REPERTORIO AMERICANO 293 presentará su frente inmaculada para el beso sentir de bienvenida!
Valle y Barrundia, un sabio y un profeta de la Unión Nacional; ambos gigantes; que entre el hervor de agitación inquieta, éste siente las ansias del poeta, aquél mira los hechos palpitantes, la voz de las Naciones interpreta; los dos, cual si sintieran los quemantes soplos de lo invisible; así inspirados, campeones esforzados; después de reluchar, dejan la vida; y quedan siempre rotos los Estados, Centro América, débil, desunida.
pasar sobre la cresta de los Andes cantando un bimno eterno al Dios que impera, pulsando en las profundas soledades la lira de las roncas tempestades; el grito sonará raudo y triunfante del Pueblo delirante, que será entre sublimes expansiones, el eco dominante al compás de estampidos de cañones.
Señor: un Pueblo que ama su derecho, que tiene muchas llamas en el pecho, y algunos lauros en su frente altiva, dice, que en Vos está la idea viva, que es pujante la idea, y que es fuerte y pujante porque en ella lo eterno centellea.
Dice qeu caminéis Vos adelante, que Vos os levantéis y que así sea!
El sol de la victoria alumbrará la senda de la gloria.
Rubén DARIO. La patria estremecida será por lo infinto iluminada, y llena de emociones y de vida Diciembre 19. 1883.
Cabañas, el airoso, el aguerrido, de esa causa gigante fué soldado.
iQuién le viera peleando enardecido, impetuoso, pujante, denodado! no vió realizados sus ensueños y murió el fuerte anciano dejándonos pequeños.
iQué consuelo para un republicano!
Mapamundi (En La Nación de Buenos Aires.
15 de Mayo de 1949. Gerardo Barrios, paladin brioso fué del mismo ideal; luchó afanoso por trocar la ilusión en verdad pura, y después de sufrir honda amargura. Ruborizate amada patria mía!
ce tu suelo, tan libre, fué arrojado y vilmente entregado a la venganza de una mano impía. De su patria querida entre los brazos, de su patria a la vista, su escudo de unionista se lo hicieron pedazos, en el pecho, los crueles, a balazos.
Ved qué gloria, Gerardo se conquista!
san Jerez, aquel grandioso alucinado, fué sacerdote del ideal sagrado; y ante el brumoso fanatismo escueto, il presentó a la Unión con regia pompa, predicó su doctrina inmaculada, ora con la fluidez del buen conceto ya al resonar de la guerrera trompa, con el brillo y la fuerza de su espada.
Jerez, altivo y fuerte, con la vil desunión en cruda guerra, halló la paz en brazos de la muerte en extranjera tierra. bien? En esta edad que está encendida con el fuego moral que nos abrasa. no será nuestra patria redimida?
El tiempo es un caudal y el tiempo pasa. no ha de haber un alma redentora que en la noche terrible que nos duerme aliente y vigorice al pueblo inerme con el beso de llamas de la aurora?
En otras épocas. contemplábamos la esfera nes sin esfuerzos y se identifica con su alma terrestre con una idea, más o menos definida, diversa. Entonces el europeo interpreta al inue lo que contenía su superficie conocida y dividuo de América y el americano abarca sin en presentimiento obscuro de lo que ocultaba dificultad a su semejante de la India o de Ausen sus latitudes todavía no incorporadas al do tralia. En esa honda homogeneidad, sus almas ninio cotidiano del hombre. Leíamos en las se compenetran y sus inteligencias se igualan manchas de diferentes colores, desde las fran en la percepción de los problemas y se exprejas verdosas de los bosques hasta la policromía en palabras que son invariablemente las que encierra en sus distintos matices a las na mismas desde que la persona ha comenzado a ciones de la Tierra, la historia de los núcleos pensar en su destino y a imagianr su posique forman la humanidad. Sabíamos limitarlos ción en el universo.
en el espacio y relacionarlos con sus respecti. Comprendemos todavía el mapamundi, vas dimensiones en el tiempo. Su memoria se podemos todavía observar las láminas de un acumulaba en nuestro espíritu y nos bastaba atlas sin extraviarnos, como si hubiésemos caiobservar esta línea rojiza o aquel contorno do en esas selvas que ocupan inmensas lonjas amarillento, cerca del azul sublime del mar o verdes en las Américas y en la India? Los atravesado por la raya ondulante de los ríos, acontecimientos de las últimas tres décadas han para aproximarnos al temperamento de sus revuelto la geografía y han confundido a casi habitantes e imaginarlos en una composita rea todos los elementos demográficos. No es el lidad de su vida.
niundo que conocíamos, y probablemente no Señalábamos el Asia, sus llanuras, sus de es el que conocerá la gente en un porvenir siertos de arena, cubiertos por un vaho de cercano. El hombre se ha sublevado contra las muerte; sus valles, en que se repite tal vez la fatalidades geográficas; se ha desplazado de su leyenda del Paraíso. No es en este lugar en lugar; se ha extendido, ha violado la distanque la primera pareja vagaba entre la fronda cia con su voracidad y con su fuerza. Muchos olorosa y aprendía, con los animales absortos fragmentos de la humanidad dejaron de ser lo y la serpiente sabia, las voces que debían con que fueron. Ya no se pertenecen. Esclavizaducirla por la curiosidad provechosa al dolor dos o libres, vueltos a la primitividad o arrique aún carecía de los numerosos nombres que mados a formas no previstas de cultura, que le damos? Ahí se extendía la Europa con sus pueden ser retornos duraderos a la barbarie; Icinos ilustres, con sus repúblicas adoctrina esas poblaciones se mezclaron y desbordaron doras, con sus tribunas resonantes, con Platón, y ya no nos resulta fácil compararlas con su con Shakespeare, con Dante, con Cervantes, tipo en el pasado.
con Hugo. Esa era Europa. Sus pueblos se nos Estos acontecimientos, que transforman lo presentaban con el recuerdo de sus hechos. He que hormiguea en el mapamundi, se produjechos que los siglos agrandaron y ennegrecie ron muchas veces. En anteriores edades el munron; hechos que dieron con su vibración pro do se aparto de su centro y se confundió en longada fisonomía o acento a sus agrupacio su superficie. Los pueblos se alejaron de sus res humanas. Soñábamos con recorrer el mapa costas, de sus montañas. Sus ciudades se sutendido ante nuestros ojos, el relumbrante ma mergieron, sus lenguas se convirtieron en nuepamundi que el crepúsculo obcurecía y que a vos dialectos, y el mundo se hundió de este veces palpábamos con una especie de avidez, modo en la oscuridad caótica. No se podía ansiosos de abarcarlo en una visión alborozada, andar por el camino sin la pesada clava; no de recoger en los cruzados caminos la sabidu se podía comer con la puerta abierta. El hom.
ría y la gracia, de absorber su experiencia vi bre volvió a refugiarse sobre la roca inaccesitai. Roma, Paris, Viena, Constantinopla, Je ble o a esconderse en el fondo de la floresta.
rusalén. Las religiones, con las herejías que ¿Dónde estaban, en esos días tenebrosos en engendraron: los idiomas, la poesía, la belle que no se comprendía el mapamundi, esto es za viva en los seres vivos, se nos presentaban la historia del hombre, las hermosas escuelas en ese itinerario por las tierras sabrosas y li de los filósofos, de los poetas y de los oradobres. Comprendíamos esos idiomas; nos re res? La humanidad yacía en el aislamiento sultaban familiares, porque cuando la civiliza y en el silencio. El hombre ignoraba la exisción llega a formar una unidad, una expre tencia de los pueblos y se sentía sepultado en sión coherente en que los pueblos reconocen su amarga sofocación. Pero en el valle perdilos reflejos de su propia imagen, el hombre do, en el codo de la ruta vacía, en el puebleque anda por el mundo percibe sus vibracio cillo yerto, se levantaba, con sus muros áriSuene la voz primera que anuncie la alborada que se espera; y así como entre nubes apiñadas, regazo de los rudos aquilones, se oye el rugir de tempestad tonante que de chispas la sien orlada lleva; resonarán las frases inspiradas que anuncien entre vivas expansiones el alba rutilante que trae en su fulgor la Buena Nueva!
Pues bien; cuando hay espíritus potentes que quieren levantarse entre esplendores, y que avasalladores a los rudos torrentes del mal, quieren poner un fuerte coto, debe el que tiene ardor, fuerza, más grandes, tomar la delantera; que así cual se oye el noto Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica