REPERTORIO AMERICANO 207 REBELDI desesperada; era luz de cariños y has venido con tu aurora de besos a mis brazos.
Hoy he visto la luz. Cómo tardaste!
Pero ha sido mejor: con tu tardanza avivaste la sed de mis ojeras y pusiste temblor en mi esperanza.
Tarde, agoniza sola, no me lleves contigo, tarde, agoniza sola.
Aunque estoy derrotado siempre soy enemigo.
No soy manso, soy ola!
Tarde, agoniza sola!
La luna ya gorda, ya flaca, pero siempre blanca: los mira desnuda.
Son verdes las ranas que lucen pintado gabán.
ENCUENTRO Isla de mis anhelos, reducto de esperanza que calmarás un poco la hiel de mis dolores, ven, tómame en tus brazos abiertos al cariño y entrégame la gama de todos tus amores.
Estrellas, peces y ranas; de noche se juntan en coro, y miran Aurora en quien yo fijo mis ojos entreabiertos y a quien mi fe regala sus últimas fulgores: alienta con tu fuego mi luz pálida y tibia y dime que en la vida no todo son rencores.
desnuda la luna bañarse en la poza.
Guadalape. 4 1949.
Costa de mi naufragio, estrella de mi noche, perfume transparente de mis últimas flores, ven, canta tus canciones tejidas con cariño al ritmo de los besos que fueron salvadores. CAPRICHO Desde que el alba dibuja el boceto de la aurora, un vagido sin palabras comienza a labrar las horas.
Hie metido las manos muy dentro de mí mismo buscándome, buscándome porque quiero encontrarme; he volcado los ojos para verme hacia adentro, para verme hacia adentro porque quiero mirarme. mis manos se alargan exprimiendo el vacío. y mis ojos se cierran embriagados de sombras: vano esfuerzo este mío de volcarme los ojos y de afilar las uñas para caspar mis huesos. El mar, te jedor, las peñas de la orilla va bordando y su canción sempiterna de música va poblando.
Las mil interrogaciones que duermen en el manglar se van alejando despacio.
Guillermo VILLALOBOS ARCE.
Viejo catador de soles, el ducho y fuerte caimán pinta sus rastra en la playa.
San Salvador. 1949.
La Cruz, Guanacaste.
SON Y SIN TITULO LAS TRES PATITAS La paz.
poema tiene Este el calor de la sangre de mis venas; por lo tanto, lleva el grito de angustia de los que luchan y presienten su voz perdida en la estática pereza de un derrumbe estelar.
era todo nuestro soñar, y en la tregua en cuyo surco dormitábamos, abortó entre espasmos traidores la bala que colgó la esperanza.
Tengo tres patitas de color variado: Una. solamente una, color blanco, patas amarillas, piquito rosado.
La segunda también, el pico rosado, patas amarillas.
Pero tiene raro el color del cuello. casi colorado!
Grito, por el hombre mismo que descubre la evidencia del agua con raíces submarinas y que previene en el cementerio con letreros la verdad sepulta.
Es la voz, que, libre del orín del tiempo, despierta y tiende sus alas.
Deseo la palabra precisa que delate los sofismas de una paz en testimonio de los caídos.
En las cenizas de la memoria carcome mis entrañas el silencio.
Revientan las siempre vivas y fuerte aletear de palomas rondan las flores azules mientras el hombre grita.
La tercera verán: café, café claro, plumas tornasol, copete parado no era patita!
sino. un carraco!
La Cruz, Guanacaste. 1949.
Vapores de angustia condensan las apagadas voces porque el dolor estéril quedó frente al mar.
La luna ¡Pobres mis patitas. Pobre mi carraco!
No caminan no comen.
El ojo velado.
No caminan no comen, porque son de barro; son de Navidad, se baña Grito no más al recordar el insulto acallado.
de noche en la poza.
Los peces hidrópicos la miran de cerca.
Salvador JIMENEZ CANOSSA. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica