REPERTORIO AMERICANO 301 Presagio de América Dos sonetos de Eduardo Ubaldo GENTA. En Rep. Amer. Atención de la autora.
De Poema Mural de Venezuela. Especialmente para Rep. Amer. EL VOLCAN APA GADO Yo vengo de los grandes ríos americanos y de las selvas Mi alimento ha sido el ardiente jugo de los trópicos He dormido bajo la inmensa frescura de la noche americana En América viviré hasta el últinio día de mi destino carnal Después renaceré en la savia del samán o del moriche; De mis alientos vegetales se nutrirá algún viento de huracán perfumado saldré loca de luz abierta con la cabeza al sol antiguo, Sol egipcio, idolo griego saldré por los bosques repartir una fiesta de colores y de amor.
Parado sobre le plinto del averno repulso fué gran poeta heroico surgido del barranco; por los días del génesis vibraban con su pulso las cuerdas del océano recostado a su flanco. cuando vino el hombre, con Mama Oelo y Manco, les ofreció sus llamas, les infundió su impulso y les habló de Dios, olímpico y convulso como un mesías de oro revestido de blanca Hoy mismo, cuando el viento desnuda de cela jes las colinas que fugan hermosas y salvajes, un viril arrebato lo agita de repente.
Nací para el canto porque América es la tierra de la esperanza, Las mariposas azules se posan en la miel de la colmena bulliciosa los colibríes andan sobre la rosa de montaña.
Conozco el olor particular de la tierra humedecida Mis raíces empiezan por la tierra del Roraima (Soy hija de la montaña Roraima y del Auyan tepui, Soy hija del Caroni y del Orinoco. llego lentamente hasta las teogonías indígenas Más allá del oro y de las nieves del Sur.
El páparo de los siete colores es mi hermano.
He gozado el aroma de la orquídea y del arra yan.
Todos los habitantes de la selva, todos vienen a mí y yo los bendigo Soy eterna como las montañas azules y como las garzas detenidas (al borde de las lagunas.
Salta un penacho de humo sobre la augusta frente, la mar enardecida conmueve sus entrañas y tiemblan, como en celo, las jóvenes montañas. OS TOROS Dos manadas de vacunos se divisan en los llanos; cada cual sobre las tropas pusilánimes ostenta bello toro que los guía como abel de sus hermanos levantando a los peligros la gloriosa cornamenta.
He convivido con las criaturas humildes.
El humo del tabaco silvestre y la palma crujiente me han hecho compañía.
La canela y la sarrapia, el morichal y los plateados peces fluviales (La curbinata es un delgado lirio, la sapoara es un hierba melodiosa. Las siembras de yuca y de plátano han cobijado mi corazón, Me he levantado antes de la aurora y he aspirado el olor de mereyes y guayabas.
Poseo el conocimiento de las cosas sencillas, He alabado al algodón y al café, a la caña y al cacao, Me he sentado a la mesa del pobre y allí he bebido la tierna leche.
He conversado con el silencio de los árboles.
Me he bañado en la gracia de los manantiales. la calabaza la he tomado por una dulce hermana al caimito lo he acariciado con mi lengua de poeta.
Ya se miran los dos toros con furores de tormenta, ya se lanzan en porfía de sus fueros soberanos y ya chocan y revuelven en vorágine sangrienta por la liza que le forman ambos séquitos villanos.
Del turbión se avanza un toro, cruza el ámbito profundo, colma todas las cavernas del silencio pavorido con un trágico alarido retador y tremebundo. allá lejos en el centro de los llanos, el vencido, mientras pisa sus entrañas, ve con ojo moribundo que una sola gran manada corre tras del alarido.
Edgardo UBALDO GENTA.
América está en mi sangre.
El misterio deste Continente es mi historia.
Porque todos somos de la tierra y la eternidad ama a lo hermoso.
Soy blanda como la arcilla de las pequeñas fuentes soy soñadora, como el bambú, como la flor del naranjo.
América en el ritmo de mi canción, Porque el canto es la fiebre sin escalas.
Marchamos con rústicas flautas y guaruras Al son de melodías primitivas.
No poseemos sino nuestra belleza natural Alguna vez América levantará el monumento de sus muertos gloriosos Lo que venga después de nosotros será una era de abundancia.
Preparemos el camino hacia la plenitud.
Montevideo, julio 29 de 1949.
Señor García Monge.
La sangre que llevamos es producto de todas las razas.
El Africa nos junto a Europa y el Asia nos junto a Oceanía.
He aquí que somos poderosos.
Todas las razas se han fundido en nuestros pasos.
Vamos de pie con las manos abiertas, Regalamos los diamantes y el canto No poseemos nada y lo tenemos todo.
Soy inmortal porque de mis huesos se alzará en el día de mañana Una altísima brisa de amor.
Me vendrá a saludar la primavera en la cayena y en la hierbabuena, En el otoño exhalaré salmos tranquilos en la época de las lluvias torrenciales y de los relámpagos Mi piel será acariciada por la embriaguez del sueño.
Mi eminente amigo: Por estas líneas quiero agradecerle de modo muy vivo la constante visita de Repertorio Americano, en cuyas páginas palpita el más alto pensamiento y la más rica belleza de nuestro idioma; y de modo bien singular, el más acendrado fruto de la intelectualidad hispano americana.
Su lectura es motivo de estudio y deleite, colmando mi corazón de alegría hallar entre las consagradas firmas que lo secundan a usted, en su apostólica misión cultural, nombres de amigos dilectos y admirados, que al ver en Costa Rica el cónclave que los concita para tan noble empresa, honran su labor espiritual y prestigian a su patria.
Si bien la hora es dura y la recompensa mezquina para un maestro de tan exquisita sensibilidad, compense los sinsabores de sus luchas y trabajos, la certeza de que son muchas las almas que lo admiran y comprenden.
Con mi reconocimiento por la fecunda dádiva, reciba el saludo más atento y fraternal, Jean ARISTEGUIETA.
Caracas, agosto de 1949.
Edgardo UBALDO GENTA. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica