REPERTORIO AMERICANO 183 Presencia del Puerto Percy, Yolinka, Marina Te veré sonreír a mi lado.
Ven, Yolinka. Los dos beberemos Una copa de ron bien amargo Por tu abuelo marino; por esa Por César ANDRADE COELLO Región tuya de bosques y lagos. En el Rep. Amer. Envío del autor, Por el ámbar de otoño y el río Con veleros menudos y blancos; en Cuenca, Ecuador. Por tus crenchas de miel; por tus ojos Donde se unen las aguas rompientes PERCY, BEBEDORA DE AUSENCIAS Con la antártica noche de tu isla Hablemos, amigos, de Percy Baltimore. Juan Florit. el metal de la luz estelar; Por los barcos que siempre zozobran; Bebedora de ausencias, enferma de distancias, Por tus rojos copihues silvestres, Loca de lejanía, cansancio y desamor, Por tus lagos que al cielo bostezan, Con proa hacia el silencio y en la noche sin bordes Por el jade, el bambú y las palmeras Fuiste a morar un témpano con Percy Baltimore.
Que hacen tribu a la orilla del mar.
Como ella, trae tu nombre bandera de señales, Beberemos, Yolinka, Canción de marineros y un buen trago de gin; Por tu playa con flores de espuma; Seis sílabas, seis pipas, seis vasos, seis fanales, Por el lobo de mar que al oído Cofa alta de gaviotas y un salto de delfín.
Te dejó sus canciones de bruma.
Bebedora de ausencias, cuando bordan tu nombre ¿Que no vienes, Yolinka. Que callas?
Las medusas que trenzan su ballet umbelar. Que te ocultas y quieres llorar?
Yo levanto mi copa de paisajes, y brindo ¿Que tu voz se apagó. Que tu risa Por tus ojos que siempre se escapaban al mar.
Ya no trae cristal. Que no llevas Las olas que se quiebran en tu sangre conozco. Como entonces tus botas de goma, conozco las cartas que jugaba tu amor, Ni las trenzas doradas al hombro, Por eso mi palabra te ha de sonar a toque Ni en tus ojos la lumbre del mar?
De leva, en el letargo que rompe el trovador.
Ven, Yolinka. La vida es amarga Bebedora de ausencias, torciste el cuello al cisne Como el ron que te ofrezco; y salobre de la luna hiciste una copa de ron; Como el agua del mar. Ven, Yolinka, Empero hace ya tiempo cazabas la libélula Bebe el ron. empecemos a hablar.
De la cola celeste y oías mi canción.
Mi ciudad empinaba sus torres para verte Llegar como las lluvias o el buen tiempo frutal; MARINA, PAISAJE DE MAR cuando te marchabas, las resinas del bosque Marina, paisaje de mar.
Lloraban su redonda lágrima vegetal.
Te has comprado cabellos de viento Una hebra no eres ya de luna; y sin embargo una risa de espuma y coral.
Por ti alzan los gomeros su bálsamo en Abril, de todos los frascos de color del paisaje Marina, Paisaje de mar.
Se escapan dos torrentes de esmeralda y añil.
Un velero ha fondeado en tus ojos Mataste la montaña, y en un palacio de algas Balanceando en tu risa de sal.
Habitas tu neumática colina de coral, sólo a veces flotas, bebedora de ausencias, Marina, Paisaje de mar.
Para cambiar de sitio tu tienda de cristal.
En la verde montaña de la ola Por eso, cuando bordan tu nombre en alta noche Eres la hembra del sol tropical.
Las medusas que trenzan su ballet umbelar, Yo levanto mi copa de paisajes y brindo Marina, paisaje de mar.
Por tus ojos que siempre se escapaban al mar!
Es tu risa de espuma una risa Hecha toda de menta y cristal.
YOLINKA, NINA DE GOMA Ven, Yolinka, pequeña y bonita.
Donde siempre zozobren los barcos.
Marina, paisaje de mar.
He de verte llegar sin asombro una historia que tenga copihues, Se me enreda tu nombre en el humo De los barcos que vienen y van.
Con tu aroma de niña salvaje, unos lagos que al cielo bostezan, Con tus botas de goma en la lluvia unos cerros de fino cobalto.
Marina, paisaje de mar. las trenzas doradas al hombro.
Ven, Yolinka, ven cuéntame un cuento Tienes yodo en el vaho; y eres una Ven, Yolinka, pequeña y bonita.
Del Tirol, en que tengas tu casa Ondulante palmera sensual.
Tu cabello es de miel; y en tus ojos Hecha toda en el tronco de un árbol.
Se confunden las aguas rompientes Marina, paisaje de mar. hazme un cuento oriental: un relato Con la antártica noche de tu isla Del Japón, con cerezos floridos, Aguamalas diz que hay en tus besos el metal de la luz estelar.
que echan llagas en donde los das.
Con jarrones de jade, Ven, Yolinka, pequeña y bonita.
Con bambúes en torno, y palmeras Marina, paisaje de mar.
Te veré sonreír cuando me hables Que hagan tribu a la orilla del mar.
Al tocar tus cabellos de viento De tu playa con flores de espuma, Ven, Yolinka. Hablaremos. Yo naufrago en tu risa de sall del lobo de mar que al oído Te dejó sus canciones de bruma.
VELERITO FAREWELL Ven, Yolinka. Ven cuéntame un cuento De tu Chile del Sur: de tu bella Has partido. En el mar, un velerito.
Población de casitas menudas En la espuma que fuera un abanico, Con jardines donde hay madreselvas; Yo te miré partir junto a las olas mansas De sus calles alegres que escoltan a los vientos que azulan sus locas cabelleras.
Arbolillos de breve silueta, Has partido hacia el hijo, hacia la hora rubia, De su plaza rodeada de tilos, en la playa, desnudo, yo toco tu nostalgia De su brisa y su luna coqueta.
Con mis manos de niebla que mastican la arena, Ven, Yolinka, ven cuéntame un cuento Partiste exactamente a la hora en que los nidos En que me hables de bosques que sueñan Encienden su ángel de oro, y un párpado de luna Bajo el ámbar de otoño; de un río Se mece entre los cuernos del caracol oscuro, De aguas verdes, muy verdes, que cruzan Adiós, tú. Adiós siempre, estrella minuciosa, Raudamente los blancos veleros: El viento es una lacia paloma sollozante hazme un cuento con mar y con bruma Que cae como un pañuelo. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica