34 REPERTORIO AMERICANO No olvidaré tu costa muerta donde del mar hostil la sucia dentellada ataca las paredes del tormento, y a pique se levantan los baluartes de los pelados cerros infernales, no olvidaré como miráis las aguas, hacia el mundo que olvida vuestros rostros, no olvidaré cómo miráis las aguas, de interrogante luz, volvéis la cara hacia las tierras pálidas de Chile dominada por lobos y ladrones. Sé cómo os han tirado la comida, como a perros sarnosos, en el suelo, basta que hicisteis de pequeñas latas vacías, vuestros platos, sé cómo os arrojaron a dormir y cómo en fila recibísteis ceñudos y valientes, los inmundos frejoles que tantas veces a la arena echasteis.
Sé cómo, cuando recibíais ropa, alimentos que de toda la extensión de la patria se juntaron, sentísteis con orgullo que tal vez, que tal vez no estabais solos.
que defendisteis. Hoy estáis bajo los salares que crujen diciendo vuestros nombres puros, bajo las rosas extendidas del salitre, bajo la arena cruel del desierto ilimitado.
Valientes, acerados compatriotas que dais un nuevo sentido a la tierra: os escogieron en la cacería, para que por vosotros, todo el pueblo sufriera en desterrados arenales. escogieron infierno examinando el mapa, hasta que hallaron esta salobre cárcel, estos muros de soledad, de sobrecogedora angustia, para que machacarais la cabeza bajo los pies del infimo tirano.
Feliz año nuevo hermanos míos, cuánto amor me habéis enseñado, cuánta extensión sobre la ternura habéis abarcado en la muerte!
Pero no hallaron su propia materia: no estáis hechos de estiércol como el pútrido, agusanado traidor, mintieron sus informes: hallaron la firmeza metálica del pueblo, el corazón del cobre y su silencio.
Sois como las islas que nacen de pronto en medio del océano sustentadas por el espacio y la firmeza submarina.
Es el metal que fundará la patria cuando el viento del pueblo entrenado expulse al capitán de la basura.
Yo aprendí el mundo de vosotros: la pureza, el pan infinito.
Me mostrasteis la vida, el área de la sal, la cruz de los pobres.
Crucé las vidas del desierto como un barco en un mar oscuro y me mostrábais a mi lado los trabajos del hombre, el suelo, la casa andrajosa, el silbido de la miseria en las llanuras.
Firmes, firmes hermanos, firmes cuando en camiones, agredidos de noche en las cabañas, empujados, amarrados los brazos con alambre, sin despertar, apenas sorprendidos y atropellados, fuísteis a Pisagua llevados por armados carceleros.
Félix Morales, te recuerdo pintando un retrato alto, fino, esbelto y joven como un nuevo tamarugo, en las extensiones sedientas de la pampa.
Después volvieron ellos y llenaron camiones con familias desamparadas, golpeando a los niños. un llanto de hijos dulces aparece aun en la noche del desierto, un llanto de millares de bocas infantiles, como un coro que busca el duro viento para que oigamos, para que no olvidemos.
Tu melena bravía golpeaba tu frente pálida, pintabas el retrato de un demagogo para las próximas elecciones.
Te recuerdo dando la vida en tu pintura, encaramado en la escalera, resumiendo toda tu dulce juventud.
III LOS HEROES Félix Morales, Angel Veas, asesinados en Pisagua, feliz año nuevo, hermanos, bajo la dura tierra que amásteis, Ibas haciendo la sonrisa de tu verdugo en la tela, agregando blanco, midiendo, añadiendo luz a la boca que ordenó después tu agonía. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica