296 REPERTORIO AMERICANO El futuro de un Continente (En el Rep. Amer. Zrinkly Giovanni Papins e drank og at my 30V En este afán mío de conocer el destino de la historia, o mejor, lo más inmediato de su sentido, el tema americano se ha introducido generosamente en mi inquietud, con toda la hondura existencial del no menos atrayente tema de la cultura. como problematicidad del destino histórico.
Entregado al estudio, las fuentes intelectuales que me llegan son tan adversas, tantas como sólo la verdad puede darlas. Es la tremenda paradoja de la verdad: la discordancia que la opinión humana suscita sobre ella. Tales, por ejemplo, la opinión europea de Giovanni Papini y la conferencia de Luis Ibarra, ricaragüense, dada en la Sorbona de París. El genio de una raza y la riqueza de un continente. que, motiva singularmente la presente redacción.
Papini acusa al hispano americanismo de no haber aportado hombres geniales a la cultura. Papini, entusiasta de la cultura europea desde Thales de Mileto hasta los físicos teóricos de nuestros días acusa despiadadamente. El autor de Gog nos resulta un fiscal demasiado severo. Con razón la intelectualidad americana le ha reprochado su punzante opinión, oponiéndole tantas razones como puede un corazón herido y una mente sana. Digo sana. porque esa cultura americana es no la ve Papini todavía una realidad en potencia. El error del gran escritor italiano no es extraño, pues.
Recuerdo la ponencia del profesor argenti1o Risieri Frondizi, en un reciente congreso de filosofía interamericana, donde negaba su existencia, afirmando que su preocupación actual es un prolongado comentario a la europea neta. Lleva razón Frondizi? Yo pienso que sí: y aquí el asidero de Giovanni Papini para lanzar su furibunda acusación.
Hasta el presente, y de una manera específica, no puede hablarse de cultura americana.
Cierto es, igualmente, que el esplendoroso futuro que la espera: porque en el trópico está el futuro de la historia (Vasconcelos. Fischer vió la nueva cultura como Helenismo. y justamente así és en nuestro tiempo. América goza en la actualidad la fase civilizadora del ser europeo, y por tanto, su fase deradente. La cultura le precede y como tal no ha sido del gozo americano. Ello no significa crisis o impotencia americana. sino repito decadencia europea, puesto que lo autóctono sigue en potencia y a punto de tensar el arco.
Papini identifica ambos hechos, erróneaniente. En América misma, opiniones coterraneas, menos crudas, se han alzado con igual criterio. Recordad al pensador uruguayo, Alberto Zum Felde: Nuestra patria espiritual está en Europa, no en América. Su obra, El problema de la cultura americana, lo atestigua y tiene algunos seguidores. Hace relativamente poco, una prestigiosa revista peruana, con motivo de un merecido homenaje a Francia, aseguró que como cierto y agradable un poeta tan americano y andino como César Vallejo, fuera algo así como un prócer de lo parisino. La revista en cuestión reproducía, como muestra, un hermoso poema suyo, donde no vimos más galicismo que la palabra impresa París. a ojos vista como materia de expresión. Se comprenderá, pues, si cabe la opinión de Papini.
Mas no todos los europeos piensan así.
Keyserling, el filósofo andariego, opina de otro modo: La tristeza sudamericana entraña más alto valor que todo el optimismo de los norteamericanos y que todo el idealismo de la Europa moderna. Como él, son muchos los europeos en esa certeza.
Quedamos, entonces, en que el Nuevo Continente vive la fase civilizada europea, es decir, su decadencia. Como tal, lo genuino americano aún no ha sido dado como norma. porque, lo que se llama nacer, hace mucho tiempo que nació. Refiriéndose al pensamiento español, el grande Miguel de Unamuno, nos decía: Abrigo la convicción de que nuestra filosofía, la filosofía española, está líquida y difusa en nuestra literatura, en nuestra vida, en nuestra acción, en nuestra mística. De igual modo, en Hispano América, su filosofía, su pensar espléndido, está diluído en su propia vida, en su propia acción, en la unidad espiritual de sus repúblicas, en los poemas chilenos de Gabriola Mistral y Pablo Neruda, en le peruanidad andina de César Vallejo y de Mariano Ibérico, en las telas americanas de Diego de Rivera y otros muchos artífices pictóricos de la tierra azteca, an el mensaje negro de Nicolás Guillén, en los romances venezolanos de Rómulo Gallegos y en tantos, algunos muy jóvenes, como los grupos Orígenes. en la Habana y La poesía sorprendiGa. en Ciudad Trujillo, que han dado al poema sus más puros sentimientos. Está también, fundamentalmente, en la recomendación del mismo profesor Frondizi, aconsejando volver al punto de partida en el filosofar.
Luis Ibarra, en su conferencia, da un empuje vitalísimo a la idea del futuro americano. Señalando las inmensas posibilidades económicas, enterradas hasta hoy en su mayor parte en el subsuelo y, aún, sobre su misma piel, ubérrima y prolifera. Riquezas materiales y prosperidad segura. Las palabras ardientes de este leal nicaragüense, radicado en París, son para confirmar nuestro punto de vista. El conferenciante ha visto, ha sentido mejor la honda crisis de la cultura europea, y en su demanda de lucha por la libertad americana. por el logro de su unidad continental, define los rasgos esencials que han de manifestarse: el genio de una raza todavía entera y viril que ha guardado al indio y al Cristo en cuerpo y alma, para trascender en Amor. Palabras mcritísimas, impregnadas de devoción y acierto. En ese maridaje espiritual y biológico también, del cristianismo y lo indio, en ese mestizaje en grande, el porvenir ecuménico se dibuja ya históricamente. Es el fin más inmediato de la historia. No quiero significar la muerte de Europa, culturalniente. Ella cumplirá también su destino. todo período histórico se anticipa otro de cierta raíz extraña, período de los interrogantes, de la duda inclusive, donde surge el Climax justo y preciso, el engrase espiritual para su ulterior conjugación. Es el instante actual hispano americano, coincidente con la concienciación de otra cultura diferente que termina para ellos: la europea. La que no ve Papini en su acusación. Luis Ibarra, sí: Desde Méjico a la Argentina hay un proceso de cultura que se remonta a nuestros primitivos aborígenes.
Nuestro comentado conferenciante señala tres factores para el logro de la culminación bispano americana: factor Unión, factor Panamericano, factor Ibérico. Los dos primeros son tan simples de entonder que no necesitan comentarios. El tercero, como hombre que piensa, como español, me interesa sobremanera. Es una evidencia que en el nacer a la Historia de los pueblos sudamericanos, participa España, como el máximo vigor y potencia. No sería poco el hecho culminante de su Descubrimiento: es también, sinceramente, su total entrega, su participación mística. Justo es que, lo señala Ibarra, en el momento del desarrollo cultural, sea beneficiada. Acaso la entrega de su genuino Ser, por suerte muy poco europea, no es una razón? Yo diría que la unidad cultural futura se dará de plano con España entera, espiritual y materialmente. Porque es España todavía, alabada sea, uno de esos pueblos que se resisten a la bárbara mecanización del hombre. Lo español aún no perdió la confianza originaria (Walter Schubart) y, como él, lo americano: su hijo y su hermano, como Edipo y sus hijos. Igual que ese hombre repartido en veinte pueblos.
Terminando, bueno es recordar al héroe de la Independencia, Bolívar, el hombre fruto. él decía. es la esencia misma de lo que no muere: el ideal, encarnado en un hombre que es Dios y es fuerte porque trasciende como tal en sus obras.
UNAOMISION lamentable nos ocurrió en la pág. 285 del cuaderno anterior: El artículo García Monge no lleva la firma del autor. éste es, ni más ni menos, Alfredo Cardona Peña, escritor costarricense que nos honra en México, amigo afectuoso y colaborador asiduo del Rep. Amer. Que nos perdone el amigo. GUTIERREZ de la FUENTE.
Sevilla. España. 1949. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica