Violence

REPERTORIO AMERICANO 203 SU mos al exagerado purismo de Madrid, si en el fondo nos sometiéramos al Sillabus de Roma. más adelante: Volvamos los ojos a los autores castellanos, estudiemos sus obras maestras, enriquezcamos su armoniosa lengua; pero recordemos constantemente que la dependencia intelectual de España significará para nosotros la indefenida prolongación de la niñez. Rompió en esta forma con toda imitación servil y sin razón. Corto de un tajo con verbo pujante, lacerante, toda forma de tradicionalismo. La tradición sin embargo queda en pie, incólume. Ella es fuente de vida.
Sirve de trampolín para dar un salto al futuro. siguió tronando: Dejemos las andaderas de la infancia y busquemos en otras literaturas nuevos elementos y nuevas impulsiones. Al espíritu de naciones ultramontanas y monárquicas prefiramos el espíritu libre y democrático del siglo. Con él se abren nuevos horizontes a la literatura peruana. Inicia su contacto con la de otros países europeos. él le debemos la apertura de muchos derroteros, basta entonces ignorados por donde transitarán las generaciones dedicadas al ejercicio de las letras.
Por aquel entonces obtuvo una gran victoria. Casó con una francesita. Adriana de Verneiul compartiría desde entonces su hogar. Ella sería la animadora de su obra. Lo impulsaría a la lucha. Lo sostendría y confortaría en los momentos álgidos. Lo ayudaría a cumplir su misión.
Más tarde frente a la tumba del amigo desaparecido vertía su congoja. y defendía su actitud filosófica y religiosa. Filosofías. Religiones. Sondas arrojadas a profundizar lo insondable. Torres de Babel levantadas para ascender a lo inaccesible! Al hombre, a este puñado de polvo que la casualidad reúne y la casualidad dispersa no le quedan más que dos verdades: la pesadilla amarga de la existencia y el hecho brutal de la muerte. Se esbozaba el positivista y el racionalista, producto de su época. Elevó a la categoría de mito la Razón, la Ciencia, el Progreso. En este aspecto se impregno del espíritu imperante del Siglo XIX.
Habíase convertido ya en fanal orientador de ese Círculo Literario. Poetas, literatos, estrechaban filas a su alrededor. Juventud pujante lo reconocía y lo llamaba el Maestro.
Abanderado de un movimiento radical en la literatura, descollaba ya con perfiles nítidos.
Su discurso el 28 de julio de 1888 en el Politeama fué cintarazo arrojado con violencia. Flamígero, llameante, convirtió a Prada en un Apóstol. Analizaba la situación por la que atravesaba el país. Confiaba en la reconstrucción total del enfermo. Presentaba la triste y verdadera realidad de la guerra con Chile. Tepía fe completa en la reacción. Pero ella se encomendaría a la juventud. Hombres nuevos serían los encargados de cumplir esa ardua misión renovadora y constructiva. Debían los conservadores dejar paso a las ideas nuevas. así lo manifestaba en su discurso:. En esa obra de reconstitución y venganza no contemos con los hombres del pasado: los troncos añosos y carcomidos produjeron ya sus flores de aroma deletéreo y su fruta de sabor amargo. Que vengan árboles nuevos a dar flores nuevas y frutas nuevas. Los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra!
Esta última frase quedó esculpida en granito. Fué la sentencia de Prada. Su eco no se apagó por mucho tiempo. Se oye aún su murmullo.
Sus palabras desataron sobre él una ola violenta de ataques. Saboreó el amargor de la calumnia y de la vil injuria. Continuaban rodeándolo sus amigos del Círculo Literario.
La Animadora hacíale amable las horas hogareñas y lo impulsaba; le daba alientos.
ler, Jacob Wasserman, Stefan Sweig, Alfred Doblin, Vicki Baum, en Alemania; Ludwig Lewisohn, Waldo Frank, Elmer Rice, Monrad Bercovici, Abraham Kaban, en Estados Unidos. otros escritores de diversas nacionalidades: Jeno Heltai, Fereno Molnar, Nihaly Flodi, Arnold Kiss, Dino Segre, Ilya Ehrenburg, Isaac Babel, Salamone Fiorentino, Guido da Verona. espiso solamente algunos nombres, pues la nómina completa de literatos judíos, sería interminable. Si de las bellas letras pasamos a la música, encontramos una floración espléndida. Me limitaré a enunciar los más conocidos: Félix Mendelssohn, Jaques Halévy, Giacomo Meyerbeer, Jacques Offenbach, Anton Rubinstein, Paul Dukas, Ernest Toch, Mario Castelnuevo, Aarón Copland, William Howard, Schuman. Violinistas: Hernich Ernest, Joseph Joachim, Fritz Kreisler, Jascha Heifetz, Efrem Zimbalist. Pianistas: Ignaz Friedman, Leopold Godowsky, Wanda Landowska, Arthur Shnable, Rudolph Serkin. cien artistas más: Rosa Raisa, Erna Sack, Pauline Lucca, Bruno Walter, Guido Adler, Frank Damrosch, Erich Kleiber, Eugene Ormandy.
En la escuela de música moderna, escribe un especialista, los judíos figuran entre los guías. Basta con mencionar a Arnold Schonberg, el primer músico desde Debussy que ha llevado adelante la forma de la ópera, cuyas innovaciones han afectado profundamente a gran número de discípulos; Darius Milhaud, el miembro más destacado de la escuela francesa moderna, con la distinción de que su música revolucionaria expresa con frecuencia una emoción religiosa; Mario Castelnuevo Tedesco, uno de los compositores italianos más jóvenes y mejor dotados de nuestra época; los hermanos Krein, destacadas figuras en el mundo musical de la Rusia contemporánea; y los judíos que han contribuído con sus producciones a la música popular norteamericana moderna, como Gershwin, Copland, Gruenber Bloch.
En el teatro han sobresalido por modo sorprendente. En Venecia y en Mantua, se hicieron famosas sus representaciones histrionicas. en los tiempos nuevos, allí están: Henry Berstein, Tristan Bernard, Charles Klein, Elmer Rice, George Kaufman, Clifford Odets, Liliam Herman, Charles Frohman, Sam Harris, Herman Shumlin, Max Reinhardt, Sara Bernahrdt, Maximiliano Ludwig, Max Pohl, Rachel Felix, Louis Bouwmesster, Helen Mencken, Al Jolson, David Warfield, que como comediógrafos o como actores, han alcanzado nombradía universal.
En el cine, nadie ignora los nombres de Charles Chaplin, Paul Muni, Silvia Sidney, Louisa Rainer, Edward Robinson, Alexander Korda, Jean Benoit Levy, Sergei Eisenstein, Adolph Zukor, Marcus Lowe, Max Fleischer, David Selznick, Ernest Lubitch, Kanin Garson, Samuel Goldwyn.
La figura de Maimonides, judío español nacido en Córdoba en 1139, difunde y abrillanta las doctrinas artistotélicas, escribe su inimitable Guia de Descarviados y refleja su vigorosa personalidad en las obras de Alberto Magno y Santo Tomás de Aquino. Yehuda Abrabanel (Leon Hebrero) ofrece la meditación de todos los tiempos su Diálogo de Amor. tras ellos, vienen los nombres luminosos de Baruch Spinosa, Moses Mendelssohn, Herman Cohen, Henri Bergson, Eduard Husserl, Otto Liebman, Georg Simmel, David Neumark, Julián Benda, Ernest Cassierer, Emile Meyerson. Concluirá en el número próximo.
Los valores judíos en la Cultura universal Por el Lic. Alfonso Francisco RAMIREZ (En el Rep. Amer. Una revisión atenta de las esencias de la civilización contemporánea, nos lleva a la conclusión de que es incalculable lo que debemos al pueblo de Israel. Desde luego: la idea de un Dios Unico. No se trataba, de un Dios impersonal indiferente a los asuntos de los hombres, ni de un Dios egoísta, movido por la adulación y el soborno sino de un Dios que amaba la bondad, que aborrecía la opresión, que sentó normas positivas de conducta entre el hombre y su semejante, que insistió en la justicia, la verdad y la moralidad. El pensador más indiferente de hoy en día, el que se niega más obstinadamente a suscribir cualquier setencia teológica, debe no obstante al hebraismo el haber roto las cadenas del politeísmo, de la adoración de animales e imágenes, de las estrellas y los planetas, de una pluralidad de dioses como los del panteón helénico, con sus apetitos, concupiscencias y flaquezas humanas.
Además: el pueblo judío ha legado a la humanidad la Biblia, el más hermoso y profundo de todos los libros, en cuyas páginas han encontrado inspiración moralistas y legisladores, poetas y filósofos, al grado de que su influencia en la cultura occidental, es verdaderamente sin segundo. Carlyle decía que es el único libro en el cual, durante millares de años, el espíritu humano ha encontrado luz y acento, y la respuesta a los más profundos anhelos de su corazón.
Sin desconocer ni subestimar la contribución de otras naciones el caudal de ideales y sentimientos que integran el alma de la modernidad, vamos a mencionar los nombres de los principales judíos que en la literatura, en la ciencia, en el arte, en la política, en la investigación, se han singularizado con rasgos luminosos de inmortalidad y de gloria.
Dejando a un lado los Salmos y el libro de Job, los Proverbios y los Profetas, que constituyen cumbres excelsas de sabiduría y de belleza, están: Salomón, Ibn Gabirol, llamado el ruiseñor piadoso. Fray Luis de León, Fernando de Rojas, en España; John Florio, Benjamín Disraeli, Israel Zangwill, Samuel Gordon, Philip Guedalla, Merrick Leonard, Gladys Stern, en Inglaterra; Catulle Mendés, Gustavo Kahn, Marcel Proust, Fernan Noziére, Cremeieux, André Suáres, Jean Richard Bloch, André Maurois, Henri Frank, en Francia; Enrique Heine, Ceroge Ebers, Aaron Berstein, Ludwig Fulga, Arthur Schnitza Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica