184 REPERTORIO AMERICANO Las gradas de mi casa, atardeciendo, mis padres en el corredor caminando, el crepúsculo cubriendo las montañas, pasan las horas, aparece Venus, nuestras preguntas, sus contestaciones.
Ahora una nota litúrgica en la Plegaria: Gracia Plena, Santa Madre de todos los seres Pide aguas del Paraiso, oye su voz de cantor que implora ¡Ven! ven con el vaso milagroso. No le ves postrado. El, que siempre caminó como rey!
Gracia Plena! es su hija que adorando pide para el padre paz. la hija egregia del egregio señor Brenes Mesén: Ruega silencio, cuando será tormen to eterno no oir más su voz.
Descanso para su cuerpo enfermo.
Que se levante Rasur de su lecho, la luz de la montaña naciente en su pecho.
Paz en su frente de Dante, reposo en sus manos de Dios.
Fresia Brenes de Hilarou (Dibujo de Olivia William. Pero es la cósmica Sinfonía en aguas sonoras y eternas. En tarde de nubes brumosas, de olas estrellas, plata sobre verde. orillas del lago gigante. Adiós, lago Michigan; adiós!
oye en mi voz otras voces, Febrero 5, 49.
Dear Fresia Brenes Hilarov: Your book has variations from quiet pools of meditation to an unrush of high bird son, Even if you didn have the opening threnody, so personal, couldnt at this time do an adequete preface. The book stands on its own without a foreword. would say Flight from Chicago to Costa Rica perphaps should open the book a wonderful sirging testimony.
You have great strenghts. pray they go on. For You hold and keep saying, deep good wishes and prayers always.
Faithfully yours, Seré fuente para recibir las aguas vertidas por cantores de otros tiempos; la nitidez de su música hará nítida la mia, seré aite para esconder en mi seno todas las ondas de las voces idas. en un Preludio: Carl SANDBURG. Sinfonía Lírica de Fresia BRENES de HILAROV. tenues nieves, escarcha de luna Ahi, solitaria el mundo un olvido, ei mar en la distancia adivinadas mareas en los sentidos.
Ahí en la montaña, comienza el preludio de mi silencio.
Escribe Amalia de SOTELA (En el Rep. Amer. Soñaba con murallas de agua, con quejas encantadas, las hijas de las voces prendidas de mis labios.
Fresia de las manos de nieve! Fresia, cumbre y ala, agua y lumbre!
De corte fino, sobrio en su presentación, me llega como una alborada su libro de poemas. Con sed de belleza lo empiezo.
Deliciosamente van mis dedos pasando las hojas. Me detengo! profunda mi emoción, intenso mi sentir. iFresia Brenes me dedica Luz! Amalia de Sotela. La poetisa a quien admiro como una de las más grandes líricas de América! Gracias por esta Luz, regalo del alma.
En esta Sinfonia cada poesía da su nota tónica y el canto se completa en el lago brumoso, que esconde entre nieblas murallas de hielo; en el tenue caer de la nieve que danza en pétalos blancos; en el jardín diamantino de luna, en el que se conjuran los aromas del romero, de las rosas color rosa y la flor del limonero.
Canta una nota la Sinfonía en el desfile de sombras queridas, que en silencio llegan como hálitos níveos: Hiram el hermoso. Flamíneo el alegre, Soleida de la negra cabellera.
La sonrisa de Gioconda de Elsa Rosa, y la mirada oscura de Juan Ramón Jiménez. más allá de todos los horizontes, el brazo de un dios que se tiende y señala. Adelante!
Ahí donde cae un hombre se enciende una luz.
Ahí donde cae un hombre se levanta inmensa una cruz.
Ahí donde cae un hombre se hunde una huella.
Esta Sinfonia Lírica es ella misma, es la poetisa misma en toda su recia personalidad, en su rebelión sagrada, en el acierto de cada una de sus expresiones, en todo su arte pleno de sinceridad; es ella misma en esa eterna sed de infinito que no se sacia nunca porque es el alma clamando por lo suyo propio. cuando se tiene el dón como lo tiene ella de vaciar el alma en cada idea, el Infinito se acerca hasta nosotros. Desentraña el alma de los vientos, del tiempo y de la noche y, cogidos de las manos como una diosa helena nos los presenta subyugados y sumisos. Es dulce el alma de la noche! son hermosos los vientos en la cuna de una montaña.
Esta es nota iluminada de luz cotidiana, habla a la escuela de Palmar Sur. con qué noble orgullo les dice. De él oí como vivió Keats, como murió Shelley.
De él aprendi a admirar a Sarmiento, Darío. Bello!
De él oi de Oscar Wilde y de Shakespeare.
Revuelven alas en mi mente, siento el temblor del descubrimiento. al instante recuerdo: Yo vi hundirse esa buella. Yo vi alzarse esa cruz. Y, esa luz como un indice me señala mi destino. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica