20 REPERTORIO AMERICANO de Moisés Simón, y fácil le será encontrar que varios sonidos musicales de éste, van acordes con las estrofas del Fragmento de la negra Dominga, que reza así: Dr. García Carrillo Corazón y Vasos CITAS EN EL TEL. 4328. Conocéis a la negra Dominga?
Es retoño de cafte y mandinga, es flor de ébano henchida de sol.
Ama el ocre y el rojo y el verde, y en su boca que besa y que muerde, tiene el ansia del beso español.
Electrocardiografía Metabolismo Basal Radioscopía Serpentina, fogosa y violenta, con caricias de miel y pimienta, vibra y muestra su loca pasión: fuego tiene que Venus alaba y envidiara la reina de Saba para el lecho del rey Salomón.
El consejo del esclavo (En La Tribuna, Lima. 17 agosto 1948. Demás de esto, el doctor Boti nos informa en su libro ya citado, que en la época de la llegada de Rubén a La Habana, la negra Dominga había cometido un crimen, matando a su amante, un español blanco y es probable, asimismo, que el poeta hubiera tenido oportunidad de conocer de vista a la negra Dominga o haber oído algo de su vida trágica, lo cual le sirviera para dar rienda suelta a su musa, imitando las notas de la música afrocubana y en un admirable brochazo dejarnos, además, la pintura de la voluptuosa negra y el ardor de su pasión por el hombre blanco.
Rubén tenía, como antes dijimos, imaginación capaz de asir las cosas presentes y con la poderosa fuerza de su númen poético, desarrollarlas y trasladarlas al verso, dándoles forma artística, sin perder el goce intelectual que su arte le exigía.
En la elaboración poética la forma tiene que serle sugerida al poeta por lo que ve y oye de las cosas de la naturaleza; sentirlas y comprenderlas; y para animar aquélla debe valerse de su propio aliento espiritual; darle vida, como lo hizo Darío en su Fragmento de la negra Dominga y en otros de sus poemas aquí citados. Si él hubiera recibido sólo una emoción pasajera, no habría captado la verdadera forma, ni ésta tuviera vida.
Por otra parte, la libertad de expresión que cultivó el poeta nicaragüense desde sus primeras lucubraciones, le sirvió para adquirir la nueva forma que él buscaba; y, además, para abrirse nuevos y más amplios horizontes donde desplegar las dotes con que la naturaleza le había prodigado. Desde Azul hasta Cantos de vida y Esperanza, fueron las etapas que tuvo que recorrer, no sólo para implantar una nueva forma métrica en el verso castellano, sino también para abrirse paso hacia el camino de la inmortalidad y de la gloria con sus producciones poéticas, hecho ya admitido por la crítica mundial (1. Vencedora, magnífica y fiera con halagos de gata y pantera tiende al blanco su abrazo febril y en su boca do el beso está loco muestra dientes de coco, con reflejos de lácteo marfil.
obso San José, Costa Rica.
Enero de 1948.
No hemos intentado, como se desprende de lo anterior, una extensa búsqueda de las fuentes musicales donde bebió el poeta nicaragüense para producir la mayoría de sus poemas. Tomamos solamente tres aspectos de ella: la heroica, la lírica y la trágica, y dentro de ese estrecho marco, situamos unas pocas odas y las fuentes donde, a nuestro juicio, fué a beber Darío para escribirlas. Es, por lo tanto, este trabajo muy somero. La veta de la obra poética del vate nicaragüense, ya de renombre mundial, es muy honda y no ha de faltar quien, conociendo mejor la música y con más vigor y empuje y mayor erudición de la aportada en este pequeño estudio, encuentre lo que falta por investigar en ese venero que dejó el autor de Azul, de Prosas Profanas y de Can.
tos de Vida y Esperanza. 1) Nota. a) Rubén Darío fué el primero y principal introductor de la métrica moderna en la poesía española. Sus discípulos imitaron y exageraron sus extravaganancias. Rdo. Juan Rey, en Preceptiva Literaria para estudiar en el 40 curso de bachillerato en España. Pags.
61, 62, 65. y en la 74, el Padre Rey comenta y cita estrofas de la Marcha Triunfal del poeta nicaragüense.
b) ya que hablamos de la crítica mundial sobre la obra de Rubén Darío, permítasenos reproducir también en esta nota, la puesta al pie de la página 236 del tomo 29 de la traducción al castellano de la Suma de Santo Tomás, del jesuita argentino, Leonardo Castellani, la cual dice así: 13 Santo Tomás, al hablar sobre los Angeles dice: Dios creó a los ángeles en el cielo empíreo. y Castellani comenta en esta forma la frase de Rubén Darío. el ángel que camina en el azui. afirmación poética de Rubén Darío, parecida a la de Santo Tomás: Dios creó a los ángeles en el cielo empíreo. con empero la diferencia capital que en el poeta moderno la imagen es simplemente imagen, es decir, golosina o adorno; y en el teólogo antiguo la imagen es un símbolo, expresión concreta y voluntariamente hermética de una verdad probable y difícil.
Las notas arriba trascritas, confirman nuestro aserto sobre el alcance que ha tenido la obra poética de Rubén Darío cuando, en un tratado de Preceptiva Literaria y hasta en uno teológico, se citan y comentan sus frases.
Por este estilo podríamos citar otras frases tomadas de la obra de Darío, que le han proporcionado a éste renombre mundial en la república de las letras castellanas; pero con los anteriores citados, basta.
Poco después que don Pedro Aguirre Cerda ocupó la Presidencia de Chile, en medio de la más encendida campaña política que se recuerda en aquel país, desde los días en que Arturo Alessandri derrotó a las fuerzas conservadoras en 1920, ocurrió el tremendo sismo de Chillán, en que quedaron destruídas varias ciudades y murieron alrededor de veinte mil personas, si la memoria no me es infiel. En el Congreso, el sector derechista, adverso al Presidente, era muy fuerte, aunque no mayoritario. Se trataba de dotar al Ejecutivo de los medios necesarios para encarar la reconstrucción de la parte del país destruída y, al mismo tiempo, emprender una vasta obra de fomento de la producción industrial.
Los derechistas acordaron oponerse. La pasión política suele inspirar actitudes no siempre de acuerdo con los permanentes intereses nacionales. Con tal de dar pábulo a dicha pasión, no se vacilaba en cerrar el paso a iniciativas encaminadas evidentemente al bien público. Dentro de la temperatura que vivía entonces Chile, todo se explicaba. Aguirre Cerda encarnaba un movimiento de izquierda, renovador, con amplios ideales sociales, en pugna con viejos modos de hacer. En ese instante, uno de los más prestigiosos miembros del Partido Conservador, de altísima figuración diplomática y parlamentaria, absolutamente leal a los postulados de su partido y compenetrado de la urgencia nacional, resolvió apoyar al Presidente izquierdista, porque ante todo había que remediar la catástrofe y atender al clamor de los pueblos heridos y deshechos. Callo el nombre por razones que quienes lo conocen se explicarán fácilmente. La iniciativa prosperó, y así pudo Chile atender a la urgente reconstrucción y crear la Corporación de Fomento que, desde luego, no se entregó a amigos políticos, sino a técnicos competentes, sin miramientos partidistas.
También ocurrió otra vez, en Colombia, en circunstancias dolorosas y recientes que los hombres de opuestas tendencias, contando con la honestidad e imparcialidad de un gobernante auténticamente inspirado en ideales patrió ticos, supieron sobreponerse a las contingencias del instante y se esforzaron y esfuerzan por crear un clima de convivencia que permita al país continuar por su senda de progreso.
No son casos esporádicos. Podríanse mul.
tiplicar los ejemplos. Todos ellos probatorios de que jamás, en repúblicas civilizadas, con políticos cultos y patriotas, se hace necesario llegar a situaciones de impasse, por cuanto, frente al imperativo colectivo, las pasiones y caprichos individuales tienen que ceder y ceden, a fin de evitar cataclismos dolorosos que un Para terminar este ensayo sobre Rubén Darío y la Música, de suyo incompleto, como antes dijimos, debemos insertar enseguida y completo el Fragmento de la negra Dominga, tal como lo trae Hipsipilas del Dr. Boti, ya que no le hemos encontrado en ninguna de las otras obras de Darío, a fin de que cualquier lector aficionado a estas búsquedas, aquí iniciadas, pueda convencerse de que el Fragmento puede recitarse, en algunas de sus estrofas al menos, al compás de la música del Manisero Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica