14 REPERTORIO AMERICANO Vida, escritura y ficción en el Romanticismo Por SANCHEZ TRINCADO Tenía que haber sido mexicano e ingenioso el que ha dicho de paso y como quien no dice nada, que la literatura es la verdad sospechosa. Quizá pueda parecer sospechosa la sentencia misma, sospechosa de ser más aguda que exacta en todos sus matices. Alfonso Reyes, crítico de don Juan Ruiz de Alarcón, se ha dejado gobernar por el impulso de tomar una denominación acuñada, ocurrencia tentadora, y ha deslizado de este modo la opinión de que la verdad del escritor es, como la de don García, la inspiradora de ciertas reservas mentales en el avisado lector sin arrebatos, sospechosa de total o parcial insinceridad o falsedad.
Lo sospechoso del poeta es que puoda ocultar o atenuar la verdad de su alma, cuando canta. Lo sospechoso del literato es que puede falsear la verdad de las cosas y de los hechos exteriores, cuando los describe o narra. Peligro de disimulo o fingimiento, por un lado; de falsedad, por otro. Si probamos a oponer poesía y literatura. a saber, lo lírico y lo fabuloso, lo hablado y lo dicho o redicho, el cantar y el contar, lo emocional y lo lógico; si probamos a polarizar las obras literarias hacia la pura poesía sin mezcla de anécdota, de fábula, de objetividad y hacia la literatura de ficción de la que el novelista o el autor dramático procura quedar ausente, tendríamos entonces que decir que la poesía es verdad sin sospecha y que la literatura es la mentira, sospechosa de contener alguna verdad. Creemos a Manuel José Othon, cuando exclama. Viniendo de mí mismo, vengo de la región más apartada. o cuando dice. Qué sombra y qué pavor en la conciencia! Buscamos en el acento lírico, en el cántico, en la exclamación espontánea, la intima verdad del poe.
ta. Verdad es el lamento de San Juan de la Cruz y la orgullosa protesta tierna de Fray Luis. Oír como crece el silencio en torno a Calderón equivale a descifrar la verdad de una fórmula que sobre el papel palidece y se disipa.
Dice verdad el lírico cuando dice: veces oigo el pasado. porque el pasado se escucha y el porvenir se ve, se escudriña. En rigor, nos acercamos al corazón del poeta, revelado en su metáfora, con una ansia de verdad indescriptible, de la verdad del hombre en estado de gracia, en estado poético. Para escuchar sin Jazminia Por el poeta ecuatoriano César ANDRADE y CORDERO (En el Rep. Amer. reservas su confidencia, su grito, su delirio.
Mentir por oficio y errar a veces, en cambio, dejar escapar una verdad y hasta hacerla pasar también por engaño, tratar de engañar a ratos con la verdad, es la tarea del novelista y del escritor de teatro. Mentira sin sospecha de verdad es la literatura fabulosa de lo irreal.
Tomados al pie de la letra, Amadís, Tristán, Sigfredo, Gulliver, Robinson, Dulcinea son nientira pura.
Más que sospechosa de verdades, la novela, por ejemplo, la novela realista. no será más bien una fábula total de la que se supone que va a dejar entrever ciertas verdades, a revelar algún secreto y a descubrir entre burlas y veras intimidades reales profundas? La mentira sospechosa de las novelas de clave constituye en rigor el anverso de los relatos de don García. En cuanto a éstos, o a los del novelista. podemos pensar. Miente por conveniencia, por qué clase de conveniencia el personaje alarconiano casi siempre. Engaña a los demás al fabular o se está mintiendo a sí mismo, quiero decir, a su fantasía y hasta a su generosidad cordial, cuando miente apenas sin saberlo? Dada su primera verdad sospechosa. no tendrá que construir los capítulos que le faltan, falsos capítulos ingeniosos, para que aparezcan congruentes con la fábula inicial, para que la desarrollen y expliquen, rumbo al disparate que se descubre o en camino de levantar una arquitectura que se quede cerrada y erguida como una teoría, sólida o hueca, según se la considere?
El mentiroso de Alarcón y el novelista se engañan a sí mismos, dicen o escriben su mentira relativa, según su personal visión del mundo, que ellos toman como visión exacta, o mienten por placer, por dejar totalizada y construída su ficción. Cada hombre, cada artista posee una visión peculiar del mundo y de los hombres; y de ahí su estilo. su elección de temas. sus senderos propios hacia el logro de la creación artística, la materia que emplean, la tendencia entre las de la época en que se inscriben, los géneros y formas que estiman. Verdad sospechosa, relativa, de verdad de un solo y no de todos, la visión que poseen de las cosas. Sospechosa verdad la de su palabra, la de su arte. También cada nación posee su modo peculiar de considerar el mundo el hombre; y de ahí, los idiomas que son como estilos nacionales. Cada época posee también su idioma, su estilo, al cual llamamos orientación o tendencia. Tendencia, idioma, estilo, verdades parciales, verdades sospechosas.
Verdad sospechosa es la de una solución matemática con un residuo de error probable.
Verdad sospechosa es la alta matemática y la alta poesía. Verdad sospechosa la de la Ciencia y sospechosísima, la de la Filosofía, la de las filosofías. La Ciencia es una y es un solo sistema, con huecos de ignorancia y lagunas de erior. Las filosofías son todas ellas, por ser múltiples, porque se oponen entre sí, sospechosas.
La Historia es verdad sospechosa en cuanto a Ciencia, sospechosa mentira en todos aquellos rasgos que la aproximan a la novela.
Por jugar con las palabras, con la sospechosa verdad de las palabras, quien esto escribe ha dicho alguna vez que se cuenta y se acaba la novela, en la que no se cree y se cuenta y se cree la Historia, pero no se acaba. Lo que nos interesa en cada caso dilucidar es si lo que el poeta o el literato dicen o escriben es la verdad de su vida o cierta ficción. Si se juntan o separan vida y escritura, escritura y ficción.
Planeta tú, Jazmynia y cúpula de rosa, encendida naranja silenciosa, ancha sonrisa, y dulce, crecida con la luna.
Niña de junco breve, dócil voz de manzana, mariposa en tránsito, azul guiño del aire.
Planeta tú, Jazmynia; mas, congelado y duro Cada limón del pecho.
Planeta tú; y planeta cada pupila, y grano De colibrí gemelo, verde momento alado.
Toda vestida de céfiros sobre la tarde vienes.
Punza el mástil su blanca esponja de gaviotas.
Da el mar su llanto verde.
Música encarcelada que recorre tus hombros Tiembla y pronto el suspito deja escapar su duende.
Yo te hablo desde un sueño, Jazmynia. Quiero hablarte Cuando los caracoles van sacando a la orilla Sus orejas de rosa. he de hablarte también, Jazmynia, frente al cielo De telón descorrido que suelta los pelicanos y en el agua apoltrona anaranjadas velas.
He de hablarte, Jazmynia. La playa está en tinieblas.
Con su espada amarilla el bar de Friderica le dió muerte judia a la risa del mar.
Tallo nocturno y breve, florece en ti la luna, Que en tus salobres muslos abre un disco de sal.
Sobre los arrecifes, Jazmynia, yo he tirado La botella vacía de mi esperanza al mar.
1948. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica