Carmen LyraYolanda Oreamuno

REPERTORIO AMERICANO 231 ridad engaña a veces como la transparencia del agua a quien no mide con sus manos la profundidad de la misma. Pero, mi deseo es el de llegar a algo concreto: a pedirles a los gobiernos de nuestra América, que si no pueden cambiar de la noche a la mañana nuestro ambiente de necesaria mediocridad, que al menos supriman los pasaportes y las visaciones y los infinitos sellos con que se agobia al transeúnte internacional. se recuerde a Alberdi cuando pedía al inmigrante extranjero con una visión profética capaz de transformar a la Argentina, en una de nuestras más civilizadas regiones. se abran los brazos, de veras, dentro de los términos de una verdadera política de buena vecindad. De este aspecto no habla usted; pero de él hablo yo, puesto que los informes que tengo de Colombia, coinciden con los suyos: los que se refieren a las dificultades que los turistas tienen en Colombia para arreglar sus papeles.
Menos papeleo; menos entrabamiento de las funciones sociales; menos pedantería oficinesca, es lo que pedimos. acerca de lo otro, esperarnos a que San José de Costa Rica y Bogotá alcancen una tradición cultural capaz de retener a sus habitantes en sus más pobres suburbios. Hay para rato, mi admirado amigo.
Moisés VINCENZI. Xari. de Myriam Francis (En el Rep. Amer. Encontrar en Cartago la tranquila, una género de literatura durante el siglo pasado.
mujer que dedique sus horas provincianas a En el actual, los saxoamericanos parecen forhilvanar cuentos de amor y de olvido, es ya mar parte principal de la vanguardia.
un hallazgo cautivador.
Latinoamérica ha producido también cuenY descubrir en su pluma, dotes de autén tistas de renombre. Quizás encabece el cortejo tica narradora, y en su numen cabal conoci la figura atormentada de Horacio Quiroga, el miento de los quebrantos humanos, es un re incomparable retratista de nuestra jungla. Ya gocijo espiritual intenso, para aquellos seres dijo alguien que él era nuestro Kipling. Un de selección que perennemente buscan los go Kipling pobre eso sí, y sin la universal ces inmateriales de la vida.
admiración del mundo hispano. Qué destiEn nuestro mundo intelectual femenino no no! sufrir tánto para morir pobre. con tánse cultiva el cuento. Para nuestra mujer, para to talento, como acostumbraba decir de sí, toda mujer, el poema en prosa es el medio Barba Jacob.
natural para expresar los desasosiegos del cora Pero volvamos a nuestra Myriam Francis.
zón. Ahí van en el poema en prosa la Su prosa flúida y castiza no se martiriza con lágrima y la alegría; el sueño blanco o la es lcs inútiles lamentos del romanticismo agudo, peranza azul; el grito jubiloso de la dicha o ni se regodea en los charcales de la descripción el canto negro del dolor. Vocación y capaci realista e innecesaria. Es más bien serena y redad existen. No hay que olvidar los nombres posada como su propio espíritu y sólo se exalde Carmen Lyra y Yolanda Oreamuno. La ta y se estremece para relatarnos situaciones primera, romántica en su sed de justicia, en de agudo contenido espiritual; para revelargolfó sus últimos años en luchas políticas de nos hondos tormentos humanos, acontecidos aguda aspereza y poco contenido lírico. La en lo más íntimo de un corazón sacrificado.
segunda, sigue sin fatiga las huellas turbado Es de desear que la escritora continúe en ras de los psicoanalistas, sin ocultar su admi su bregar selecto. Que haya fuerza en el esración profunda por Marcel Proust.
píritu, ya que hay luz de iniciado en el coEn el mundo de las letras, el cuento es una razón.
de las dádivas más selectas. Por algo requiere una mente ágil y una técnica especial en su Francisco ALEMAN.
desarrollo. Rusos y franceses brillaron en este San José, junio de 1949.
cemos, calificándolo: de amistad. el aludido, uno de tantos, que han cruzado el camino nuestro, quizá por aflicción del ánimo, por la necesidad de abrir su corazón oprimido, contando con la respectiva compasión, sóle nos había contado sus cuitas. Otro, en un acto de generosidad espontánea, por el afán de lucir, nos había hecho partícipes de su bienaventuranza, y un tercero tal vez con cierta intención disimulada se había esmerado er cambiar cumplidos estériles. No. eso no es amistad. Tales personajes no son amigos, y ni quisieran serlo. La amistad difiere mucho del buen acto pasajero, de la confidencia inesperada, del cordial compañerismo, de la benevolencia ocasional, de la adulación complaciente, de repetida amabilidad, de la sonrisa de una cara dulce y angelical o de una adhesión cualquiera. No y no!
La amistad reina encima de las obligaciones y conveniencias sociales, encima de todo cálculo. Es este atgradable fluido involuntario, que no sabe nada del deber, nada de doctrinas, nade de política o polémica, que es puro goce superior, pura felicidad. Pues como sin fin ni intento, nos toca cual suave soplo sosegado, viniendo, de lo infinito, porque ha de de venir a abrazar y ligar a sus elegidos con su cariñoso hálito. Es el sentimiento más elevado, falto de interés alguno, presto a ayudar y a sacrificarse, a dar, sin deducir un propio beneficio, ya que trae consigo la abnegación.
Ejerce, sin razonar, la fidelidad inquebrantable, la bondad y la tolerancia, el acto de nobleza. Origina el amor a la verdad en la confidencia; es, en su esencia, ética y busca, sin darse cuenta de ello, unísono y armonía. Así, se vigoriza con el trato hasta formar una intima unidad indisoluble y, en el caso de la justa reciprocidad, es el Regalo Divino más bello, más grande, aventajando toda fortuna material. Porque es riqueza inagotable en la permuta del afecto más pulcro, hermosura y grandeza del alma. Arraigada en el Amor Universal y sujeta a su afectuosa Voluntad, su poder benéfico aun supera al de la relación fraternal. ¿qué importa su egoísmo extremado, si se dirige, precisamente, al cuidado del gran altruismo en la misma amistad. No es miás bien una bendición?
Apego excelso, fuente mutua de Divina Pureza inmutable, inflexible e intachable, la verdadera amistad gracias a Dios está dispensada de toda usurpación. Porque las debilidades del tan variado y tan influenciable ser humano, calificadas: faltas de la amistad, por vincularse con la lucha cotidiana, incitada por las adversidades y las pruebas en otros planos de la vida, son manifestaciones de idiosincrasia aparte, que no tienen lugar en el cuadro de la Merced del afecto personal de equilibrada reciprocidad.
Desafortunadamente, lo insigne, lo sublime, lo exaltado en pureza, es otorgamiento muy excepcional, tan raro como el mismo cáliz acreedor.
Sobre la amistad Por Alexander BIERIG (En el Rep. Amer. San José, junio de 1949. Oh. él era muy amigo mío. Qué timbre más grato! cuántas veces he oído y hasta articulado esta sentencia tan sencilla y de tan deleitoso tenor.
Sin duda, los sentimientos nos engañan a veces, velándonos la mente. La amistad gana o pierde en intensidad y potencia, pero no se desvanece. Por ello, mientras vivimos, él es amigo, o no lo es. No lo era: pues hubiera sido simulador y desleal, interesado en algún sentido, y eso tanto peor cuanto mejor hubiera fingido ser amigo. Aun cuando los amigos se pierden de vista para más nunca volver a verse, la misteriosa atracción mutua, esta suprema simpatía, patente o latente, sigue su hilo invisible, franqueando, junto con ellos, el último u mbral. Sí. abusamos, indulgentemente, de los epítetos amigo y amistad. Si en su lu.
gar usáramos los calificados: compañero. conocido y relación. etcétera, no nos sentiríamos tan a menudo tan engañados o burlados de nuestros sentimientos más puros. Ni esperaríamos las disciplinas instintivas, que la idea de la amistad implica. El roce sería meros áspero, menos grave sería nuestro rencor, y el perdón, que suele borrar las nubes de la tempestad, estaría siempre listo a prestar su escoba. En un ambiente más ameno, la vida sería más apacible, y una placentera amplitud anímica vigorizaría la voluntad de ver y conocer, en una culpa o en un desliz del prójimo, una misma falta nuestra.
Por una coincidencia en la charla, sacamos del desván de nuestra recordancia un remoto caso más o menos apropiado y, sea por inclinación a la cortesía, por el humor momentáneo u otra razón, lo ensalzamos y lo embelleCon esta acreditada Agencia obtiene Ud. la suscrición al Repertorio Americano: The Moore Cottrell Susbcription Agencies Incorporated North Cohocton, New York Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica