271 a una ligros y superar los riesgos en servicio de una idea. Por esto, hacia el final de las andanzas, viéndose protegido por la duquesa, se atreve a decirle: De grandes señoras grandes mercedes se esperan; ésta que la vuestra merced hoy me ha hecho no puede pagarse con menos sino es con desear verme armado caballero andante para ocuparme todos los días de mi vida en servir a tan alta señora. Ahí es nada! Sancho, buen discípulo de tan gran maestro como lo era don Quijote, sabe que todo caballero ha de tener una dama, y él, sin empacho alguno, con naturalidad, elige a una duquesa de verdad no princesa de mentirijillas, como su amo hiciera ignorando que, si éste sabía engañarse magníficamente, él iba engañado con la elección desde el primer minuto, pues lo ducal estaba moralmente aquí por bajo de lo villano.
Ello no importa en nuestra estimación, tan justificada que Unamuno, entusiasmado con el escudero, afirma que un día Sancho, caballero en Rocinante, habrá de resucitar y embrazar el lanzón, personalizando a don Quijote en el mundo. No va don Miguel un poco lejos en su profecía? Porque al sensato Sancho le faltaría siempre ¡ay! la divina locura.
RUPERTORIO AMERICANO El caballero Sancho Panza Por Luis SANTULLANO (En El Nacional de México, Octubre de 1947. Así como la figura física de Sancho Pan cas asirse de las barbas y darse tales puñadas za crece en estatura cuando le llamamos San.
que, si don Quijote no los pusiera en paz, cho Zancas, de análogo modo su figura mo se hicieran pedazos. Decía Sancho asido con ral se eleva a medida que vamos conociendo el cabrero. Déjeme vuestra merced, señor el temperamento, carácter y reacciones del es Caballero de la Triste Figura, que en este cudero famoso.
que es villano como yo y no está armado No insistimos en recordar la distracción caballero, bien puedo a mi salvo satisfacerdel autor cuando nos presenta a Sancho con me del agravio que me ha hecho, peleando la espada al cinto, sin razón, o nos le ofrece con él mano a mano como hombre honrainerme, sin causa. Con espada y sin espada do. Esto es, limpiamente, puño a puño, Sancho, a pesar de su rusticidad, tenía ma afirmando cada cual su fuerza según el don dera de caballero, y vamos a verlo sin dificul de la naturaleza y la habilidad personal, sin tad alguna, con sólo traer aquí varios textos acudir a otras armas, ni siquiera al nudoso de cervantes, para regalo del lector.
garrote que, en otras circunstancias, habría Poseía, desde luego, Sancho la cualidad sido útil a Sancho.
más necesaria al caballero, a saber, la valen Vemos; pues, que el escudero es valiente cía. Sin duda la suya era diferente de la de a su modo, distinto este modo del de su amo; don Quijote, entusiasta deportista del valor, pero suficiente para las ocasiones posibles y según dice Madariaga con otras palabras. San aún, para la profesión caballeresca, ello en cho era valiente y sosegado en una pieza. la autorizada opinión del mismo don QuiAbundan en el libro las páginas que lo prue jote. De ahí el orgullo de Sancho que, si ban: yo de mío soy pacífico y enemigo de bien mantenido dentro de los límites escumeterme en ruidos ni pendencias. mi vo deriles, supone cierta simpática presunción: luntad. es de vivir pacíficamente los días sé decir que, si se usa en la caballería escri que los cielos me dieron de vida. no pien bir hazañas de escudero, que no pienso que so granjear fama de valiente. Pero ¡cuida se han de quedar las mías entre renglones.
do! No nos extraviemos; pacifismo en este Desde luego, a Sancho le atraía, a pesar de su caso dista mucho de ser cobardía, según nos humildad, el aliciente de la fama hasta un dirá también él mismo: Bien es verdad que extremo censurable: desnudo nací, desnudo en lo que tocare a defender mi persona no me hallo, ni pierdo, ni gano; aunque por tendré mucha cuenta con esas leyes (las de verme puesto en libros y andar por ese munla caballería andante. pues las divinas y hu do de mano en mano, no se me da un higo manas permiten que cada uno se defienda de que digan de mí todo lo que quisieran. No quien quisiera agraviarle. Ya vamos enten tanto, Sancho; no tanto! Bien está la aspidiendo la posición de Sancho. Su doctrina es ración a la gloria legítima, pero no debe conclara y perfectamente aceptable por las perfundirse ésta con la gloriola y sus bajezas.
sonas sensatas. Sancho la pone en práctica Sancho padecía algún contagio de su señor más de una vez o muestra decisión de ha por el lado de la celebridad y, al advertir cerlo; así cuando el escudero del fingido ca que estaba ya en las letras de molde de Aveballero de los Espejos pretende llevar adelan llaneda, se sintió embriagado hasta el punto te la broma de que peleen los dos en frío y de desbarrar.
porque sí: Contra ese corte yo sé otro que Disculpémosle ese escape de la ambición, no le va en zaga: cogeré yo un garrote, y teniendo en cuenta la buena opinión que se antes de que vuestra merced llegue a desper había ganado en el ánimo de don Quijote, tarme la cólera, haré yo dormir a garrota tan halagadora para Sancho, a pesar de las zos de tal suerte la suya que no despierte si varias alternativas y encontrados humores del no fuera en el otro mundo, en el cual se sa hidalgo, que ya en la primera salida hay un be que no soy yo hombre que me dejo ma anuncio de armarle caballero (I, cap. nosear el rostro de nadie. Esta valerosa de no era una broma aquello, pues más tarde, cisión no le impidió a nuestro buen Sancho cuando la pelea en la venta para defender Sanentregarse al miedo al ver las mayúsculas y cho la posesión de la discutida albarda, eshorribles narices falsas del otro escudero. Pe taba don Quijote delante con mucho conro su actitud primera era enérgica a satisfac tento de ver cuán bien se defendía y ofendía ción.
su escudero, y túvolo de allí adelante por Más satisfactoria aún y laudable lo es en hombre de pro, y propuso en su corazón de otras ocasiones, al reaccionar Sancho violen armarlo caballero en la primera ocasión que tamente ante la ofensa que hacen a su amo. se le ofreciese, por parecerle que sería en él Tal sucedió en el episodio de Cardenio y bien empleada la Orden de la caballería. NaD. Quijote, cuando, acometido aquél de su turalmente a Sancho, que distaba de ser tonlocura, alzó un guijarro que halló junto a to no le cayó en saco roto aquella buena dissí y dio con él en los pechos tal golpe a posición de su amo y señor. Por eso, cuando Quijote que le hizo caer de espaldas. San vuelve a la aldea, después de esta primera cho Panza que de tal modo vió parar a su salida suya, y segunda de don Quijote, le señor, arremetió al loco con el puño cerra dice a su mujer Teresa Panza: Sólo te sabré do. Qué tal. Bravo, Sancho amigo! decir así de paso, que no hay cosa más guseso que tu noble y valiente gesto se te volvió tosa en el mundo que ser un hombre honcontrario, ya que el Roto, Cardenio, supo re rado escudero de un caballero andante busplicar con tal acierto y fuerza que llevaste cador de aventuras. es linda cosa esperar las de perder, quedando bien aporreado. ra los sucesos atravesando montes, escudriñando bioso. Por eso Sancho vuelva seguidamente selvas, pisando peñas, visitando castillos.
su coraje en el cabrero, culpable del mala Sancho había picado; tenía ya dentro la venturado suceso, y fue el fin de las répli comezón del andar y ver, de afrontar los peSalmo a Walt Disney (En el Rep. Amer. Tú eres Walt Disney, tú lo eres, con el nombre totalmente tuyo.
Contigo evas la paz.
El mundo se dilata contigo.
La pequeña y candida zoologia habla y piensa, goza y siente.
Las querellas de la biología sc abren, de color y líneas, a la vida.
Walt, tú eres el torbellino capaz de sublimarnos.
Todos te llevan por las gargantas y por las frentes.
Todos te acarician por los ojos.
Todos te besan por el arte.
Todos son, en ti, círculos de la paz.
Eres olímpico y bendecido.
Alma de medida igual para los astros.
Metro clarividente para los hombres.
Tú eres, Walt Disney, el creador.
La imagen animal se divierte por la mortalidad azul de un difumino.
En ti hablan, como en Dios, las flores.
En ti juega al corro la natura.
En ti, el bosque, vestido es de novio, y los ciervos huidizos y los viejos molinos.
Cuando seamos, yo y todos los yo, pequeña zoología del mundo sideral tú serás quien muevas la fábula alegre de los astros infantiles.
En ti, serán de acuarelas los sueños.
En ti, se fijarán los críticos astrales para saber si fuiste amigo o maestro de los rudos pintores de Altamira.
Se sentirá, por ti, la algazara de vernos trastornados en bellas bestiecillas.
En ti, eterno Walt, dejaré mi nombre para un dibujado acontecer.
Por ti seremos todos un bello concilio.
Por ti, de ti, en ti, somos la paz.
Porque tu nombre es tuyo y lo tienes en tu vida, Walt Disney.
Psalmo a ti, el creador. GUTIERREZ de la FUENTE.
Sevilla, España, setiembre 1948. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica