Sandino

186 REPERTORIO AMERICANO Su voz se alzó junto a Sarmiento y el gigante argentino cruzó otra vez los Andes y hoy camina con Pablo por América, refugiado en su canto.
Su voz sembró palabras como besos en los muros de México, y desde entonces Cárdenas preside el Continente humano de los libres.
Su voz gritó el adiós que negaron a Prestes y una madre de fuego desde entonces ángel terrible, estatua de claveles espera la llegada del hijo irremediable.
Su voz vuelta sequoia se plantó en Illinois y el leñador de piedra desenterró su hacha y vela desde entonces el implacable sueño de los negros.
Mensaje al marinero (En el Rep. Amer. Pablo Neruda, hermano de voz interoceánica, combatiente, golpeante como un mazo tenaz, por ti Chile, marino, desgarrado y sangrante acerca a nuestros ojos la luz de su verdad.
Por ti, por tu voz dura de aristas poderosas, desde la mina oscura, de Pisagua infernal, llega hasta nuestro oído el grito del minero y se adentra en el pecho: doloroso puñal.
Llega el lamento turbio de la mujer chilena, de los niños sin pan; se crispan nuestras manos, hermano marinero, y ante los ojos húmedos, entre cadenas surge tu dulce litoral.
Sentimos derramada la sangre proletaria, prodigiosa semilla que habrá de germinar: la mano vacilante del tirano la siembra, la misma que mañana, quebrado su machete, temblorosa y cobarde, ya la cosechará.
Aquí estamos, puntuales, junto a ti, marinero de las rudas borrascas y las costas de paz, traémoste los ecos de tus gritos valientes que atraviesan los Andes y dominan el mar.
Tú llevas a la espalda el tronco agobiador, amargo de tu exilio, nuevo Caupolicán.
Pies errantes los tuyos, marineros terrestres huyêndo del naufragio inútil y alambrado, que si no acallaría, ocultaría tu voz potente y mineral con muros y gendarmes, cadenas y machetes, que el payaso usa en nombre de la legalidad.
Su voz llena de agudos minerales, su dura voz de cobre, resonando, creciendo, su torrentera voz llegó hasta el Hudson, y el gran viejo de barbas vegetales se alzó sobre Manhattan, más allá del más alto rascacielos, guardando, defendiendo, reclamando, esa patria de estruendo que el cantó a martillazos.
Desde un lugar de América. Mentira!
Desde América toda.
Desde el profundo corazón de América.
De la Araucanía se levanta, de Pisagua, de la amarga Lota, de las heladas ondas del Mapocho, y es granizo y ventisca en Aconcagua, y baja hecha pampero hasta Entre Ríos, y se vuelve Amazonas de protesta y de furia en la terrible selva del caucho y de la sangre. Quién dice que no estuvo en el abril de gloria bogotana?
La ha sentido llegando a las Antillas el caliente verdor de los cañales, amargando el azúcar que se llevan los gringos, fermentando el tabaco, librando a Puerto Rico.
Yo la he oído, en el istmo de la angustia, detenerse de golpe en las Segovias, donde el alto cadáver de Sandino aguarda, centinela sin reposo.
Yo la he visto desbordarse Usu macinta, encendérseme Izalco, gritar dolor chamula sobre la Sierra Madre, bajar hasta Oklahoma rugiendo tempestades y tenderse a lo largo del vasto Mississippi como un ardiente mapa de palabras. Borrar tu nombre, hermano, pretenden los gusanos. Cómo reirá el minero con furia en su covacha. Borrar tu nombre, hermano!
Tu nombre que es de Chile como el mar y el nitrato y el espino fragante que descansa en tus manos y el viñedo que muere por la sed del lagar.
Borrar tu nombre, hermano, quisieran los enanos que no pueden tocarlo ni desde su sitial, sobre montañas de oro que mandan desde el norte los que han hecho una estatua para la libertad.
Tu nombre de profeta es un trueno que anuncia con rudas resonancias la santa tempestad.
Tu voz llega de lejos a nuestro corazón y en él penetra como el minero en su casa.
De Araucanía llegan tus gritos invencibles, hermano fugitivo de los pies marineros.
Tu palabra araucana viene de todos rumbos, aunque ignoramos dónde se protegen sus alas.
De todos rumbos viene tu voz inmaculada porque América tiene su voz encadenada.
América está hirviente de gusanos traidores; por todas partes surgen desolados Pisaguas.
Aquí también, hermano, el sol que nos alumbra es un dólar inmenso, reluciente y lejano.
También hay generales haciendo de gendarmes, celosos carceleros, eficientes falderos que cuidan la consigna que da la calle Wall.
Las larvas pestilentes se arrastran por América. tierra de libertad. son hasta presidentes; muy dóciles y hambrientas y tienen la etiqueta de la legalidad. Quién podrá contra ella?
Nadie podrá contra ella!
Batallones de lenguas la sostienen, la esgrimen, la levantan.
Batallones de lenguas la rodean.
Nadie podrá contra ella: ni la cruz, ni la espada, ni el insulto.
Batallones de lenguas la defienden.
Ya no es la voz de Pablo.
Ya se ha vuelto la inmensa voz del mundo, duro Gabriel de tierra y de tormenta que anuncia el ancho amanecer del hombre.
Marinero chileno de los sangrantes pies, Pedro Geoffroy RIVAS. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica