REPERTORIO AMERICANO 167 El traje hace al caballero y lo caracteriza han constituído su esencial razón de ser. Como no es capaz de eso, se inventa subterfugios de todas clases. Entre esos subterfugios están a su sabor las modas. No hay diferencia alguna entre las modas filosóficas y las de sastrería. Cada una en su área propia tiende a darle al hombre la imagen de una felicidad y de una comodidad ficticas. En esto no han sido más afortunados los nodernos filósofos que los sastres. Guardando a toda costa las proporciones, por ejemplo, el existencialismo es la ropa ancha y cómodi del pensamiento filosófico moderno que, para no enfrentarse a las realidades de la vida d:1 hombre prefiere eludirlas. una filosofía como la existencialista, la filosofía por excelencia de la evasión y de la comodidad, no podí corresponder otra moda masculina de vestir que esta de ahora, inventada para darle al hombre la sensación de que está alegre y holg ido dentro del traje que viste, ya que no se siente igualmente alegre, cómodo y holgado en un mundo que, poco a poco, ha llegado a ser su más irreductible y mortal enemigo. la SASTRERIA LA COLOMBIANA de FRANCISCO GOMEZ e HIJO le hace el traje en pagos semanales o mensuales o al contado. Acaba de recibir un surtido de casimires en todos los colores, y cuenta con operarios competentes para la confección de sus trajes.
Especialidad en trajes de etiqueta Son sonetos (En el Rep. Amer. PAISAJE PARASITO Tel. 3283 30 vs. Sur Chelles Paseo de los Estudiantes Color intenso de alfalfa verde; cruza el azul una nube inquieta mientras la brisa mece, coqueta, las esmeraldas que el viento pierde.
Un pañuelo sabado en vez de cuello, un muestrario de manchas por chaqueta, y unas ondas que marca una peineta sobre el brillo forzado del cabello. poemas sin título (En el Rep. Amer. Brinca una liebre veloz. Un tero llena el espacio con su matraca; desde algún árbol chilla una urraca mientras trabaja firme un hornero.
Un desgano en los ojos y un destello de quién sabe qué página secreta, y una leve sonrisa dulce, inquieta, disimúlale el drama con su sello. Sobre un alambre su serenata dulce y alegre dice un jilguero, y una lechuza la desbarata.
Es un suspiro perfumado en rosa, la tarea, sentado, le molesta; el trabajo, parado, lo lastima.
Por mi ventana entró una hoja caduca, dos horas delante del sol.
Era pequeña. Era amarilla.
Se vino desde el limón.
Bajo los rayos de un sol a plomo triste y mimoso muge un ternero mientras la madre le peina el lomo.
Le interesa un comino de la fama, y prefiere, al halago de una fiesta, la suprema delicia de una cama.
Menos mal que no cerré la ventana, ocho horas delante.
CIUDADANO ARANDO Estos viajes infantiles no se ven con las puertas cerradas.
Pasa altanero, tieso y vanidoso, tan pagado de sí, tan indolente, que parece el hombre más pudiente convertido en un déspota orgulloso.
Presa la mancera de la astuta mano pone encima el hombre su afán y su celo, y hunde la cuchilla, resuelto y ufano, como si buscara consagrar su anhelo.
Entró la hoja caduca y siguió su camino. Lleva su paso largo y majestuoso, su peinado magnífico y luciente, usa un traje moderno y excelente que remarca su porte aparatoso.
Se clava en la entraña del oscuro suelo, ruge bajo el peso del esfuerzo humano, y salta en terrones que bendice el cielo la tierra preciosa que fecunda el grano.
Mañana voy a pintar un ciprés sobre un cielo rosa deliciosamente trastornado.
Tengo la risueña evidencia de que irán mis amigos para regocijarse.
Yo pensaba entre triste dolorido: qué fortuna tendrá que ni un cumplido le dedica al que llora su miseria. el hombre persiste: hiende, rompe, avanza de cara al pampero. Así, diligente, colma, recio y firme, toda su esperanza. las diez en punto te espero, pincel. silencié mi verbo maldiciente, hasta que un día lo encontré, obediente, despachando patatas en la feria.
Desparrama luego la rica semilla. Un mundo de vida flota en el ambiente y un halo de triunfo luce en la cuchilla.
Qué sano misterio. Todavía no es mañana y en mi cerebro se viste el ciprés de glassé negro y verde moaré.
Las alegres notas alivio en el instante del recibí impagadoson manchas rosas como el cielo.
AMOR DESEO Mañana pinto un ciprés sobre un cielo rosa.
Cada mortal idéase algo raro para mostrar su gusto diferente, que aquello que se copia de la gente parécele cumplido con descaro. Es un suspiro perfumado de rosa. un airecillo imperceptible y leve que alguna vez, sintiéndose de nieve, atormentó mi vida silenciosa.
Es un vapor sutil de azul relieve, feliz vecino en la pupila hermosa, que alguna vez fingiose mariposa y me tornó la gloria dulce breve.
Es una mezcla de ilusión y cielo, espuma de agua clara sorprendida en instantáneo y luminoso vuelo.
Como en cuestión de gustos no hay reparo, no arriesgo en estas cosas; soy prudente, y busco con mi verso un cielo claro para alumbrar mi senda eternamente.
Te juro por la vida no saber lo que pido, en las horas de sueños quiero ser campesino, labrador de los llanos, sembrador de los riscos, Que el sol me inspire con su lumbre pura, que haga factible y grata la tarea de saturar la vida de ternura, Detén, madre, mi voz, que no sé lo que pido.
Que surjan versos diáfanos, divinos, que se haga sol y cielo cada idea, y llenaré de luces los caminos.
Así, fragante, transparente, blando, es el amor de la que está en mi vida mis sueños y esperanzas derrochando.
Manuel CASAIS, Buenos Aires, 1948, GUTIERREZ de la FUENTE, Sevilla, España, 1948. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica