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140 REPERTORIO AMERICANO Formación histórica del político Por Alvaro de ALBORNOZ (En España Republicana de Bs. Aires.
Agosto 21 de 1948. nes de la historia. Cánovas, conservador y pesimista, la larga y ominosa decadencia, los tiempos calamitosos de Austrias y Borbones, y sobre sus experiencias y enseñanzas levanta el edificio de la Restauración. Ante su profundo saber político la espada inocua de Martínez Campos, el madrugador de Sagunto, es como piuma o vento, y en vano tratan de remedar la sabia y paciente construcción las figuras menudas y efímeras que pululan en torno a la pálida sombra de un pretendiente hamletiano.
Ni aun desdeñan la historia los mismos revolucionarios que aparentemente tratan de romperla y pisotearla. Marx, que en economía sigue la huella de los grandes maestros, Smith, Ricardo, que en filosofía es un buen discípulo de Hegel, tiene un vasto y profundo conocimiento de la historia, que le permite construir lo que hay de más sólido en su sistema.
El propio Bakunin, cuyo desorden intelectual es tan ingente como su imponente figura, domina la historia y recoge sus enseñanzas a la vez que la hace objeto de sus sarcasmos. Kropotkin escribe La Gran Revolución, complaciéndose en estudiar las actividades espontáneas del pueblo la actuación de los que ahora llamamos incontrolados. durante las jornadas de la Revolución Francesa. Jaurés, a la vez que un revolucionario, un clásico de la lengua y de la cultura francesa, cuyos períodos se remontan a la elocuencia a un tiempo de Mirabeau y de Bossuet, nos ofrece su gran Historia Socialista. en Lenin nos asom el profundo y minucioso análisis de todas las tácticas y estrategias revolucionarias a lo largo de la historia, siendo inolvidable el examen que hace de cómo los jacobinos distribuían a través del territorio las ondas de pánico a fin de producir los necesarios efectos políticos, singularmente en vísperas de las jornadas decisivas. Los propios jacobinos han sido motejados de romanos y de griegos. el gorro frigio, entre otros signos y símbolos por los positivistas desdeñosos de las formas clásicas de la cultura y de la política. No es un mirlo blanco el romántico Bolívar jurando sobre una de las colinas de Roma guerra a muerte a los tiranos de su América.
La historia y la política son inseparables.
La historia es la brújula del político. Evita los escollos y aparta de las corrientes peligrosas, a la vez que impide las sorpresas de nueros Mediterráneos milenarios. No hay política sin historia. La misma actualidad movible y cambiante cuyo panorama es más vasto de lo que pudiera crearse. tiene una historia que nos pone a cubierto de emboscadas y acechanzas.
Una honrosa invitación La historia, decía Un nuno, es nombres y fechas. Con más razón se podría decir: la política es historia. Los problemas políticos se plantean históricamente, y es preciso verlos, lo mismo hacia el pasado que hacia el futuro, en proyección histórica. Ningún problema político es exclusivamente de hoy; todos ofrecen una larga trayectoria, en la que se va entretejiendo una enmarañada trama, siempre complicada y a veces sutilísima. Por eso son imprescindibles las lecciones de la historia, maestra de la vida. y de la muerte. La historia enseña a vivir y a morir. a tiempo. La experiencia individual, de vida corta y casi siempre abrumada de menesteres subalternos, no basta; hace falta la experiencia histórica, la experiencia colectiva, la experiencia de los siglos. Ella ilumina el camino mostrando los obstáculos en que repetidamente han tropezado las generaciones, indicando los derroteros que fatalmente conducen al abismo, señalando las causas que han producido en todo tiempo los mismos deplorables efectos, las soluciones que han fracasado una y otra vez y los sistemas, procedimientos, recursos y expedientes que no han dado resultado nunca. Nos ofrece asimismo las posibilidades, vislumbres y caminos nuevos que las viejas enseñanzas y experiencias dolorosas pueden suscitar o sugerir.
Nos alecciona con las caidas tremendas y las resurrecciones maravillosas que en sus anales se suceden, a la luz de los grandes errores y de los aciertos geniales. La historia es como un proyector que desgarra el velo del futuro, y en el menos favorable de los casos, como una boya o una ancla, un puerto de refugio que sirve para resguardarse de la tormenta.
Todos los grandes políticos antiguos, a quienes debemos esquemas y paradigmas de la política de gran estilo, han dominado la historia desde las altas cumbres de su destino. Así.
pudieron cumplir su misión providencial Alejandro y César, el uno hacia Oriente y el otro hacia Occidente. César escribía la historia tan maravillosamente como lo hacía, no desmereciendo sus Comentarios de sus batallas. en los tiempos modernos es insigne ejemplo Napoleón, quien se servía en la política de la historia como en la ciencia de la guerra de la matemática.
La gran política inglesa contemporánea, que parece tan empírica, sale de Oxford y de Cambridge. Los Pitt, los Caning, los Peel, los Russel, los Parmerston, los Disraeli, los Gladstone, rivalizan en cultura clásica tanto como en genio político, y ello explica que dirijan el Foreign Office en vez de ser dirigidos por él.
Bismarck, un junker, un hoberau, estructura con sus nervios y sus músculos de acero la gran Alemania que han comenzado a plasmar los pensadores y los poetas. Guizot y Thiers, los dos insignes hombres de Estado de Francia, cultivan la historia como una disciplina científica y le consagran obras notables que todavía proporcionan fecundas enseñanzas. los dos únicos grandes estadistas españoles del pasado siglo, Castelar y Cánovas, son dos grandes historiadores. Castelar, liberal y optimista, estudia las épocas de renovación de creación, el Renacimiento, el descubrimiento de América, la reforma religiosa, las grandes revolucioEl doctor Clemente Inclán, Rector de la Universidad de La Habana y el doctor Raimundo Lazo, Presidente del Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana, se complacen en invitar al señor don Jcaquin García Monge a participar en el IV Congreso Internacio nal de Literature Iberoamericana, que se celebrará del 11 al 16 de abril de 1949 en la Universidad de La Habana.
INSTITUTO INTERNACIONAL DE LITERATURA IBEROAMERICANA IV Congreso Internacional de Literatura Iberoamericana de La Habana de 1949 BASES: Primera: El IV Congreso Internacional de Literatura Iberoamericana, organizado por el Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana, se celebrará del 11 al 16 de abril de 1949 en la Universidad de La Habana con la cooperación de esta última y la del Ministerio de Educación de la República de Cuba.
Segunda: El Congreso acordará las disposiciones más convenientes para el mejoramiento de la organización y publicaciones del Instituto, así como para la más efectiva realización de los fines de éste, y tendrá como tema fundamental de sus trabajos la preparación de las bases para la publicación de una biblioteca representativa de la literatura iberoamericana.
Tercera: Las personas invitadas a participar en el Congreso serán miembros del mismo y podrán presentar trabajos relativos al tema fundamental de la reunión, o que se refieran a materias de interée para el estudio de la literatura iberoamericana, y dichos trabajos, leídos en su totalidad o en síntesis, se discutirán en las sesiones correspondientes y podrán servir de base para acuerdos que se adopten.
Cuarta: El Congreso realizará de acuerdo con el reglamento y precedentes de los anteriores congresos organizados por el Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana de México, Los Angeles y Nueva Orleans.
Quinta: Los trabajos, en su totalidad o en síntesis, y los acuerdos del IV Congreso se publicarán en la memoria del mismo.
Universidad de La Habana, 19 de marzo de 1949.
Raimundo LAZO, Presidente.
John REID, Secretario. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica