36 REPERTORIO AMERICANO el monumento de la agricultura.
no son, no existen, mienten y razonan para seguir, sin existir, cobrando. SERAN NOMBRADOS Ha Mientras escribo mi mano izquierda me reprocha.
Me dice. por qué los nombras, qué son, qué significan. Por qué no los dejaste en su anónimo lodo de invierno, en ese lodo que orinan los caballos? mi mano derecha le responde: Nací para golpear las puertas, para empuñar los golpes, para encender las últimas y arrinconadas sombras en donde se alimenta la araña venenosa.
Serán nombrados. No me entregaste, Patria, el dulce privilegio de nombrarte sólo en tus alhelíes y en tu espuma, no me diste palabras, Patria, para llamarte sólo con nombres de oro, de polen, de fragancia, para esparcir sembrando las gotas de rocío que caen de tu negra cabellera imperiosa: me diste con la leche y la carne las sílabas que nombrarán también los pálidos gusanos que viajan en tu vientre, los que acosan tu sangre saqueándote la vida.
más de una primavera desolada.
Llevas guardada toda esa esperanza, reprimida en tu paz, bajo la tierra, ancha semilla para todo el hombre, resurrección segura de la estrella.
VIII XI LAS VOCES DE CHILE LOS GUSANOS DEL BOSQUE Antes la voz de Chile fué metálica, voz de la libertad, de viento y plata, antes sonó en la altura del planeta recién cicatrizado, de nuestra América agredida por matorrales y centauros.
Hasta la nieve intacta, en el desvelo, subió tu coro de hojas honorables, el canto de aguas libres de tus ríos, la majestad azul de tu decoro.
Era Isidoro Errázuriz vertiendo su combatiente estrella cristalina.
sobre pueblos oscuros y amarrados, era Bilbao con su frente de pequeño planeta tumultuoso, fué Vicuña Mackenna transportando su innumerable y germinal follaje preñado de señales y semillas por otros pueblos en que la ventana fué cerrada a la luz. Ellos entraron y encendieron la lámpara en la noche, y en el amargo día de otros pueblos fueron la luz más alta de la nieve.
Algo del bosque antiguo cayó, fué la tormenta tal vez, purificando crecimientos y capas, y en los troncos caídos fermentaron los hongos, las babosas cruzaron sus hilos nauseabundos, y la madera muerta que cayó de la altura se llenó de agujeros y larvas espantosas.
Así está su costado, Patria, la desdichada gobernación de insectos que pueblan tus heridas, los gruesos traficantes que mastican alambre, los que desde Palacio negocian con el oro, los gusanos que juntan micros y pesquerías, los que te roen algo cubiertos por el manto del Traidor que baila su zamba enardecida, el periodista que encarcela a sus camaradas, el sucio delator que hace gobierno, el cursi que se adueña de una revista cursi con el oro robado a los yaganes, el almirante tonto como un tomate, el gringo que escupe a sus vasallos una bolsa con dólares.
XII IX PATRIA, TE QUIEREN REPARTIR LOS MENTIROSOS Hoy se llaman Gajardo, Manuel Trucco.
Germán Vergara, los que previo pagodicen hablar, oh Patria, en tu sagrado nombre y pretenden defenderte hundiendo tu herencia de león en la basura.
Enanos amasados como píldoras en la botica del Traidor, ratones del presupuesto, mínimos mentirosos, cicateros de nuestra fuerza, pobres mercenarios de manos extendidas y lenguas de conejos calumniosos.
No sois, mi Patria, lo declaro a quien me quiera oir en estas tierras, no son el hombre grande del salitre, no son la sal del pueblo transparente, no son las lentas manos que construyen Lo llamaban chileno dicen de mí estas larvas.
Quieren quitarme patria bajo los pies, desean cortarte para ellos como baraja sucia y repartirte entre ellos como carne grasienta.
No los amo. Ellos creen que ya te tienen muerta, cuarteada, y en la orgía de sus designios sucios te gastan como dueños. No los amo. mí déjame amarte en tierra y pueblo, déjame perseguir mi sueño en tus fronteras marinas y nevadas, déjame recoger todo el perfume amargo tuyo que en una copa llevo por los caminos, pero no puedo estar con ellos, no me pidas cuando muevas los hombros y caigan en el suelo con sus germinaciones de animales podridos, no me pidas que crea que son tus hijos. Es otra la madera sagrada de mi pueblo.
Mañana serás en tu angostura de embarcación ceñida, entre tus dos mares de océano y de nieve. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica