104 REPERTORIO AMERICANO Federico García Lorca en Nueva York Por Andrés IDUARTE (En el Rep. Amer. El español y el hispanoamericano que no conocen Nueva York, que lo ven desde lejos o de paso, creen que los que aquí vivimos estamos en destierro, con las raíces cortadas, con las cajas de la tradición rotas, asfixiados por su aire, barridos y asendereados por sus vientos. Error! Lo mejor, lo extraordinario, lo verdaderamente seductor de la ciudad es que se vive, a distancia, en la propia tierra, en la propia historia, en nuestra sangre y en nuestra tinta y en nuestro jugo, coacentrados y reconcentrados por el recuerdo y la nostalgia, vivos en nuestras clases y en las bibliotecas, vivientes en el alud de periódicos y de amigos que de todas partes llegan y pasan, presentes en los miles de hispanos que vemos y oímos en tranvías, en autobuses, en todas las calles. El marco ajeno aprieta y condensa la fidelidad del bien nacido, que busca y encuentra a diario sus calientes entrañas.
Como uno de los más maduros frutos y como una de las más evidentes pruebas de esa fidelidad, se ha representado en el McMillin Theater de la Universidad de Columbia, el de febrero, y en el Palm Garden Theater de la calle 52, el dia 13, Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores de Federico García Lorca. Primero, ante los estudiantes y los estudiosos de nuestra cultura, en casa, en la Universidad en que enseña la mayoría de los organizadores, actores y animadores de la representación; luego, ante la colonia hispana, por invitación de las Sociedades Hispanas Confederadas y para beneficio de los republicanos españoles en exilio.
Esta vez la empresa ha sido organizada por el grupo dramático de la Facultad del Departamento de Español de Barnard College, que dirige la profesora Amelia Agostini de del Río; con la cooperación de elementos de otros centros de estudios, y bajo la dirección del doctor Angel del Río, profesor de Literatura Española de la Facultad de Filosofía y Letras de Columbia. En años anteriores, bajo la de Don Federico de Onís, jefe en Columbia de los distintos departamentos el graduado o de estudios superiores de la Facultad de Filosofía, el de Barnard College, el de Columbia College, el de University Extension y Director del Instituto Hispánico, se han presentado, más o menos con el mismo grupo dramático, Fuenteovejuna, Peribáñez, El Caballero de Olmedo, La dama boba, El juez de los diCorcios, El retablo de las maravillas y una porción de obras clásicas que escapan a mi memoria de diez años de residente neoyorquino.
Barnard College, bajo la dirección del profesor del Río, y otras bajo la de su esposa, ha presentado Los intereses creados, La zapatera prodigiosa y otras más que también se me escapan. Además de eso, el mismo grupo dramático hace anualmente, sin fallar, lecturas dramáticas en el Instituto Hispánico, no por sencillas sin vestuario, sin teatro menos reveladoras del buen cultivo de las letras hispápicas.
Son los españoles de España, de las distintas provincias peninsulares, quienes llevan la voz cantante estas magníficas aventuras; pero no faltan los hispanoamericanos siempre menos aficionados al teatro. ni los norteamericanos en general, estudiantes que suplen sy dificultad idiomática con el entusiasmo todo el mundo hispánico. James Grabam Luján, de origen mexicano y norteamericano, perito en baile, dirigió con tino y empeño los movimientos de las hermosísimas manolas del primer acto, y de las adecuadamente cursis solteronas del segundo, así como la polka que lo cierra.
Los tíos de Doña Rosita fueron Amelia de del Río, puertorriqueña, de muy larga afición al arte dramático, y Eugenio Florit, el ya ilustre poeta cubano, los dos profesores de Barnard: excelentes en el dominio de la escena, en la buena dicción, en la difícil naturalidad, en la creación de la buena pareja matrimonial de la Granada de la época. El papel de culto cultivador y amante de las flores estaba hecho para Florit, que las lleva en su poesía, en su dulzura y hasta en su nombre. El del ama. quién podría hacerlo mejor, donde podría encontrarse quien lo hiciera mejor que Concha García Lorca de Montesinos, hermana de Federico, parte doble de la tremenda tragedia que a todos nos enluta viuda del alcalde de GraARTECHE nada, el doctor Manuel Montesinos, asesinado el mismo aciago mes que Federico sanFederico García Lorca gre de su granadina sangre, conocedora de su corazón, pedazo de su memoria, en la que lle(Visto por Arteche. va el recuerdo vivo del ama a la que ahora recreaba? Su granadinismo auténtico, puro, sin artificios, el ser, en parte, suya esta obra como lo es de todos los que compartieron la de un ambiente el neoyorquino y de una vida y llevan consigo la muerte del genial antradición la inglesa y norteamericana en daluz y el amor a lo popular granadino que que el teatro ha estado siempre vivo.
es riqueza de toda la familia, hicieron de ella En Doña Rosita la dirección, coronada por una intérprete de excepción. Teresa Castrovieel mejor éxito ya se dijo estuvo a cargo jo de Escobal seguimos, en esta enumerade Angel del Río, castellano de Soria, amigo ción, el reparto. castellana de Logroño, prode Federico García Lorca y estudioso y críti fesora de Barnard, alcanzó con su larga afico de su obra, asesorado por Aurelio Pego, ción teatral, con sus raíces de hija de una properiodista castellano gallego, viejos residentes vincia española, con su belleza y su elegancia de Nueva York, buenos actores los dos aun extraordinarias, con su hermosa voz, un acierque en esta ocasión Del Río no tuvo papel en to sin fallas a través de los tres actos en el las tablas, y Pego se redujo al secundario de principal y difícil papel de Doña Rosita, desobrero. La escenografía, de indudable buen de la juventud enamorada hasta la sublimagusto, estuvo ahora a cargo del pintor catalán ción poética de su desgracia. Ernesto Da Cal, Fernando Texidor, y del decorador norteame en su breve papel del primer acto el sobrino, ricano Arthur Canter. El vestuario, que puede el primo y novio de Rosita que se va a Amésin empacho llamarse espléndido, tan hermoso rica, al Tucumán, y que aparece sólo para la como adecuado a la época, como fiel a las poé amarga despedida logró dejar en el público ticas palabras con que Federico García Lorca el recuerdo de quien no vuelve a ser visto pelo diseña en diversas partes de la obra, estuvo a To ocupa con su nombre los tres actos. Las cargo de Margarita Ucelay Da Cal, castella manolas Olga Blondet, de Puerto Rico; Glona de Madrid, profesora de Barnard College, ria Rodríguez, mexicana de Monterrey, Espea quien por sangre y por educación le viene ranza Portocarrero, de Nicaragua, las tres esel amor al teatro hija de Pura Maurtúa de tudiantes, las tres alarmantemente hermosas, Ucelay, que organizó en el Madrid de los trein agregaron otra nota de belleza por la armotas el Club Anfistora, valioso esfuerzo drama nía de sus voces, de sus pasos, de sus ricos vestico y al de Laura de los Ríos de García Lor tidos, rivales de los de Doña Rosita: ca, andaluza, nada menos que de Granada, hija de Fernando y esposa del profesor Fran Una vestida de verde, cisco García Lorca, también profesora de Bar otra de malva, y la otra, nard: las dos jóvenes versadas en trajes y cos un corselete escocés tumbres españolas, en el ambiente y en la épo con cintas hasta la cola.
ca en que Doña Rosita se realiza. Una norte Las que van delante, garzas, americana, Verna Canter, dirigió con acierto la que va detrás, paloma, las luces. El maquillaje estuvo en manos de abren por las alamedas Ernesto Dacal, profesor de la Universidad de muselinas misteriosas.
Nueva York, de origen gallego, que acompa. Ay, qué oscura está la Alhambra!
fió a Federico García Lorca en el histórico teatro de La Barraca. desde entonces cultiva. Granada, calle de Elvira, dor del arte dramático y fino y fenomenal re donde viven las manolas, pertorio y cantador por supuesto que sin las que se van a la Alhambra, profesionalismo de canciones populares de las tres y las cuatro solas.
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