Nazism

88 REPERTORIO AMERICANO Carta a una Sombra Colaboración de Alfonso REYES Mi inolvidable Pedro Henríquez Ureña: ti que pasaste en la Argentina tus últimos años y allá fuiste a morir, tras de marcar en México la imborrable huella de tu paso, a ti quiero dirigir mis quejas, yo que también fuí, durante algún tiempo y en dos diferentes ocasiones, vecino de las riberas del Plata, donde tuve la suerte y la honra de representar a mi país, de conocer de cerca a aquel pueblo generoso y soberbio, de amistarme para siempre con sus escritores, sus poetas y sus artistas. al modo como es fuerza armarse si que.
remos prevenir la guerra (a menos que todos nos desarmemos a un tiempo. así tanibién las mismas democracias adoptaron a veces los métodos de la tiranía estatal pa ra defendernos de ella. No sé si hallaremos la salida a este círculo vicioso, verdadero laberinto cretense, como no sea por extremo de dolor y fatiga, dentro de algunos lustros, o por alguna explosión mística de un nuevo orden o sentido, explosión místi.
ca que las bases religiosas actuales ni si.
quiera dejan prever, si es que antes la nueva física aplicada a la guerra no destruye el planeta. BAIXENCH Llegan de Buenos Aires muy tristes noticias. Varios mexicanos eminentes acaban de hacer circular un manifiesto en que protestan contra los incendios insidiosos de bibliotecas y galerías de arte, contra las cortapisas a la cátedra, al libro, a la prensa, a la libertad del pensamiento en todas sus formas, y ¿será posible. delatan la prisión de altos y respetables representantes de nuestra cultura continental. Entre ellos se cita a Palacios, el mosquetero romántico de la política argentina, cuya honradez y probidad son harto conocidas; a Roberto Giusti, en quien la bondad y la inteligencia se confunden por tal manera que a ti mismo tan dotado de ambas virtudes solía sorprenderte; a Fatone, a Gollán, a Solari, a Aguirre Cámara, y a otros más que no cito por no alargarme, sin que por eso olvide sus títulos y sus prendas; y, finalmente, a Francisco Romero el filósofo, una de las más claras luminarias de la mente hispanoamericana y sin duda uno de los hombres más puros.
Entre tanto, el pensamiento padece. Se cumple la profecía de Renan, a propósito de la libertad histórica, expuesta en el prólogo de su Historia del pueblo de Israel.
Apresurémonos venía a decir Renan a disfrutar de esta hora de libertad. Esta libertad es una flor demasiado aristocrática y delicada; no puede durar mucho. Sin duda en alguna parte del mundo se organiza ya la nueva barbarie, que ha de acabar otra vez con la facultad de opinión y de expresión.
Pedro Henríquez Ureña (Fotografía de Grete Stern)
comienzo del mal que nos aflige, pero acaso moriste en la creencia de que ese mal iba a remediarse. Al contrario, el mal ha asumido formas cada día más sutiles y, en cierto modo, la virulencia de esos gérmenes filtrables que ya no es fácil detener. No sé qué general nazi dijo por ahí. pesar de todo, ya hemos triunfado.
Es verdad que hasta hoy México ha ve.
nido siendo un refugio de las libertades individuales. Pero, pese a la actitud de los gobernantes mexicanos, reiterada durante varios lustros. cuánto tiempo durará este milagro? Por todas partes nos asaltan iralos ejemplos, y ya se sabe hasta qué punto los malos ejemplos son contagiosos. También la Argentina se enorgullecía ayer de la Ley Sáenz Peña. También tu ciudad na.
tal se llamó antes Santo Domingo. si Mé xico se nos apaga un día. qué nos queda?
Sólo la emigración vertical. como decía uno de los refugiados españoles en nuestro país. así es. Se planteó la lucha del individuo contra el Estado (para recordar las palabras del olvidado Spencer. Se echó sobre cada uno de nosotros el Leviatán de Hobbes, revestido de uno u otro disfraz.
Defender los fueros de la libertad del pensamiento es, pues, defender nuestro porvenir y defender uno de los fundamentales principios conquistados por la civilización, no es, en modo alguno, inmiscuirse en la política ajena. Nuestro hermano Francisco Romero. Lo recuerdas, Pedro. Recuerdas las lar.
gas y gustosas veladas de apacible trabajo, por 1936, de que salieron esas notas que he incorporado entre las publicaciones de mi Archivo bajo el título de La Constelación Americana. Este cabal representante de la normalidad filosófica se ha definido a sí mismo cuando, contra los que abren tienda para suministrar la verdad en inyecciones y pretenden vender sus apresuradas profecías de merolicos. decía sobriamente: No hay otra revelación (en filosofía)
que la que integran veinticinco siglos de indagación en torno a un puñado de temas capitales. Y, en estos meses pasades, acaba de publicar un libro, Teoría del Hombre, que está llamado a perdurar. él le decía yo en cierta carta sobre el sentido de América (Ultima Tule, pág. 25 y siguientes. Los que siguen concibiendo a América como un posible teatro de mejores experiencias humanas son nuestros amigos.
Los que nos niegan esta esperanza son los enemigos de América.
Si aún vivieras entre nosotros, Sombra de mis desvelos, no serías feliz. Tú viste el Te abrazo con el cariño de antaño, aunque te me escapes de entre los brazos, co mo a Odiseo el espectro de su madre. Al firmar esta carta, llegan todavía nuevas y lamentables informaciones: también Victoria Ocampo y Susana Larguía han sido aprisionadas. El solo nombre de Victoria Ocampo basta para decirlo todo: yo no encuentro palabras.
Alfonso REYES.
México, 1953.
Victoria Ocampo Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica