REPERTORIO AMERICANO 335 que tenía lectualidad cubana. y cariñoso dijo que había encontrado en Cuba tranquilidad en la adversidad. Recio, llano, exacto, manifestó que de la Isla se llevaba recuerdos inolvidabies y que iba a México con el sentimiento de dejar atrás amigos de siempre. No quiero despedirme de Cuba. aseveró Gallegos. No puedo despedirme de Cuba. Era larga la lista de los que aquí y en otras tierras le habían alentado en su destierro: Iduarte, Arciniegas, Reyes. cuando la mano trémula se elevó al frente de su tez soleada para reafirmar la fe en América, los asistentes, todos de pie, ovacionaron al que con mansedumbre y paz levantaba los brazos, agradeciendo. allí quedaron hasta bien tarde, para charlar un poco más con Rómulo Gallegos.
Fuga elegíaca (Viene de la pág. 331)
cho los argumentos para declarar una parte de razón. Gabriela Mistral y Rómulo Gallegos, para mencionar solamente dos autores hispanoamericanos, llegaron al público rioplatense por la torcida vía de la clandestinidad.
Con don Claudio García desaparece acaso el último editor del período romántico de nuestras empresas editoriales. Bajo su apariencia malhumorada y su crítica in misericorde, alentaba un alma infantil, llena de bondad y de ternura. Muy de cuando en cuando, me detenía a hablar con él. En el diálogo amistoso se advertía lo certero de sus juicios sobre hombres, libros y acontecimientos. Su mordacidad no tenía piedad para insensatez, ni para la presuntuosidad. Cuando opinaba sobre algún li bro, no admitía réplica. Viejo ya, y no vencido aún por la enfermedad, mostraba con su sonrisa campechana, un espíritu ágil que, sin quererlo, ni proponérselo, revelaba una plia cultura. Murió en este mismo día en que comienza a celebrarse el Centenario de la Universidad Mayor de la República. Don Claudio comenzó su vida de librero vendiendo textos en los umbrales de la vieja Universidad. Rara coincidencia la de la muerte de este hombre bueno, en el mismo instante en que se festejan jubilosamente los primeros cien años de la casa matriz de nuestra cultura universitaria. En el Rep. Amer. Ante un antiguo retrato de mi madre, muerta tempranamente. Desde qué sepultados paredones de olvido. En qué patio quedaron, inmóviles, mis zancos, bajo la mansa lluvia, su recuerdo me viene? el caballo de palo, la luz en que me pierdo?
De muertas galanías, el pecho revestido, en una paz antigua ¿qué paloma sostiene?
La luz en que me pierdo, en una tarde antigua de extinto calendario. Era Otoño o Verano. Qué paloma sostiene su mano abandonada, No lo sé. Pero siento que mi pena amortigua, en inmóvil retrato de brumoso dintorno?
bajo la mansa lluvia, la señal de su mano. Quién fijara su dulce cabeza reclinada, o en desvaído espejo la luz de sus retorno!
La señal de su mano, como alondra del cielo, de vencidos tramontos, llega hasta mí, volando, La luz de su retorno, cascada de ternura, revive su lejano candor de terciopelo, de cuán remota infancia, por el cielo, me llega; en una tarde antigua, no sé dónde, ni cuándo.
y allí donde la muerte ventanales clausura, en trasmigrada imagen, novilunios congrega.
No sé dónde, ni cuándo y sí de la longura, Novilunios congrega y oropéndolas nacen.
de aquel negro ataúd tan cerrado, guardando ¿De qué arrasada noche, entre sueños, persigo su extendida belleza, como en una armadura.
el fenecido rostro, la humedad donde yacen, Es tan larga la pena que he venido callando, como rubia bandera, sus cabellos de trigo?
Que he venido callando desde remota infancia, Sus cabellos de trigo descendiendo la espalda, que llega a flor de labio, convertida en canción; de aladares partían por angélica frente; bajo esta mansa lluvia, de antigua resonancia, y cuando reclinaba mi cabeza, en su falda, sólo escucharla puede, mi propio corazón.
eran blancos los ojos y la mirada ausente.
Manuel de CASTRO. la mirada ausente. Cómo sus ojos blancos, bajo la mansa lluvia revienen del recuerdo! Montevideo. Agosto 1949.
amMontevideo, 18 de julio de 1949.
Pere Foix La clepsidra andando.
JURREZ JUAREZ PBRIXENCS (En el Rep. Amer. Para Luis Dobles Segreda, pensador Este pensamiento de la vida, canta, Lejos de nosotros brillan los topacios.
cual si fuera un salmo lleno de armonía. Quién ruega por nos. David de las arpas! Madre mía, santa. Bendito este día!
Lámpara votiva de los altos cielos, luz que llena el mundo con su claridad, Frente de la aurora yo dije mi canto irradia en la noche de mis desconsuelos, diáfano y divino, todo melodía; dame la Verdad.
mas llega la tarde, tinte de amaranto. verdad, Madre mía?
Para que el Gran Día se haga en mi conciencia este Diez de Octubre del 47. Qué es el tiempo andando viendo los paisajes Maceré mis carnes por la penitencia de los altos sueños de la vida humana?
y acorté la meta.
Círculo que gira los kilometrajes desde la mañana. Oh, qué trayectoria. Oh sacra jornada!
Cumbre de los años. qué fué del ayer?
En los ignorados cielos infinitos, Se oye la clepsidra como una cascada donde van pasando las constelaciones, de mi atardecer.
reduciendo al hombre cargado de mitos por sus convicciones. en el tiempo andando, frente a la muralla fría de la muerte, regulando el paso ¿Oyes, Alma mía, música divina me ríe Anacreonte que el Amor explaya del Gran Makrocosmos?
con luz del ocaso.
En el bosque umbrío el pájaro trina celestes acentos de los vastos cosmos.
Armando OCON MURILLO.
Completa y documentada biografía del Benemérito de las Américas. En Costa Rica se vende en la Adm. de Rep. Amer. y en la Libreric Trejos Hnos, al precio de el ejemplar. Para el exterior: dólar. Pídalo, acompapañado de su importe, a Ediciones Iberoamericonas. Apartado Postal 1784. México Agencia del Repertorio Americano en Londres Stevens Brown, Ltd.
New Ruskin House, 28 30 Little Rusell Street, C1 London, England ¿Hacia dónde vamos sobre los espacios de los sempiternos círculos de Dios?
Managua, Nic. 1947. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica