunto del mismo hecho histórico. Para la expresión de eventos tan conocidos en sus más intimos detalles, restábanle al poeta dos alternativas, mantenencias que tenían su explicativa por imperar, en la conciencia y gusto estético generales, líneas y perfiles subordinados a las perentoriedades de la escuela histórica, la fantástica. Una pecaría excesivamente de realista y prosaica, siguiendo servilmente los trámites puntuales de los hechos que se conmemoraban; en la otra el poeta veríase precisado a permutar, substituir, en jaezar en demasía, como también obligado a la variada interpelación de fingidos sucesos extrínsecos a la verdad histórica. Solución: Lasso rehizo su Cortés Valeroso, añadiendo en nueva materia cinco cantos escasos, adaptando su objetivo a una y otra escuela, con más eclecticismo, fingimiento, artificio, abundancia de episodios y digresiones.
Adviértense diferencias de índole general, no más, entre la primera obra indicada y la versión intitulada Mexicana, mejorada con más cuidado y curiosidad según aprobación del mismo Ercilla, y diferente en la disposición como en lo que lleva añadido como pro. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica